A pocos metros de El Frenazo, en la c/ Pelayo, está este otro restaurante típicamente chino, más amplio y más auténtico.
Local de grandes dimensiones, con un comedor interior y clientela oriental en su inmensa mayoría. Observación importante.
Cena para cinco personas: en una mesa circular con plataforma giratoria pedimos
- Sopa agripicante: buena. Muy caliente y espesa.
- Verdura salteada de nombre impronunciable, que aparecía al final de la carta en una fotografía. Me recordaba a las acelgas, pero más fina. Estupenda.
- Tallarines con gambas y salsa. Muy bien.
- Arroz especial.
- Pato con fécula y salsa agridulce. Excelente textura, sabroso y tierno.
Comimos con palillos, y pedimos cervezas chinas y una botella de Marqués de Cáceres blanco (2012), servido en copitas ridículas.
Servicio paciente y atento, ya que estuvimos un buen rato para decidir los platos del centenar largo que había en la carta.
Los comensales vecinos, orientales, bebían y pedían sin parar botellas de Marqués de Cáceres tinto.
Sin duda se trata de un restaurante chino auténtico, con platos curiosos para mí como intestinos de cerdo, ancas de rana, tendón de ternera, lenguas de pato, gran cantidad de arroces, pastas, sopas, pescados, cangrejos y carnes.
Para volver una y otra vez e ir degustando estas curiosidades.
Buen ambiente y buena cocina.