Merece una visita de vez en cuando

Pleno verano en Barcelona y una opción segura para tomar el menú del día. Este restaurante se llena bastante pero si llegas a las 13:15-13:30 no suele haber problemas para encontrar mesa de 2.

Su menú mantiene el precio desde mi última visita (ver crítica abajo...) de 13.70 eur incluyendo 2 platos, bebida, pan y postre o café. Sigue ofreciendo unos 6 platos y 4 ó 5 postres, mucha variedad que hace difícil la decisión.

Para empezar, pasta. No me acuerdo del nombre de la misma (eran unos tubos/cilindros cortos pero de buen diámetro) con salsa de tomate, almejas, mejillones y rúcula y queso por encima. La pasta, cocida algo más que al dente, pero en un buen punto y el conjunto de marisco y tomate le daba un toque muy sabroso a la salsa. Son italianos: no te pueden decepcionar en una de sus especialidades.

Acompañé la comida de vino tinto de la casa (25 cl medidos a la perfección en una botellita, buena cantidad)... que estaba demasiado caliente, fallo mío de no perdirlo frío. La bebida, como he dicho antes, va incluida en el precio, salvo cervezas italianas y agua San Pellegrino, que llevan un suplemento de 0,70 eur. La ración de pan del menú era generosa y éste contundente: de miga compacta y corteza gruesa y crujiente.

El segundo plato fue lo más flojo: pedí atún y me sirvieron una especie de carpaccio recubierto de una salsa demasiado fuerte de color blanco (no tengo claro que fuera nata) salpicada de alcaparras. El atún tampoco era para tirar cohetes. Llenaba, eso sí, pero resultaba algo empachoso.

De postre una tarta-bizcocho que recordaba algo a un tiramisú aunque no llevaba café ni amaretto por debajo y diría que tampoco mascarpone. Cacao eso sí por encima y en el plato. Rica sí que era.

Para acabar, un café solo (1,60 eur) que desequilibró algo el buen precio del menú.

Resumiendo, uno de los menús del día más recomendables de la ciudad en pleno Born.