Restaurante Mijedo en Noja
Restaurante Mijedo
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
18,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
25 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.5
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
6.3
RCP CALIDAD-PRECIO
9.0
Opiniones de Mijedo
OPINIONES
6

Último día del año, visita a la villa de Noja y tras un paseo por la playa en una mañana soleada, aunque ciertamente fresca, nos acercamos a este restaurante.

Cuatro adultos y dos niños, tomamos primero unas cañas y unos verdejos, junto con unas rabas de calamar en la zona de la barra y nos animamos a pasar al comedor a comer un arroz con bogavante, en concreto solicitamos cantidad para cuatro comensales.

Vemos como sacan dos bogavantes vivos para elaborar el mismo, y fue presentado al centro de la mesa, ya en el comedor, con un aspecto entre meloso y caldoso.

Buena cantidad, muy buena proporción de bogavante respecto al arroz, y como suele ser habitual a medida que pasa el tiempo logra mejor conjunción y punto el arroz.

Nuestro propósito era no comer mucha cantidad, dado el día que se trata y que la cenaba iba a ser abundante, por tanto la comida se cierra con dos helados de tipo comercial y cuatro cafés.

En cuanto a la carta de vinos, pues típica de estos locales que se ubican en frente de la playa, habiendo tomado un albariño del año 2013 en concreto Torre de Moreira a 16 €. Copas de un buen nivel.

Precio final 146 €. Cada ración de arroz con bogavante a 21 €.

Comentario:

El entorno no ha cambiado respecto a las visitas anteriores, el responsable del local tiene interés en que el comensal quede contento y la materia prima que se maneja, no sólo por lo que comimos, sino también por lo que pudimos observar, es buena.

En nuestra parada obligatoria para comer en el transcurso de la ruta marinera por la costa cántabra oriental, nos decidimos por este restaurante ubicado en la playa de Noja, fieles a los consejos de los compañeros foreros y buscando esa cocina tradicional cántabra sin ninguna concesión a otras influencias.

Reservamos mesa por la mañana y como al parecer el restaurante estaba muy concurrido nos dieron mesa para las 15,45 h. 

Nada más llegar la sensación es un tanto extraña, ya que la primera impresión es de chiringuito playero con su terraza incluida (para más información ver comentario de G-M). No obstante, al preguntar por la reserva nos acompañaron a un comedor muy amplio, que parece habilitado para el verano, con techos altos, vigas de madera, lámparas de forja y paredes de piedra y ladrillo. Bonito, acogedor y rústico pero demasiada gente y por tanto demasiado ruido, algo inevitable un soleado sábado de julio.

Puesto que veníamos de picar algo en Santoña, únicamente pedimos un entrante y unos pescados para compartir. 
Mientras esperábamos nos trajeron una jarra de cerveza y un aperitivo detalle de la casa: tosta con una especie de puré con base de patata, atún y mahonesa con virutas de aceituna negra. Un detalle que para empezar entraba muy bien.
Y cuando llega la comida...
- Ventresca con anchoas (16 euros). A modo de gran tartar formado por una ventresca tremendamente tierna y jugosa, cebolla troceada muy fina similar a la caramelizada sin llegar a ese punto, exquisita, las típicas anchoas de la zona y una cobertura de pimiento asado fileteado de vicio. Todo ello servido en un gran plato, con pimentón espolvoreado y regado con buen aceite de oliva, desprendiendo un aroma que invitaba a comer y comer. 
- Parrillada de pescado para dos personas (32 euros). Servidos en una gran bandeja varios pescados de buen tamaño. Buena materia prima y buen punto de parrilla en general. 
- Serrano. De sabor suave, carne blanca, textura melosa y ligeramente graso. 
- Dentón. De carne más prieta y seca, sabor más marcado, resultó una grata sorpresa. 
- Lubina. Excelente grueso taco de lomo repleto de sabor. 
- Lenguado. Buena pieza con la que finalizamos la parrillada y que lograba el equilibrio de la misma. Apuesta segura.  
Pan servido en forma de dos panecillos de buen tamaño, poco cocidos, corteza de grosor medio, tierna, algo tirante y miga esponjosa. 
Queríamos probar la Tarta de la Abuela, pero sinceramente, tras semejante festín nos suponía una misión imposible, en otra ocasión...
Café correcto, quizás mejorable. 

Vajilla, cubertería y coperio correctos.
Mesas bien vestidas con manteles y servilletas en tonos granates y blancos.
Servicio amable, cercano y atento. 

En resumen, muy buena comida marinera tradicional elaborada con excelente materia prima, buena RCP y una curiosa moraleja: las apariencias engañan, la belleza está en el interior...

Vispera de nuestro encuentro Verema en Noja, decidí ir a cenar y conocer el rte. que nos había recomendado el sr. Alcalde de la localidad. Era una noche profundamente oscura y lluviosa, pero el GPS. nos llevó sin ningun problema. Accedimos al rte. sin poder visionar y definir como era su aspecto exterior. Amablemente Tino nos ubicó en el comedor, en el cual íbamos a celebrar nuestro feliz encuentro de veremeros, únicos ocupantes del mismo.
No describo el rte. pues el amigo Aurelio lo hecho muy bién.
Eramos dos personas y decidimos compartir todos los platos.
De entrantes : Croquetas de marisco(9,00), correctas. Berberechos a la gallega(10,00), abundante ración, muy limpios y estaban extraordinarios y la salsa, para tomarla con cuchara.
De plato fuerte Lenguado(26,60), extraordinario en calidad y tamaño, muy buén punto, para cortar con cuchillo, un poco sangrante la espina y que bravura.
Y dos postres de cierre, que fueron correctos. Ha pasado el tiempo y se me han olvidado, pero el que no quito de la cabeza es el magnífico lenguado. ¡Claro!, la cocinera es gallega, así nos lo dijo Tino y que además es su mujer.
La carta de vinos es corta dedicada casi en exclusiva a vinos tintos de Rioja, algún Ribera del Duero, algo de Rueda, Albariño y Ribero.
Acabada la cena el comentario era de que habíamos acertado hoy y mañana.
De bebida un Viña Costeira(13,00), acompañó bién la cena y agua mineral de litro(3,00).

Punto de partida, bien ojeado por Jacomur y reocmendado por los poderes locales.

Si lo ves y no te lo cuentan no entas ni atado, que poco se cuidan algunas cosas a veces.

El menu ya lo han comentado, un excelente queso que nos trajo Oscar, que desaparecio en un visto y no visto.

Crema de calabacin, para entonar el cuerpo, muy rica.

Pulpo y rabas a buen nivel.

Pimiento relleno de verdel, bueno el sabor pero algo perdido el verdel al estar casi atomizado, en la bechamel.

Patatas con cachón, en cazuela de barro, muy bueno todo, las patatas y el cachon, con un saborazo de espanto. Rico rico.

Tarta de chocolate, que si llega a llevar galletas hubieramos muerto por chocolate.

Servicio voluntarioso y un gran Mantel Blanco FB del 2008 para acompañar. A seguir.

Cuando tratábamos de decidir donde íbamos a comer en este encuentro o quedada de Verema, decidimos que si la cena iba a ser con cocina evolucionada, la comida tenía que ser con cocina de “toda la vida” y con productos de la mar.

Mas de un “entendido de la localidad” nos aconsejo este local, pues los dos encargados de la organización, no le conocíamos.

El viernes noche, Javier con su señora cenó en el mismo y quedo encantado y la guía que nos enseñó el Palacio el sábado a media mañana, nos dijo “las mejores rabas, en mi criterio, son las del Mijedo”, con todo, ya nos dirigimos al mismo, con toda la confianza, aunque reconozco que el lugar por su exterior no convence, si no se acude con una referencia. Aurelio, te felicito por definición de la precepción de la entrada, ha sido de matricula de honor.

Nos acomodamos en una mesa rectangular los comensales veremeros, quedando este comedor prácticamente para nosotros, salvo dos mesas de dos comensales (nos portamos bien pues a los postres los ocupantes de una de las mesas, acabaron charlando con nosotros e incluso compartiendo el moscatel).

Vamos a mi precepción de la comida:
Lo del queso fue una sorpresa acreedora con varios adjetivos calificativos en conjunto.
- Cuantiosos: nos dice Oscar “llevo queso para cuatro”: resultó que eran cuatro trozos grandes para cada uno de los más de veinte comensales.
- Excelente en calidad: este queso no es de los Idiazábal que al menos yo suelo encontrar.
- Oscar: eres un fenómeno.

Crema de calabacín. Lograda con su langostino en un lado. Logro entonarnos a todos tras el verdejo que cayo en el camino.

Pulpo a la gallega, salió en dos tandas, el primero para mi gusto algo blandito y el segundo muy bien el punto. Pero ambos, con un punto de sal y pimentón muy logrado junto a una salsilla que se desprendía muy sabrosa.
Rabas de calamar rebozadas. Buenas cumpliendo.

Pimiento relleno de verdel: sorpresa hasta para los organizadores, pues no sabíamos que iban a salir: era uno solo, pero muy buen tamaño, que a pesar de ser grande era fino y con una conjunción de continente y contenido muy lograda. Como dice Luis, no mojamos, ante la jornada que nos esperaba.
Guiso de cachón y patatas.: también soy de los que les gustan los platos de cuchara y este plato estaba de “quitarse el sombrero”.

Tarta de la abuela. Cumplió, pero no era la tarta de la abuela, que al menos yo he conocido en las casas de mi entorno.
De beber y en este orden: Mantel Blanco Verdejo 2011, Mantel Blanco Verdejo FB 2008, Moscatel Beso de Ángel
El servicio dentro de lo que son estos locales, resulto muy amable y logrando que a pesar de ser muchos, el ritmo de los platos fuese adecuado. El responsable del local, iba y venia pendiente de que todo resultase bien.

Para mi otro descubrimiento para ir a comer, cerca de la orilla del mar cántabro, productos del mismo.

El precio es sin los vinos.

Cuando nos encaminábamos hacia este restaurante, situado en una zona frente al mar, pasada ya la Playa de Tregandín, a unos 15 minutos andando desde el centro de Noja, pensé que jamás hubiera llegado hasta allí y entrado si no me lo hubiera recomendado alguien de confianza.

Pero como la comida entraba dentro del programa de actos de la “Quedada Cantabria Infinita 2012”, en ningún momento dudé de que ahí se comía bien. Si nuestros queridos foreros y sin embargo amigos cántabros lo habían elegido…

Como decía, la imagen que te llega al principio, desde el exterior, no es muy alentadora, pues lo que ves es un austero chiringuito tipo nave, rectangular, pintado en azul y con carteles rojos de Coca-Cola y sillas de plástico apiladas a la puerta.

Una vez dentro, la cosa cambia. Accedes al bar, a rebosar (algo tendrá…), con su vivero de mariscos, y cruzándolo, entras en el restaurante, una estancia alargada, con buenas vistas y bien arreglada, con vigas de madera, suelo de barro cocido, y paredes alternando ladrillo, piedra y madera. Muy confortable.

La vajilla, mantelería y cristalería, muy correctas.

Y nos encontramos lo que buscábamos: cocina tradicional cántabra sin ninguna concesión a otras influencias.

De inicio, un forero vasco, bilbaíno, bilbaíno, pero bilbaíno, bilbaíno a más señas, nos agasajó con un queso de Idiazábal espectacular, lo mejor de esa zona que he probado, y, como no podía ser de otra manera dada la personalidad del “del Bocho”, en cantidades industriales.

Y comenzó la comida (“ligerita” nos dijeron los amigos cántabros, “que hay que llegar a la cena con hambre”) que se compuso de una sucesión de primeros al centro, a cual más sabroso, un guiso de segundo y una trata de postre. Así quedó la cosa:

Crema de calabacín. Perfecta, suavecita, casi blanca, con una buena proporción patata-calabacín.
Pulpo a la gallega. Buen pulpo, bien cocinado. Probé de dos platos, uno de ellos estaba muy rico, aunque quizás algo blandito. El otro era de quitarse el sombrero, con ese tacto entre correoso y crujiente que tanto me gusta.
Rabas de jibia rebozadas. ¿Cómo iban a faltar a la mesa?
Pimiento relleno de verdel, rebozados y en salsa de marisco. Muy conseguidos.
Guiso de cachón y patatas. Sin duda lo mejor a mi gusto, el de un declarado amante de los platos de la cuchara. El cachón es como llaman a la jibia o sepia en alguna zona de Cantabria. No se si estaba mejor la patata o el cachón… Ufff. El caldo, trabadito y consistente. Qué sabor. Un plato de los de antes.
Tarta de la abuela. Alguna entendida voz cuestionó que no llevara “galletas maría de las de toda la vida”. Lo que nadie cuestionó es que estaba deliciosa.

Bebimos, cortesía de las bodegas gracias a las influencias de uno de los organizadores (prohombre de Torrelavega, Javier de nombre, y no digo más no vaya a ser que vulnere la Ley de Protección de Datos) una secuencia perfectamente estudiada, dada la comida a la que nos enfrentábamos y la cena que se avecinaba:

-> Mantel Blanco Verdejo 2011
-> Mantel Blanco Verdejo FB 2008
-> Moscatel Beso de Ángel

El verdejo del año acompañó maravillosamente los entrantes, el fermentado en barrica realzó el guiso y lo contuvo, y ese moscatel con la tarta de la abuela…

El servicio estupendo, familiar, simpático y rápido.

Un lugar absolutamente recomendable.

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