Alma fashion más que mística.

Bárbara presentación cargada de intenciones. Botella azul estilizada y etiqueta eléctrica. Sin embargo el corcho es natural, raro por su packaging, pero que seguro agradecen unos cuantos.

De color pálido, amarillo limón, con algún que otro destello ocre, limpio y brillante.

Aroma a racimo de uva , flor blanca como el azahar y limones frescos aún en rama, todo a un nivel de intensidad inferior a lo que se espera, ofrece también una peras limoneras verdosas y sorprende cierto fondo especiado.

En boca es refrescante, alimonado, auvado, le sucede lo mismo que en nariz, que no es muy dulce, cosa que lo convierte en ligero, frugal, muy fácil salvo por esa amargura final que lo hace persistente, de correcta acidez.

Muy cool. Diseñado para terrazas chic de verano. Parece un auténtico reclamo. Diseño o concepto que responde perfecto al vino en si.
Lo concibo pues para aperitivo o para tomarlo solo, un arroz de marisco se lo come. Si la bodega hace una buena promoción tipo a las que se ven de cervezas (palabras mayores en el mundo del marketing), puede colocarlo.

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