Restaurante Villaplana en Valencia
Restaurante Villaplana
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
12,36 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
14 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.3
Comida COMIDA
5.3
Precio medio entorno ENTORNO
5.9
RCP CALIDAD-PRECIO
7.2
embutido
puntilla
gasto
barra
carta
cremaet
Opiniones de Villaplana
OPINIONES
7

Local ya descrito y que repunta con el boom del esmorzar pues estaba lleno en la terraza y en el interior. Llegamos en el momento justo: mesa de terraza que se vacía, y allí nos sentamos los tres para disfrutar de este veranillo de San Miguel.

Carta de almuerzos impresa plastificada que incluye dos tamaños (6-7€) y los especiales (9€) llamados Premium en tamaño siempre grande que viene a ser un poco más de media barra de cuarto. Entre los primeros el clasicismo de los almuerzos (tortillas, lomo, sobrasada...); entre los segundos las carnes principalmente. Hay muchos suplementos por añadir ingredientes (huevo, habas..) o licores al café (carajillo, cremaet...).

¿El pan? Pues correcto sin pasarse: cocción correcta (crujiente medio), miga ajustada y en algunos casos servido a modo de doble tostada (abierto en canal) lo que dificulta el comer sin que se vacíe por abajo.

¿El "gasto"? Pues como se hace cada vez más común: ración pequeña y única por mesa (aunque haya cuatro o un comensal) de unos cacahuetes con corteza básicos y unas aceitunas también básicas y algún encurtido. Para beber coincidimos todos en tinto de verano que fueron bien preparados.

La comanda:

. puntilla frita con y sin ajoaceite x 2 más un extra de ajos tiernos: buen relleno y necesaria la salsa para que el pan no quede seco.  Bien la fritura.

. tres colores: longaniza, morcilla y chorizo con habas y que suplementé con huevo frito y ajoaceite. De muy buena calidad el embutido que me comentaron que era de Navarrés, perfectamente pasado por el fuego y con unas buenas habas muy calientes. Muy recomendable.

No pueden faltar para un final feliz los correspondientes cremaets que estuvieron correctos; no hubo tiempo de repetir. No pagué yo.

Viendo que en Verema hay un Villaplana en Navarrés, me hace suponer que tienen algo que ver los dos locales. A la próxima preguntaré.

  • embutido

    embutido

  • puntilla

    puntilla

  • gasto

    gasto

  • barra

    barra

  • carta

    carta

  • cremaet

    cremaet

Así reza el nuevo logo que tras un nuevo cambio, que parece esta vez que apunta algo mejor. En camino de regreso de la mascletá hace que, en algún momento, apetezca repetir lo vivido en años pasados.

La verdad es que con poca gente para lo que ha sido el local, con unas pocas mesas en la acera que dan opción soleada al exterior. Se trata de un local de tapeo, bien de aperitivo, bien para comer. Ahora con bastante competencia cercana de locales con mesas en el exterior y muchas opciones de menú; pero de tapeo tradicional de bar de barrio, sigue teniendo más opciones (hasta 30 diferentes) en una carta plastificada que sorprende que esté titulada como "carta de fallas". No será muy diferente la carta de diario.

No se plantea opciones de vinos por copas (salvo petición expresa) y es una pena. Para beber un Martini blanco traido servido desde cocina con bastante hielo y poco líquido, una agua Lanjarón de medio litro en envase de plástico y una bien tirada clarita de limón.

Para comer y compartiendo para dos:

. morro: irregular de comer, algunos más tostados, otros blandos, un poco faltos de sal.

. fritura variada en ración ajustada que incluye algunos calamares rebozados, boquerones, gambitas y puntilla: aceptable de rebozado y de fritura.

. calamar plancha con ajos tiernos (y unas agradables habitas no previstas): calamar muy troceado, lo que hace pensar que más que una buena pieza de calamar sean pequeños y troceados. Bien de sabor, con su tinta.

. sartén con huevos fritos y chorizo: fritos sin pasarse para poder romper y mezclar; chorizos en buen punto de fritura y con patatas recien hechas. Lo mejor.

Ningún complemento final más, con un pequeño rato de sol que invita ya a protegerse.

Nos llevó la nostalgia y salimos con la realidad presente. Puede que haga casi 20 años desde nuestra última visita. Recuerdo aquellas colas. Al principio salía el camarero al cargo para dar paso, luego acabo con el turnomatic.

La historia hoy es bien distinta. Puede que esté la duda de que nosotros tampoco seamos los mismos, pero diría que no, que el bajón es evidente. De hecho, ya no acaban de llenar pese a ser sábado noche. Sería mejor decir que ya no revientan, porque marcheta hubo.

La carta es extensa. Desde tapas, montaditos, bocadillos, sandwiches, etc. hasta un surtido de croquetas que se han sumado respecto a entonces por la fiebre que hay con éstas.

En cuanto a vinos, pocas referencias y pienso que suficientes, que se exponen de manera original en la etiqueta de una botella de vino vacía con la que cuenta cada mesa. Algún que otro tachón como fin de existencia, pero la idea es buena. De vinos por copas tienen unos cuatro o cinco indicados en una pizarra en la barra. Me trajeron un Azabache riojano ya servido (demasiado común esto) en buena copa, eso si.

El servicio es rápido, porque calentar así lo hace, y todo al centro fue lo siguiente:

- Ensaladilla rusa. Discreta. Sobraba toda esa cama de lechuga.

- Puntillas. Aceitosas y algunas con la barqueta.

- Chipirones plancha. Poco sabor. Ni la salsa Mery contribuyó.

- Chuletas de la huerta. Bueno pues, unas medias patatas asadas con su alioli y pimentón. Nada especial pero bien, huyen así de las habituales bravas.

- Croquetas de pollo y jamón (2 u.). Lo mejor. Notándose ambos ingredientes.

- Croquetas de chipirón con ajitos tiernos (2 u.). Ni rastro de los ajitos. No se notó ningún tropezón. Flojas.

- Brownie casero. Se pidió para mi hijo y no me gustó la esquina que probé.

Café con leche y cortado para nosotros que completan la cuenta junto a unos refrescos en el capítulo bebida.

Las ofertas hoy en día son tan numerosas y buenas, que es difícil que por motu propio aparezca de nuevo por el que durante muchísimas cenas de novios con amigos fue nuestro punto de partida a la fiesta nocturna.

Tras la mascletá, todo lo cercano está lleno, así que hay que alejarse del centro y como además no hace sol, hay que olvidarse de la terraza, así que a un lugar seguro para tapear.

Una botella de Infinitus Gewürztraminer menos dulce de lo habitual en esta uva. Bien servido, con enfriador. Pan poco interesante; aceite Troya

Para comer, dos a compartir:

. montadito de morcilla ibérica, queso, cebolla caramelizada

. montadito de manzana, foie y jamón de pato

. pescaditos fritos (boquerones)

. sepia con picadito de ajo y perejil . puntilla rebozada

. chipirones

Buenas raciones para dos, bien hechos. Cumplió. Sin postres ni cafés.

Local ya comentado. Nuevo camarero y más despistado, quizás pensando en el gimnasio y no en el servicio: platos que golpean la mesa, servido todo por el centro, cubiertos puestos al revés... Estarái de becario.
Algunas mesas de fumadores en la terraza cubierta de la acera y pocas en el interior del local. Mantel de papel y copas del super.

Cena de tapas para 4 más pensando en picoteo que en cenar: una cerveza sin (trajeron primero con)+ fanta de limon para clarita, y los demás directos al vino: Tarima Hill 2011 una monastrell muy agradable excepto en la etiqueta inglesa. Abierta sin mostrar, dado a probar y autoservicio.

Un zarajo, bien servido pero algo seco.
Un pincho moruno prescindible.
Unos muy buenos boquerones tanto por el tamaño, rebozado y frito servidos sin nada de aceite (lo mejor).
Chipirones a la plancha con salsa verde (ajo, perejil y aceite). Huevas de sepia unas pequeñas y otras cortadas, bien de plancha y algo sosas.
Dos croquetas de morcilla que o se habian equivocado de croqueta (patata y jamon) o se habian olvidado de la morcilla.

Rematamos con dos postres al centro: flan de café bueno aunque sobra el pegote de chantilly.
Profiteroles con chocolate servidos en copa: básicos.
Ninguna opción de extras.

Muy destacable carta de tapas, pero hay que acertar.

Cena para cuatro buscando una cena de tapas, rápida para seguir en los dias de fallas. A pesar de ser un local con buena materia prima hay poca gente, aunque es pronto. Decidimos cenar dentro. El servicio no es la sonrisa de Disneyworld precisamente, pero hemos venido a cenar.

Cuatro cañas de entrada para empezar y una botella de Angosto blanco 2013, nueva cosecha y sigue bien. No hubo agua, ni aperitivo ni chupitos ni cafés. Una de pan aceptable.

Platos al centro: tellinas, de tamaño pequeño pero bastante jugosas y carnosas, con aceite y limón. Buena ración.
Dos croquetas de chipirones con ajetes, de gran tamaño, bien fritas aunque algo pobres de sabor. Otras dos croquetas de bacalao salado que no habíamos pedido pues habiamos pedido las croquetas de boletus y foie más aceptables que las anteriores. Al final no nos cobraron las de bacalao. Son muchas las opciones de croquetas, todas de gran tamaño, pero no tanto de sabor.
Una tosta de lomo con cebolla caramelizada, buena cebolla y buen punto de lomo. Tamaño que permite compartirla.
Una ración de boqueron frito, buen pescado, bien frito, buena ración.
Una ración de puntillas bien fritas, tamaño y rebozado bueno. Gustó para repetir ración.

Un lugar que merece la pena para una cena de tapas. La carta de vinos consiste en una botella en la mesa con una etiqueta que permite leer los vinos disponibles. Curioso.

Sorprende que un clásico de tapas que antes de la crisis hacía más de un turno para comer y cenar y donde no reservabas porque no se comprometía por la afluencia de gente, no esté ya reseñado en Verema.
Actualmente las pocas mesas de la terraza están llenas, pero los varios comedores del interior están casi vacios del todo. Jueves para cenar y cerca de zona de copas.
Mesas con mantel de papel, cubiertos y copas básicos. Servicio de camareros que han sobrevivido y con muchos trienios a cuestas pero aunque su columna se arquea, persiste su saber solucionar despistes.

Cuatro para cenar con un par de dobles cervezas de barril de buen tamaño y 2 de agua mineral. carta de vinos con vinos de precio medio bajo con más presencia de locales (como debe de ser) y a falta de uno (como mínimo) que se elige (¿por qué se acierta tanto en las faltas?) aceptamos la recomendación. un bobal llamado Finca Alvarez que en realidad es Alvarez Nölting y que gustó. Precio con IVA de 11€ cuando de costo anda por 4.
La carta de comidas incluye bastantes opciones de tapas, platos para compartir y montaditos. Más que suficientes posibilidades.

Al centro: boqueron frito un poco pasados de tiempo de fuego y calidad media. Puntilla muy tostada y de tamaños muy irregulares aunque bien de sabor. Clochinas (¡ya inicia la temporada!) demasiado pequeñas y algo insulsas. Calamares rebozados que no era un calamar fileteado y rebozado, sino las consabidas anillas preparadas para freir.
Bandeja de verduras plancha, en muy buena ración y bien de plancha (alguna verdura se pasó de plancha), pero en general muy aceptable y muy variada.
Lo mejor, pese al olvido y que hubo que reclamar, 4 montaditos de solomillo de ibérico con foie, pasas y reduccion de PX. Muy buenos.

No hubo postres. Un café.
¿Varios? Supongo que es el pan y cubiertos de 8€+ IVA.

La sensación final es que el sitio de tapas se mantiene, aunque está en decadencia

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar