Restaurante Mesón del Cid Burgos en Burgos
Restaurante Mesón del Cid Burgos
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Precio desde:
36,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
47 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
7.9
Precio medio entorno ENTORNO
8.2
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de Mesón del Cid Burgos
OPINIONES
5

Un local que puede pasar por el ejemplo más representativo de los muchos locales de la ciudad que se dedican a los que se espera de ellos: cocina castellana en su máximo exponente, local tipo mesón con amplias sillas y mesas de madera con buena separación, mantel de tela, buenas copas y menaje, decoración propia casi de época medieval y con una cocina de producto local contundente y bien elaborado y un servicio castellano tan correcto como distante siendo eficiente. Así fué, ni más ni menos.

Cercano a la catedral y arriba de las escaleras de la plaza, con una parte del edificio dedicado a hotel que complementa bien el negocio. Local amplio, casi lleno con mesas de grupos inclusive. La carta de vinos es amplia y variada aunque con alto predominio de vinos de la propia zona con precios al uso. Elegimos un Toro, Gago 2013, para que aguantara toda la comida y así llegó aunque muy justito. Además, unas aguas con gas y cococolas más unas cervezas previas.

En la carta de comidas se propone un "Menú típico de Burgos" con sopa, morcilla, cordero lechal y postre del abuelo por 39,60€; un "Menú del peregrino" con alubias, entrecotte a la brasa y leche frita por 29,70€; por supuesto tenemos la carta al uso con ensaladas, entradas, platos de cuchara, carnes y pescados. Decidimos ir los cinco comensales a la carta y elegimos:

. croqueta de jamón: aperitivo por cortesía de la casa. Cumple y se agradece.

. jamón ibérico de bellota (22€): bien cortado a mano en el momento, bien de curación y correcto de sabor. Cumple bien.

. boletus laminados a la brasa: buena ración, con buen aceite y sal. Bien.

. alubias rojas de Ibeas con tropiezos (chorizo, morcilla, tocino): en teoría era media ración (9,90€ la ración) servida individualmente, pero acabamos repitiendo. Muy recomendable.

. cordero lechal asado IGP (x 3 raciones a 23,10€) y elegimos cuarto delantero: perfecto de tierno, jugoso, sabor. Muy recomendable.

. perdiz estofada (17,60€) para un comensal y referida como buena, en la que se encontró algún perdigón que, aunque asusta, se agradece porque indica bien su origen. Mejorable el emplatado que no hace honor al sabor.

. el quinto elemento se conformó con una ensalada de perdiz (17,60€), de tamaño familiar más que individual, bien emplatada y para dedicarle tiempo.

. postre de fruta cortada: mandarina, kiwi, manzana. Básico en los elementos y en la presentación.

. postre de quesos, hasta 6 diferentes en pequeñas raciones, sin que se comentaran nombres ni características de los mismos. Algo de mermelada de refresco de causa desconocida.

. petit fours para los cafés con unas rocas de chocolate, unas con lima y otras con coco, más unas minitarteletas de base de chocolate y con helado de madarina, muy buena. Los cafés también buenos.

Una comida castellana como debe ser, en un lugar como se espera de un restaurante burgalés y es que si lleva décadas funcionando... por algo será.

 

restaurante clásico de comida castellana
tiene un toque de modernidad en la decoración, camareros uniformados, inversión en loza, copas y manteleria.

platos típicos castellanos, bien elaborados, con excelente materia prima y cantidades más que correctas.

vinos interesantes aunque carta muy corta y con vinos blancos casi inexistentes...

buen servicio y muy recomendable

De paso por Burgos y tras la obligada visita a la catedral, comida para dos personas en este encantador mesón castellano. Nos adjudicaron una mesa de acceso algo incómodo pero junto a una ventana que nos ofrecía unas inmejorables vistas del excelso monumento. El festín empezó con unas exquisitas alubias rojas de Ibeas (servidas en dos veces para que no se enfriaran) y una estupenda y ricamente especiada morcilla de Burgos con pimientos rojos. Continuó con una espectacular y jugosísima pierna de cordero lechal asado (eso sí, sin guarnición alguna) y unos riquísimos escalopines de ternera con boletus. Para terminar, gigantesco helado caliente de mantecado con caramelo de naranja (acompañado de un Quinta do Vale) y postre del abuelo (queso de Burgos con nueces y miel), soberbios ambos. Tomamos un rico M2 de Matallana 2008 de Telmo Rodríguez (28 euros) elegido de entre los de una bien surtida carta de vinos. Pan de hogaza de rechupete (repetimos). Café e infusión con dulces. Cristalería, cubertería, mantelería y vajilla correctas. El servicio, rápido y eficiente.

Privilegiado emplazamiento, frente a la fachada principal de la Catedral de Burgos, en un sobrio edificio del S. XV que, lo cuento como curiosidad, albergó los talleres de imprenta de los que salió la 1ª edición de La Celestina.

Éramos 12 y nos acomodaron en el “Salón del Concejo”, una maravilla de reservado con un ventanal al fondo que parecía enmarcar la mencionada fachada de la catedral. Dispone de una enorme mesa de madera noble, al igual que las sillas, los artesonados… Acompañando a la madera, piedra y ladrillo. “Respirando Castilla”.

La cocina es castellana, burgalesa a más señas, aunque por lo que vimos en la carta, en ciertos platos lanzan tímidos guiños creativos.
Nosotros ni nos despistamos ni por esos guiños ni nos amilanamos ante el tremendo calor que hacía en la ciudad (el día más caluroso del año) por lo que pedimos, siguiendo el plan establecido, Olla Podrida. Sin preámbulos. Directa en vena. Es a lo que veníamos. ¿Para qué adornarlo?

La Olla Podrida se sirve de diversas maneras según el restaurante o casa de Burgos. En este caso, en El Mesón del Cid, se hace en dos fases:

• En la primera, sale el camarero con el perolón y te sirve in situ Alubias de Ibeas, con chorizo, morcilla de Burgos y tocino. Puedes repetir alubias, y así lo hicimos.

• En la segunda, te cambian los platos, y te sirven estas otras delicias: relleno, morro, rabo y oreja.

Se trata de un plato no por contundente menos exquisito:

--- Las Alubias de Ibeas, llamadas de este modo debido a que proceden de la localidad burgalesa de Ibeas de Juarros (aunque su cultivo se extiende por otros pueblos de la zona), es una alubia roja, de forma ovalada, con la piel finísima y el interior fino, sabroso y mantecoso. Una auténtica “delicatessen”.

--- Los sacramentos (así denominan en Burgos a todos estos productos de la matancía que acompañan a las judías)… ¿Qué decir de ellos?. De Champions. Al parecer se cocinan independientemente de las alubias: permanecen previamente unas horas en remojo, se cuecen, están un ratito con las alubias, se vuelven a sacar y se sofríen.

--- Y el relleno es como una albóndiga frita en huevo de miga de pan, ajo, perejil y bacalao. Se empapa del caldo…

¡Qué rotundidad!

De postre, un Helado caliente de caramelo de naranja, un helado templado de mantecado sobre una base de hojaldre y una capa de caramelo y naranja por encima.

La carta de vinos era amplia y diversa, con un trato del mismo muy correcto. Tomamos un blanquito de aperitivo, Palacio de Bornos Sauvignon Blanc, y un tinto para pelear con la olla, Hito Cepa 21.
El servicio, elegante, atento y exclusivo, y digo exclusivo porque disponíamos de una camarera solo para nuestra mesa.

Una auténtico placer. Qué bien comimos y qué agusto estuvimos.

Este comentario se puede encontrar más documentado, desarrollado e ilustrado con fotografías en el blog:

https://www.verema.com/blog/blog-m/997602-olla-podrida-meson-cid-burgos

Un clásico de Burgos donde cuando se proponen hacer cosas innovadoras no le tienen cogido el punto.La cocina tradicional es bastante aceptable; las alubias de Ibeas y el cordero asado estaban aceptables.
La próxima vez que vuelva a Burgos,provaré otras propuestas.

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