Anoche estuve en este restaurante, no con el fin de cenar, sino de poder disfrutar de la terraza que es, o era una delicia.
Nada mas llegar a la rampa de acceso desde la calle, encontré el primer cambio, el nombre ya no es La Torre Mauro, sino Tinta de Toro. Ya en la terraza había desaparecido la decoración con clara inspiración Veuve Cilcquot, una vez acomodados nos atendieron de una forma amistosa, me recordaba cuando asistía a las fiestas universitarias en casa de algún amigo. Yo, que soy de gin tonic me desesperé de la escasa variedad de ginebras y su triste presentación, un escaso trozo de pepino, o de limón. Pero lo peor estaba por venir para mis amigos que habían pedido el coctel estrella del verano, mojito…….. De mojito solo tenia en nombre, un mal ron, mezclado con refresco de limón, la hierbabuena inexistente y el hielo picado del tamaño de cubitos de hielo, tres en concreto. Nadie se bebió estos desventurados mojitos, pero lo peor es que ni preguntaron si no estábamos satisfechos. Si la cocina es igual, les espera un triste futuro. Yo desde luego no lo comprobaré.