Cena de sábado para seis personas. El local es bonito y moderno, aunque en mi opinión demasiado oscuro y como mucho al treinta por ciento de ocupación. Supongo que el restaurante estará muy enfocado a las comidas de negocios de los ejecutivos de las cercanas cuatro torres, lo que hace que por la noche sea un poco frío. Por la noche me parece más adecuado para una cena con amigos que para una cena romántica en pareja, salvo que tu pareja sea un loco/a de la carne.
Comenzamos con unos entrantes para compartir, una buenísima cecina de León, un par de raciones de una correcta parrillada de verduras y otras dos del tomate aliñado, sorprendentemente con huevo frito, que gustaron mucho.
Pero realmente aquí se viene por la carne. Por recomendación del cocinero optamos por dos chuletones de vaca rubia gallega, creo que con 60 días de maduración, con un punto perfecto de preparación y que fueron un auténtico espectáculo, bien pagado, eso sí.
En cuanto a la bebida, no tuve ocasión de ver la carta de vinos, ya que al permitir el descorche llevamos unas botellas de Finca Dofí 2004 que fueron la pareja ideal de la carne. Lo siento, pero no recuerdo el precio del descorche, tan solo que lo comentamos expresamente al hacer la reserva. La puntuación del servicio del vino la hago en atención a permitir el descorche, desconozco como sería en otro caso, así como la carta de vinos.
En mi opinión es uno de los mejores restaurantes de Madrid en cuanto a la calidad de la carne, pero claro a un precio severo.
En el entorno de las torres del Pº de la Castellana han abierto este nuevo local que trata de acercar directamente la carnicería (Raza Nostra) al comensal. Es un restaurante de decoración elegante, que tiene a la vista la cámara de maduración de las carnes y la propia cocina, de forma que puedes ver cómo se hace el corte de la pieza, antes que pase al horno para sellar la carne y terminar en la brasa.
Evidentemente se viene a comer carne de vacuno en sus diversos cortes, pero la carta está complementada con algunas sugerencias de cordero y cerdo ibérico, e incluso ofrecen alguna selección de pescado del día. Los entrantes giran también en torno a la carne (ofrecen una selección de butifarras, chistorra y chacinas), con algunas sugerencias para compartir para los disidentes.
Comida para 6, el núcleo duro sugirió los siguientes entrantes:
*Steak Tartar (21 €). Cortado a mano delante del comensal y preparado al gusto. Espectacular.
*Tarta tatin de boletus y cebollitas (17,50 €). Muy rica y jugosa
*Burrata con tomate asado y hojas verdes (17 €). Muy cremosa y con sabor
Y las menos carnivoras:
*Tomate Aliñado (11 €). Con aliño tradicional, anchoa o caprese. Prescindible, y más a ese precio
*Espárragos y flores de calabacín en tempura (14,50 €). La verdura muy tierna y la tempura fina y agradable.
Como principales, salvo un voto particular que optó por chuletitas de cordero, el resto cumplimos con el motivo por el que fuimos, que era a comer buena carne. Y doy fe que así fue, muy jugosa, con mucho sabor, y muy bien preparada.
Pedimos 2 piezas de casi 2 Kg cada una, un chuletón de vaca vieja alemana (de raza Fleckvieh-Simmental) a 41 € / Kg y otro de buey de Ávila, que les acababa de llegar, a 65 € / Kg. En la carta también tenían chuletones de de vaca de raza Rubia Gallega 51 € / Kg y de buey de raza Parda Alpina a 75 € / Kg. Estaban los dos excelentes, aunque en el caso del buey que nos sacaron, no estaba justificada la diferencia de precio, en mi opinión no compensó. Lo sirven trinchado en una tabla con sal volcánica para darle sabor a ahumado y flor de sal, acompañado de patatas fritas y cebolletas a la brasa, y una ensalada de canónigos y hojas verdes.
El núcleo duro se quedó con algo de hambre (uno de los chuletones salió con bastante desperdicio) y nos trajeron un excelente entrecot de la vaca alemana de algo más de medio Kilo, que es otra cosa, pero la carne estaba muy tierna y sabrosa (44 € / Kg).
El servicio muy correcto y atento. El único pero, teniendo en cuenta que era en un servicio de comidas en el que el restaurante estaba lleno, es que trajeron el acompañamiento de los chuletones cuando ya llevabamos comido la mitad.
La carta de vinos es más bien corta, pero en mi opinión bien distribuida, centrada en tintos nacionales, a precios no excesivamente subidos. Al parecer están asesorados por Lavinia y la sumiller es una chica joven muy cercana y didáctica, que nos atendió correctamente. Los entrantes los acompañamos con “Vallegarcía 2007” (27 €) y “Finca Sandoval 2008” (28 €), que pese a estar hechos ambos con Syrah, no tienen nada que ver, gustaron mucho ambos al resto de comensales (solos los conocía yo). La carne la regamos con una Sangoviese (Argiano, Rosso di Montalcino) francamente rica y muy disfrutable con comida, por solo 20 €. Por sugerencia de la sumiller, culminamos con un vino de Madrid que no conocíamos nadie, que a mí me agradó bastante: El Rincón (24 €).
Yo particularmente no pude con los postres, por lo que no puedo opinar al respecto.
En definitiva, local interesante, en el que lógicamente la ubicación y toda la puesta en escena cotizan para incrementar la cuenta, desde luego no es un sitio barato, pero la calidad y la preparación de la carne es correcta, y creo que centrándonos en la carne, se paga razonablemente lo que se recibe. El precio indicado incluye cafés, cervezas del comienzo y los vinos señalados. Si evitas el buey y seleccionas bien los entrantes, te puedes mover en el entorno de los 50 €, que teniendo en cuenta sus comparables, es un precio justo, con el atractivo de que se trata de un concepto novedoso.