Botella típica del Marco con etiquetado muy sencillo de fondo blanco. Cierre cabezudo de corcho aglomerado usual en los vinos jerezanos.

Visual: amarillo dorado pálido, limpio, brillante y con buena y fina lágrima de rápida caída.

Nariz: muy frío, de intensidad discreta, pero a una temperatura fresca, de muy buena intensidad; fruta blanca de hueso, pera de agua, velo de flor elegante y no excesivo, ahumados notables, frutos secos tostados (almendras y avellanas), aldehídos suaves, flores blancas marchitas, maderas de bota vieja y corteza de naranja y mandarina. Buena complejidad pero con frescura y fruta todavía en nariz (indicativo que 2 años de crianza en otros vinos sería mucho, pero en Jerez es muy poco tiempo).

Boca: ataque muy seco pero fresco y sabroso, rico, sápido, de media densidad y volumen, bien de estructura y cuerpo para un fino, curiosamente tiene una acidez razonable para lo que es un vino generoso y, sorprendentemente (al menos mi botella), tiene aún fruta blanca en el paso por boca. Es un generoso de buena longitud, muy sápido en su final con notas a fruta blanca y frutos secos y, dentro de lo que es la crianza en el sistema de criaderas y soleras, lo veo joven y muy fresco pero no exento de un buen punto de complejidad.

Fino ideal para estos días de calor. Extremadamente polivalente: aperitivos variados, frutos secos, snacks, arroces suaves, pastas, pizzas, pescados, mariscos, copa entre horas o de aperitivo,...

Me ha encantado. Me parece un excelente fino "básico de calidad" para su PVP (de unos 9€).

Este peque esta muy bien, es puro placer para disfrutar sin descanso. Aromas de crianza oxidativa, ahumados punzante y muy seco, con persistencia y elegancia. No tiene la complejidad del La Panesa en nariz ni su estructura en boca pero es un perfecto ejemplo de lo que puede dar Jerez por poco más de siete euros. Una ganga. Inigualable para el resto.