Un sitio muy recomendable, un asador argentino donde poder comer carnes a la brasa y pastas caseras buenisimas en un local muy amplio y acogedor. Sobretodo si tienes hij@s ya que tiene un sitio lleno de juegos, donde una monitora los cuida y les hace hacer muchas actividades manuales, se disfrazan, etc. Una combinación excelente de sitio y comida de calidad y tranquilidad para los padres.Que mas se puede pedir!!
empezando con las empanadas con sabor casero y muy ricas, siguiendo con las mollejas de ternera que nos animamos a probar y que nos sorprendió gratamente para continuar con el entrecote de ternera hecho a la brasa y al punto con gran presicion, completamos con mi pareja una gran cena con gusto argentino y atención muy atenta.
El titulo puede parecer duro y dar a entender que es el infierno, pero no es así. Simplemente es de los peores argentinos que yo he visitado.
El trato es muy bueno, el sitio no esta mal ( el barrio no me gustó nada), pero la comida deja mucho que desear y al final uno va a un restaurante a comer.
Las empanadas Muy regulares y la carne la hace cualquiera mejor en casa.
Lo de los niños arriba es de broma
Local bullicioso pero tiene como gran ventaja una zona arriba para que jueguen los nenes
Comida típica argentina nosotros tomamos para compartir empanadillas muy ricas, queso provolone , embutido a la parrilla, ...
como plato principal puedes elegir carnes a la brasa,pescados también tienen algo de pasta
postres variados correctos
Este restaurante lleva siendo desde hace unos años mi restaurante de cabecera. Siempre que voy disfruto comiendo.
Como han dicho por aquí, lo más especial y recomendable de este sitio para mi gusto, son las empanadas (todas, pero especialmente la criolla), el provolone funghi e porcini y las carnes.
La carne en este local es sublime, de lo mejor que se puede encontrar en toda Valencia, no en vano es carne patagónica... Sin embargo, como ya han mencionado por aquí, una de las últimas veces que estuve en este local me llevé una ingrata sorpresa, habían cambiado la carne por una de infinita menor calidad manteniendo el precio.
No obstante, el otro día volví al local (no me atreví a pedirme el bife que acostumbro a pedir por este cambio en las carnes) y me pareció apreciar visualmente que la carne volvía a ser la de siempre.
Local muy recomendable y donde puede disfrutarse ampliamente comiendo sin tener que pagar por ello un ojo de la cara.
A mejorar, la carta de vinos.
Es una de los restaurantes que más frecuento a lo largo del año. Se trata de un pequeño local de Benimaclet regentado por argentinos, coqueto, aunque en ocasiones resulta demasiado ruidoso.
La carta es escasa, pero todo lo que disponen está delicioso, destacando las espectaculares carnes, ya que en principio se trata de carne Argentina, aunque una de las últimas veces que he visitado el local, la calidad de éstas dejaba bastante que desear, pero bueno, supongo que sería algo anecdótico.
Desde mi punto de vista su especialidad es el provolone al funghi, empanadas criolla (me apasionan!!!!) y brochetas de ternena (muy ricas y enormes!).
Es un local ideal para ir en pareja o en amigos (no mesas muy grandes).
El único tema en el que flojean es en la carta de vinos, ya que es muy poco variada y poco adaptada a estos tiempos, en los que hay buenos vinos a precios económicos.
Siempre me han gustado los restaurantes argentinos pequeños, coquetos y alejados de las grandes franquicias. En este sentido, hasta hace algunos años (luego acabó decayendo) miraba de frente al Hotel Las Arenas cenando en La Pampa, pero no había conseguido encontrar una relación servicio-calidad-precio similar hasta la fecha.
Y eso que había pasado cerca, pues paralelo a las vías del tranvía de Peset Aleixandre hay una calle donde en UMA pruebas maravillosos crepes, en Bajo Flores originales pizzas a la piedra y ahora ya sé que en Viejo Barrio una de los mejores asados de la ciudad.
Tienen un menú por 9'50 a mediodía que aún no he podido probar, pero en mi caso tres amigos y yo decidimos optar por los clásicos: provolone con setas, empanadas de carne (sublimes) y parrillada para tres (es bastante grande). Todo regado por un buen vino mendocino y completado por el inevitable panqueque con dulce de leche de postre y el limoncello (obsequio de la casa) como digestivo.
El local es acogedor y moderno, el servicio fue rápido y el precio más que razonable, no como ocurre en grandes restaurantes argentinos. Volveré siempre que quiera buena carne