Fecha de visita: 10/02/2018
Cena 9 pax.
Precio por persona: 55 euros.
Comida 6.
Entorno: 5
Rcp: 4
Servicio: 7
Servicio del vino: 5
Lo mejor: Los callos y sobre todo la sobremesa.
Lo peor: El entorno y el precio.
Sábado noche, local abarrotado y doblando mesas.
Local de buen tamaño. Decoración tradicional, aunque bastante caduca. Distancia entre mesas justita. Mesas con mantel, correctamente vestidas. Calor sin el aire acondicionado, frio polar con él.
Cartaextensa fundamentada en productos asturianos.
De primeros compartimos:
En cuanto a la carta de vinos, muy clásica, como no podía ser de otra forma. Pedimos un La Montesa a 24 euros, pero que no suele defraudar. De postre una copa de sidra de hielo bastante flojita. El servicio del vino se limita a abrir la botella y dejarla en la mesa. Copas cada una de su padre y de su madre.
El servicio flojillo, de restaurante masificado, afuncionariado tirando a borde. Sin embargo, el gran punto a favor tanto del restaurante como del servicio es que nos permitieron al grupo de amigos estar de sobremesa hasta la 1:30 de la madrugada mientras recogían, lo cual no es muy frecuente y es muy de agradecer dadas las características de la cena, que era una reunión de amigos que hacía tiempo que no nos veíamos. Solo por esto elevo la puntuación del servicio.
En resumen, comida del montón, entorno feo, pero muy adecuado para lo que se pretendía en la cena.
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