Pasábamos casualmente cerca cuando el hambre apretaba. Se me ocurrió improvisar una comida en este restaurante chino, referente para muchos, referente para mí, y del que sin embargo después de la visita me ha quedado una sensación agridulce. Evidentemente no es el chino convencional de barrio. Éste tiene un plus extra de calidad que la mayoría no atesora, pero también es cierto emho que ha pegado un bajón considerable en la calidad de sus platos.

La cuestión es que entramos, nos acomodaron en la mesa y mientras revisábamos la carta pedimos un par de Perucci que cambiamos al instante por Martini porque en los primeros el color ya delataba que no estaba en condiciones. No es la primera vez que me ocurre en un asiático, acaso no revisan las botellas o qué?

Al lio:

- Dim Sum variado
- Rollitos imperiales
- Arroz crujiente com gambas
- Pato asado a la Pekinesa
- Pollo con limon

De beber optamos por un Gewürztraminer de Viñas del Vero. Un vino fácil y con buena RCP que suele salir victorioso en sus enfrentamientos con este tipo de cocina.

Para acabar me pedí una tarta de mousse de chocolate y sendos cafés.

En resumen, un lugar para salir del paso, un entorno como la mayoría, un trato amable como la mayoría, una interesante carta de vinos y una comida correcta.

Precio con vino: 57,70 €.

Una nueva visita a mi restaurante chino favorito, después de un tiempo sin ir. Para empezar pedimos Dim sum , que estaba justo en su punto, seguimos con un arroz crujiente con gambas,(siempre me llama la atención el tamaño de las gambas que utilizan) y terminamos con el pato pekin, el cual nos fue servido por Paloma, que tiene una habilidad especial para preparar los rollitos. De postre tomamos el clásico platano frito flambeado. Si bien es cierto que este restaurante es un poco más caro que otros chinos, creo que dicho precio está justificado por la calidad que se ofrece. Seguro que seguiremos yendo.

Estos tiempos son duros para los restaurantes en general. Es verdad que mantener un nivel de calidad digno es dificil con solo seis o siete mesas utilizadas un domingo al mediodia. Yo he conocido hace años este restaurante, lleno al mediodia del fin de semana.
Quiere ser un restaurante de comida china algo mas bueno que la media de estos restaurantes a un precio un poquito mas alto tambien que la media.
Lo segundo esta conseguido pero lo primero no tanto, sobre todo el domingo dia 6 de Noviembre.
Mediocres los rollitos, mediocre los tallarines, solo se salva el agua solan de Cabras y el cafe que estaria en la media tirando a bueno.
Si se lo propone tiene un gran recorrido de mejora.

Restaurante al que frecuento mucho, sobre todo por la ortodoxia de sus elaboraciones y por utilizar un producto superior a la mayoría de los locales chinos. Basta con fijarse en el grosor de la carne cuando pides pato, una de las especialidades de la casa, en cualquiera de sus variantes.
Muy recomendables también las ancas de rana y el Ku-bak con gambas (arroz crujiente con tomate natural y gambas). De postre, imprescindible acabar con el sorbete de mango.
Como novedad, han puesto servicio a domicilio, curiosamente con posibilidad de que te traigan vinos como Arzuaga (Crianza), Enrique Mendoza o Mestidaje a casa.

Pese a que en un primer comentario mi opinión fue favorable, aunque no entusiasta, debo decir que el pasado mes acudí un par de noches con resultados bastante satisfactorios. Estupendas ancas de rana (una de mis debilidades) y segundos a buen nivel, como el pato crujiente o Pekín, o el lomo de cerdo asado. De la carta de vinos no puedo hablar, ya que la subida de las temperaturas me animó a inclinarme hacia la cerveza fresquita. Atención amable, factura acorde a los consumido. Con estas dos visitas mi consideración hacia este local ha aumentado.

Aunque mi anterior comentario ya casi ha cumplido 8 años.... Lo cierto es que he repetido muchas veces desde entonces.... Un chino con algunos platos muy ricos, como el arroz crujiente con gambas, que siempre pedimos, o el pato asado pekinesa, que ahora es más habitual (se encuentra hasta en los Woks esto tipo LowCost) pero en su momento era un plato poco habitual en los chinos valencianos. Servicio del vino aceptable (aunque ya no es lo que era, sigue teniendo una carta 'decente' y unas copas aceptables.
Por RCP mi chino favorito.

Puede ser una posibilidad si estás por la zona y te apetece tomar algo sin gastarte demasiado. Sino hacerme caso, no vale la pena ir allí solo por el restaurante.
Es un restaurante chino como puede ser cualquier otro, eso sí tranquilo. Decoración pobre pero no extravagante y le falta mucha luminosidad. Aunque está limpio, el que esté algo oscuro no te deja buen sabor de boca.
El servicio es correcto y rápido y la comida está buena, pero sin ser excelente. Pedimos Rollitos imperiales (sarosos, pero con demasida carne), ensalada extra (nos recordó una mediterranea con dos gasmbas), tempura de verdura (lo mejor) y pan chino (duro por dentro).De platos principales Kubak de arroz y Pato crujiente (esto si estaba muy bueno y en su punto). Para beber pedimos agua, aunque es el chino con más bodega que he visto. Me sorprendió ver el Vermouth Peruchi, pero el blanco estaba de color oro, lo cual indicaba que se había oxidado y ya llevaba tiempo abierto en la botella.
Ni postre, ni cafés. Al final cenamos los dos por 34€.

Sin duda mi restaurante chino preferido, por la pulcridad y la ortodoxia en las preparaciones, por la carta de vinos y por los precios (siendo que la calidad es más alta que la mayoría de los restaurantes chinos, los precios son similares). Se nota la diferencia hasta en la ensalada china, preparada con varios tipos de lechuga de muy buena calidad, cortada fina y con el punto justo de aliño.
Disponen también a mediodía de un par de menús, individual a 7,5€ y uno para dos personas a 17€, este último incluye el pato crujiente, uno de los platos más destacables.
Ahora han renovado la carta, incluyendo algún plato nuevo y reduciendo la carta de vinos, que aun así sigue teniendo referencias interesantes.

Acudimos tras leer los comentarios de la página. En general, la experiencia fue buena, pero no encontré el plus que esperaba.
Lamento no poder opinar de la carta de vino ni del servicio, pero en esta ocasión sólo bebimos agua mineral.
De entradas: dim sum y wan-tan frito. De segundo: ku-bak con gambas y pato Pekín. El pato Pekín te lo preparan ellos.
Todo bastante bueno, pero sin encontrar ese algo especial que marque la diferencia. Puede que la elección de los platos no fuera la adecuada.
Servicio amable y eficaz. En definitiva, recomendable.

Llevaba mucho tiempo sin ir a un chino. De hecho lo evito salvo cuando tengo que ceder, cosa que procuro que no sea siempre.
Algo me habían hablado de éste, con referencias como que tenia un plus sobre el resto en clara referencia a la comida. Anoche pude constatar que así es. Tienen algunos detalles muy buenos y algunos platos igualmente buenos.
La moderna fachada del restaurante contrasta con el interior donde el aire clásico de este tipo de locales está muy presente. Aún así no es recargado en exceso. La vajilla es única en todos sus platos, da igual el servicio que sea, no hay distinción entre la fuente en la que te traen la comida y el plato de servicio, el diámetro es el mismo. Respecto a las copas hay unas mejores que las que figuran en la mesa, solo tienes que pedirlas.
Aquí no hay rollito de primavera como tal, lo distinguen entre el de verduras y el imperial. Tamaño pequeño, crujiente y nada aceitoso, el plato consta de dos unidades, por lo que pedimos una ración de cada para compartir. Muy bueno el imperial y su relleno de carne. A continuación... bueno, hagamos aquí un alto. No hay continuación, hay aglomeración, y en este caso no lo hago como crítica, sino como una apreciación habitual de los restaurantes chinos donde acabas por juntarte con todos los platos en la mesa. Yo lo entiendo como parte del estrés habitual con el que viven. En definitiva, tomamos unos fideos chinos especiales de la casa con gambas y verduras que estaban muy buenos, donde se notaba un buen caldo de pescado y verduras. Arroz frito tres delicias, no lo destaco sobre manera a excepción de que el grano estaba suelto y nada aceitoso, este es el plato que peor parado sale cuando te juntas con todos los platos en la mesa, ya que se enfría rapidamente. Ternera con bambú y setas chinas, buenísimo, con unos trozos seleccionados en los que no aparecía ninguna ternilla. En cuanto al postre un sorberte de mango para compartir, el cual se limitaba a una bola de helado servido en copa con tropezones del propio mango, tenía buen sabor y me resultó refrescante.
Dí por bien pagados los 7,80 € del Terreta Rosé 08 que acompañó bien la cena. Un vista rápida a la carta me hizo ver que tienen unas buenas referencias, de las habituales muchas de ellas, pero a un magnífico precio. Esto último junto a la calidad de algunos de los platos tomados y la cercanía a mi casa hace que vuelva una próxima vez.
Para que veáis a lo que me refería con la carta de vinos pude memorizar los siguientes:
Santa Rosa 24 €, Calzadilla 20 €, Gran Vos 18 €, el gewurztraminer de Viñas del Vero 12,60 €, y otras más a un buen precio.
Una alegre reflexión es ver como en estos restaurantes la gente pide vino como pude observar anoche. Cada vez somos más.