Restaurante carlos tartiere en Madrid
Restaurante carlos tartiere
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
37,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
44 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.7
Comida COMIDA
6.3
Precio medio entorno ENTORNO
5.7
RCP CALIDAD-PRECIO
4.3
Opiniones de carlos tartiere
OPINIONES
3

Carlos Tartiere y la sidreria anexa, Cazoupin, llevan ya unos años abiertos en la calle Menorca, y la dinámica gastronómica del barrio les mantiene funcionando bien. Pero si algo gusta de la cocina asturiana es la materia prima y la cantidad, siempre abundante. Tartiere no cumple ninguna de esas dos premisas.

Pulpo con patatinas, de tamaño minúsculo y sin sabor (17 euros). Bocartes a la plancha (14 euros): ocho boquerones descongelados y sosos. Chipirones a la plancha (15 euros): 4 chipirones, tristes. Callos de la casa (12 euros): sabrosos y espesos, lo único comestible. Cachopo (24 euros): lo más decepcionante; pequeño y corriente. Postre: frixuelos rellenos. Aceptables.

Servicio de pan para cuatro personas: 7 euros.

Servicio del vino: Campillo Crianza 2015 a 21 euros. 2 botellas cayeron. El refugio de la cena...

 

Fecha de visita: 10/02/2018

Cena 9 pax.

Precio por persona: 55 euros.

Comida 6.

Entorno: 5

Rcp: 4

Servicio: 7

Servicio del vino: 5

Lo mejor: Los callos y sobre todo la sobremesa.

Lo peor: El entorno y el precio.

Sábado noche, local abarrotado y doblando mesas.

Local de buen tamaño. Decoración tradicional, aunque bastante caduca. Distancia entre mesas justita. Mesas con mantel, correctamente vestidas. Calor sin el aire acondicionado, frio polar con él.

Cartaextensa fundamentada en productos asturianos.

De primeros compartimos:

  • Pulpo con patatinas, pulpo duro y de escaso sabor. Mejor las patatas. Regular.
  • Chipirones a la plancha. Normalitos.
  • Callos. Muy ricos, aunque eché en falta un poco más de picante, pero eso ya es personal. Buena salsa. Lo mejor de la cena.
  • Verdinas con almejas, también escasas de sabor, aunque la verdina con muy buena textura. Se sirve con la cazuela y la ración da fácilmente para tres platos.
  • De segundo yo pedí el cachopo. Tamaño grande pero no gigantesco. Un filete no muy jugoso empanado con jamón y queso del montón. Normalito.
  • Varios comensales pidieron de segundo el entrecot. Bastante bueno, buen tamaño, buen punto, sin grasa ni cartílago
  • De postres: tartas de queso y manzana, que no dijeron nada y un arroz con leche, algo mejor, con costra de azúcar quemado por encima, pero en mi opinión anisado en exceso.

En cuanto a la carta de vinos, muy clásica, como no podía ser de otra forma. Pedimos un La Montesa a 24 euros, pero que no suele defraudar. De postre una copa de sidra de hielo bastante flojita. El servicio del vino se limita a abrir la botella y dejarla en la mesa. Copas cada una de su padre y de su madre.

El servicio flojillo, de restaurante masificado, afuncionariado tirando a borde. Sin embargo, el gran punto a favor tanto del restaurante como del servicio es que nos permitieron al grupo de amigos estar de sobremesa hasta la 1:30 de la madrugada mientras recogían, lo cual no es muy frecuente y es muy de agradecer dadas las características de la cena, que era una reunión de amigos que hacía tiempo que no nos veíamos. Solo por esto elevo la puntuación del servicio.

En resumen, comida del montón, entorno feo, pero muy adecuado para lo que se pretendía en la cena.

Taberna clásica asturiana, que hace un par de años abrió restaurante más formal en local anexo, en donde se ofrece una excelente cocina con muy buen producto. Cuenta con salones separados de la zona de barra tanto en el piso principal como en el piso inferior con decoración típica “asturiana”.

Carta de vinos escasas con referencias clásicas de Rioja y Ribera del Duero principalmente, a precios muy inflados.

La carta no es muy amplia, por lo que conviene estar al tanto de las recomendaciones diarias. Imprescindible su “empanada de chipirones en su tinta”, magnifica, e igualmente destacables “las cebollas rellenas”, perfecta de presentación y rellenas de bonito natural, muy buena recomendación.

Los “chipirones encebollados” y el “revuelto de erizos” no destacaron especialmente, el segundo escaso de sabor, muy soso.

Como principal unas estupendas y técnicamente perfectas “verdinas con carabineros”.

Local informal con horarios sin muchas restricciones, en donde se come muy bien.

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