Restaurante gallego sito en una pequeña plaza que a priori anticipaba una feliz velada. Carta a base de entrantes, bacalao y carne gallega. Servicio poco profesional. Empezamos con dos copas de vino blanco Viña Costera (1.80) mientras nos decidiamos. Optamos por pulpo a feira (14€) muy bueno, pimientos del piquillo rellenos (1.80€) y berberechos gallegos (16€). De plato principal entrecotte de ternera al punto (16,85€) y aquí vino el problema. Carne dura, demasiado hecha, imposible de masticar, la dejamos toda y empezo el baile de responsables, que nos obligó a repetir la explicación y ellos decian que compran buen género, y nosotros sin dudarlo le deciamos que ésta no estaba correcta. Nos la intentaron cobrar, le dijimos que no estabamos dispuestos, que la carne era un trozo de madera. Prepotencia y falta de respeto como no hemos visto en ningún sitio. Lo triste no es que un plato pueda fallar, si no la actitud y falta de profesionalidad de sus responsables. No lo recomendaria ni a mi peor enemigo. Una pena. Admitir el error nos hubiera hecho volver. Huir salvo aventurados que les apetezca la ruleta rusa.