Una vez al año (no siempre lo cumplo) intento ir a hacer el maravilloso menú del día a este restaurante italiano (napolitano) situado al final de la calle Princesa que en unos 50 metros aglutina otros dos grandes locales (El Foro y Canta y no Llores). Su menú es un must en Barcelona ya que por 14 euros no mucho más se puede pedir. 

De primero elegí un risotto al Barolo con Provolone. La ración no era enorme pero más que decente para un menú de este precio. El arroz en su punto algo duro y con un sabor impresionante, potente... lo único que no me gustó tanto fue los hilos del queso que hacían algo difícil comerlo. El plato que eligió mi novia estaba a la altura (o más): unos spaghetti Sofía Loren picantes con queso rallado y ajo. Estaban para pedir otra ración. Como pequeño defecto, que había demasiado aceite en el fondo del plato y que quizá no era de tanta calidad.

Hacer notar que ponen una buena ración de pan (muy consistente) que no terminamos. De beber, compartimos una botellita de agua y vino tinto de la casa fresquito (ponen 25 cl) que fueron suficientes para la comida. El vino de la casa mereció un aprobado alto.

De segundo compartimos una pizza (en el menú hay unas 12 para escoger) blanca con queso, espinacas y butifarra. Casi no pudimos con ella (nos pasamos bastante con los platos) y comentar que se nos enfrió durante la comida lo que dificultó su deglución. La pizza estaba buena sin ser excelente. Por mi parte me decidí por entraña (carne tipo churrasco) acompañada por unas patatas muy ricas y salsa chimichurri. 

A punto de reventar aun faltaba el postre. Tomamos tarta de limoncello que estaba riquísima. Un postre relativamente suave (no se notaba el alcohol) que completó el menú con nota. Comentar que nuestro sistema digestivo tuvo que trabajar a fondo las siguientes horas y que cenamos ligero.

En resumen, se mantiene la calidad de este menú y el precio sólo ha subido 30 céntimos en los últimos 4 ó 5 años. Un sitio que recomiendo a todo el mundo que tenga libre un día entre semana. Para repetir y repetir. 

Pleno verano en Barcelona y una opción segura para tomar el menú del día. Este restaurante se llena bastante pero si llegas a las 13:15-13:30 no suele haber problemas para encontrar mesa de 2.

Su menú mantiene el precio desde mi última visita (ver crítica abajo...) de 13.70 eur incluyendo 2 platos, bebida, pan y postre o café. Sigue ofreciendo unos 6 platos y 4 ó 5 postres, mucha variedad que hace difícil la decisión.

Para empezar, pasta. No me acuerdo del nombre de la misma (eran unos tubos/cilindros cortos pero de buen diámetro) con salsa de tomate, almejas, mejillones y rúcula y queso por encima. La pasta, cocida algo más que al dente, pero en un buen punto y el conjunto de marisco y tomate le daba un toque muy sabroso a la salsa. Son italianos: no te pueden decepcionar en una de sus especialidades.

Acompañé la comida de vino tinto de la casa (25 cl medidos a la perfección en una botellita, buena cantidad)... que estaba demasiado caliente, fallo mío de no perdirlo frío. La bebida, como he dicho antes, va incluida en el precio, salvo cervezas italianas y agua San Pellegrino, que llevan un suplemento de 0,70 eur. La ración de pan del menú era generosa y éste contundente: de miga compacta y corteza gruesa y crujiente.

El segundo plato fue lo más flojo: pedí atún y me sirvieron una especie de carpaccio recubierto de una salsa demasiado fuerte de color blanco (no tengo claro que fuera nata) salpicada de alcaparras. El atún tampoco era para tirar cohetes. Llenaba, eso sí, pero resultaba algo empachoso.

De postre una tarta-bizcocho que recordaba algo a un tiramisú aunque no llevaba café ni amaretto por debajo y diría que tampoco mascarpone. Cacao eso sí por encima y en el plato. Rica sí que era.

Para acabar, un café solo (1,60 eur) que desequilibró algo el buen precio del menú.

Resumiendo, uno de los menús del día más recomendables de la ciudad en pleno Born.

Me extraña que no haya ninguna crítica de este restaurante, que ya lleva más de una década funcionando en el "elitista" barrio del Born, tocando el Parc de la Ciutadella. Tiene una carta muy variada, pero como sucede en estos sitios el precio se dispara y con un vino aceptable y postres es fácil irte a los 30-35 eur/pa, por lo que una buena toma de contacto es el menú de mediodía con una buena muestra (6 primeros, 6 segundos y 3 ó 4 postres) de lo que ofrecen, aunque con raciones quizá más pequeñas.
El menú incluye pan y bebida (agua, refresco, cerveza o vino de la casa, que resultó - un rosado DO Catalunya - algo peleón, pero por el precio no se puede pedir mucho más ciertamente). 13,70 eur todo incluído.
De primero tomé un buen rissotto de setas y manitas de cerdo (peus de porc). Ración no muy abundante, pero muy sabroso y con ese punto de grano algo duro. Otras opciones eran dos platos de pasta, dos ensaladas y una lasaña.
De segundo, pollo rebozado (correcto) con una salsa tipo agridulce y chips de yuca (buenos). También había churrasco, meloso de ternera, carpaccio de salmón, lubina y... cualquier pizza a elegir! Ya las he probado en más de una ocasión y, sin llegar al nivel de otros locales, son bastante buenas, cocinadas en horno a alta temperatura.
De postre, ya era tarde y no había tarta de turrón. Tomamos panacotta y me encantó: textura compacta, muy rica y con caramelo y azúcar glass. Otras opciones eran, cómo no, helados.
El local es correcto, aunque algo ruidoso y las mesas muy juntas. En resumen, un italiano de nivel medio-alto con un menú fantástico a precio muy ajustado.