Agradable restaurante, un poco agobiante en la sala principal, cómodo y confortable en la bodega que habilitan para grupos, que es donde tuve la suerte de comer.
Primeros de picoteo, todos sabrosos y originales (destacando el hatillo de cigala y queso) y segundos también al centro (pescados varios, carne trinchada).
Buena carta de vinos, correcto servicio del mismo.
RCP adecuada.
Hacía mucho tiempo que no había vuelto a este restaurante. Ha cambiado la carta, pero mantiene algunos clasicos , como el magnifíco hatillo de4 queso. Pero sigue siendo un restaurante honesto e infalible. Materia prima aceptable, buena combinación de sabores (la empanadilla de perdiz escabechada es muy original) y servicio agradble y atento. No falla, sabe lo que puede hacer y lo hace bien. Carta de vinos extensa, original , con una buena muy buena RPC.
lo dicho es un tiro seguro y ya lleva mucho tiempo en esa posición de privilegio que le da credibilidad. Nosotros estuvimos bajo en la bodega (el marco es mucho mas agradable y espacioso que el de arriba)
Felicidades Juan Carlos
Trato amable.
Muy buena relacion calidad-precio
Vinos muy seleccionados por Juan Carlos
Ambiente agradable
Personal muy atento.
Sin despistes
Agil (en el sevicio, en la cuenta, en...)
Restaurante que tiene como principales bazas su extensa y variada carta cuyos platos no decepcionan, una buena carta y servicio de vino y una excelente relacion calidad-precio. Motivos suficientes para justificar el exito de clientela de este restaurante, que suele estar lleno hasta los topes.
Recomendables los hatillos de langostino, los finitos (carne cortada finamente y aliñada) y las fideadas en cazuelas individuales, además de sus postres caseros.
El principal problema es la saturacion de mesas, ademas de las inevitables esperas cuando doblan turno.
Por lo demas, recomendable.
Me añado a la propuesta de renovación de la carta, nosotros dejamos de ir precisamente por eso.
Hablando de la comida del lugar,tiene muy buen sabor, aunque claro, teniendo en cuenta la presentación de productos semejantes en otros restaurantes de valencia y que ahora se coma más con la vista que con el paladar...
De todos modos creo que se merece un poco más de puntuación. El trato lo vale y el local es muy acogedor.
Me añado al comentario de que falta ya una renovación de su carta. Hace años que lo visito y he ido en varias ocasiones y al final siempre acabamos pidiendo lo mismo, hatillos de langostino (excelentes) y el carpaccio de jamón. Buenas carnes y pescado del día, etc. aunque sin romper. Es cierto también (y hay que decirlo) la excelente relación calidad-precio que tiene. Un saludo a Juan Carlos y solo decirle que renueve la carta y vuelva a romper como lo hizo cuando abrió.
Local de escasas dimensiones para algunos incomodo (para otros acogedor), lo que provoca que se doblen mesas. En comparación con otros restaurantes de parecidas dimensiones, no se puede decir que se abuse en la ubicación de mesas. Juan Carlos, un excelente profesional, lo que no se puede decir del resto del personal de sala. Amplia bodega pero, quizás, un poco clásica en sus referencias. Comida agradable y con buen producto, echandose en falta la presencia de nuevos platos que renueven la carta. Servicio de vino mejorable (salvo que se encargue Juan Carlos). Un restaurante que, en su concepción y carta, no ha evolucionado.
Se trata de un pequeño y acogedor restaurante,decorado con gusto y con buena acústica.
El trato al cliente es una maravilla, incluso casi que lo mejor.
La comida es de buena calidad, innovadora pero sin perder los sabores y no demasiado elaborados a excepción de un relleno de pulpo..etc. El problema es que no se puede repetir muy a menudo porque la carta no es muy amplia y tardan bastante en cambiarla. En cuanto al vino, dispone de una buena bodega y en todas las ocasiones que nos han recomendado, ha sido de nuestro agrado.
Quizá lo más destacable de la comida es su abundancia: rompiendo la dinámica actual de raciones más bien minsas aunque muy bien presentadas, la de la Abadía es abundante aunque, desgraciadamente, de poco atractivo visual. Su sabor, más bien regular. La carta de vinos es suficiente. El local, no sabía que había una sala en la parte interior, es de reducidas dimensiones y casi ni cabemos: mesas muy juntas -eso sí, te permite interactual con el convecino, aunque a veces resulte un poco plasta. Sala también ruidosa. El trato, correcto.
Muy buena relacion caliudad-precio. Saben cuales son sus limtaciones y tiene claro lo que pueden ofrecer. Lo que hacen lo hacen bien y el resultado es un restaurante sin pretensiones pero que nunca te falla. Carta de vinos extensa y con buenos precios. Juan carlos lleva con maestria la sala.