Vistas inmejorables en plenas dunas del Saler, que tan magistralmente retrataba en sus cuadros el famos pintor Valenciano ya fallecido Francisco Lozano. La carta de vinos es extensa, pero para mi gusto corta en vinos de la Comunidad Valenciana. Los arroces estupendos, por cierto recomiendo el de Cigalas y Alcachofas.Las entradas correctas sobre todo el Tomate Valenciano, el Allipebre muy mejorable. Por utlimno recomiendo la Tarta de Manzana y helado de Vainilla.El Cafe tambien es muy mejorable

Vistas inmejorables en plenas dunas del Saler, que tan magistralmente retrataba en sus cuadros el famos pintor Valenciano ya fallecido Francisco Lozano. La carta de vinos es extensa, pero para mi gusto corta en vinos de la Comunidad Valenciana. Los arroces estupendos, por cierto recomiendo el de Cigalas y Alcachofas.Las entradas correctas sobre todo el Tomate Valenciano, el Allipebre muy mejorable. Por utlimno recomiendo la Tarta de Manzana y helado de Vainilla.El Cafe tambien es muy mejorable

No había estado nunca en este privilegiado lugar. Por su entorno perfecto, pero ... se observa un poco de desidia en el local (manteles sucios, entrantes flojos y frios ...). El arroz perfecto aunque no muy abundante. El precio de 50 para arriba por comensal sin grandes alardes. Me lo pensaré antes de volver ... claro que el entorno merece una visita

Llevo mucho tiempo acudiendo a este rte a comer de vez en cuando, y debo decir que si bien antes el arroz y el entorno eran lo unico que me han echo volver , dde un corto plazo de tiempo hacia acá he notado un cambio a mejor que no había visto nunca en ningun sitio.el servicio que antes parecia de tomas falsas ahora es algo mas que aceptable, donde habian a ojo 30 mesas ahora hay 24 y eso se nota, la atencion, en general del cielo a la tierra, y la cocina espectacular, se reconoce un esfuerzo desmesurado por los entrantes ( antes tan comunes ) como pocos a ese precio saben dar. en general de un anterior 3 ahora le doy un 6

El local como de costumbre. Muy bien, pero últimamente se nota demasiado ajo en los arroces. Habría que rebajarlo y mirar un poco más la sal. Un poco sosos los arroces, pero de sabor impecables y con buena materia prima, tanto entrantes como arroces y postres, salvo ese abundante sabor a ajo.

Local con entorno muy bueno. Lo mejor sin duda la cocina. Arroces muy buenos. Aperitivos (clochina, puntilla, y croquetas de bogavante) muy bien. Postres estupendos. El servicio es otro cantar. Poca profesionalidad, algún camarero vestido de calle, la manteleria (aunque sea marrón) se le notan las manchas. La cubertería está para revisar. Si no se cuida acabará siendo un chiringuito y no tiene precio de chiringuito.

Sitio muy agradable, excepto precisamente en verano a mediodía. El calor puede resultar excesivo en todo el local, que por cierto excede mucho de los metros autorizados de cerramiento "añadido" en zonas protegidas como El Saler.
Cocina playera buena y un poco cara, a lo que ya estamos casi resignados. Arroces bien cocinados.
Servicio de tal tipo que parece que estás sufriendo una cámara oculta. El carisma del llamado Tomás, dueño/maître o así destaca por su ausencia. Nos han servido copas de helado sin plato, por ejemplo.
Carta de vinos floja y muy standard. Servicio de vino y otras bebidas inexistente.

No se puede negar que el entorno es inmejorable.... acaso lo único que nos lleva allí como a corderillos. Bien invertidos los jamones que el Sr. Tomás ha tenido que regalar por despachos varios para poder disfrutar de sus localizaciones.
Por otro lado; el emolumento de los platos está en la línea de la cocina moderna mal entendida, aquélla que piensa que con una vajilla resultona y mucho biberón se saca partido a cualquier cosa, sin tener idea, ni orden ni concierto. El vino en una carta amplia, las copas bien.... si tiene suerte te lo abrirán a los postres!!!!!!
El servicio es DESCARADAMENTE MALO!!!!, cierto que la hostelería adolece de personal cualificado, pero... soluciones! si se cobra ese precio, y no encuentras camareros a la altura... o bajas precios y reconoces que trabajas de batalla o reduces comensales, pero servir café antes que postres, sin haber retirado el arroz!!!! Ir allí es una penitencia carísima!!!!

Fuimos a comer el domingo, estaba bastante lleno para lo pronto que fuimos, la verdad es que el calor enturbió un poco la comida pero bueno. Pedimos tomate valenciano con atún y salazones ( 16€ un poco caro para lo que ofrece). Luego lo típico quisquillas, nada del otro mundo, y una arroz de marisco, lo sacaron saladísimo, pero sal, nada que ver con que fuera un fondo de pescado fuerte era que se habían ido y bastante con la sal. Total que nos tocó beber bastante cervezas para poder acabarnoslo. El servicio de vino es flojo pues aunque disaponen de cava para guardar el vino, luego las copas y el servicio no de ja de ser bastante flojo. Y el entorno pues muy bien primera linea de playa pero si hace mucha caloy y viento se puede volver insoportable. RCP caríííísimo....

Viernes noche en DUNA PORT que es la extensión de DUNA SALER en la zona "Copamerica". De entrantes una buenas gambas y cigalas, tiras de sepia con habitas y jamón y unas almejas de carril espectaculares. De segundo pescado (merluza, mero...) con un buen punto de cocción. Los postres a la altura de lo anterior en especial el brownie.
La decoración es minimalista e interesante y si estás sentado en el interior puedes contemplar como se desenvuelven en cocina (sin olores ni molestias).
¿Lo peor? pues que la carta de vinos es de DUNA SALER y para saber lo que realmente tienen hay que hacer inventario en la nevera y que alguna camarera piensa que "pídeselo a mi compañero que mi trabajo es recoger las mesas y marcharme" es una respuesta correcta a la frase "...otro cortado, por favor" (y eso que algunos de sus compañeros eran muy amables y simpáticos, con tablas en el oficio).
Por último el precio fue muy caro pero cenar en la "Copamerica" con Joe Cocker al fondo se paga.