Ayer estuvimos cenando 6 amigos. El sitio es bonito y está cuidado. El servicio es nefasto, hay bastante gente atendiendo pero muy poco cualificada. La comida, escasa y con una relación calidad precio mala. Al terminar la cena (300€ ), pedimos unas copas y el camarero sirve un wisky que no llegaba a ub chupito, se lo advertimos y el tipo nos dice "que es así".

No os lo recomiendo.

Situado en el centro comercial Torre Golf. Restauración muy cuidada de esta antigua torre de las huertas alicantinas, en el interior piedra, madera, hierro y cuidados jardines en el exterior.

La carta está compuesta por varios aperitivos, entrantes, arroces, cuatro o cinco carnes y otras tantas elaboraciones de pescado. Los postres son de repertorio clásico, con algún toque creativo. Ofrecen un menú del día por 18.50 euros, otro menú pica pica y un menú degustación para mesas completas. En general la comida podríamos clasificarla como de mercado mediterránea, con un punto fuerte en la elaboración de arroces de distinto tipo y buena factura. El servicio, el punto flojo del restaurante, tan sólo el que ejercía de jefe de sala, parecía ser profesional, las demás camareras no atendían nuestras solicitudes, hasta tres y cuatro veces tuvimos que solicitar su atención sobre el mismo asunto.

La carta de vinos, no es muy extensa, diferenciada por tipos y denominaciones de origen, con alguna referencia interesante, pero da la impresión que el criterio de confección sea en base a la oferta de un distribuidor. Las copas, sin ser de marca constatable, son de cristal fino y forma adecuada. El vino se sirve a la temperatura adecuada, pero su servicio se circunscribe a la prueba. El vino se conserva en unas cavas acristaladas, muy bonitas, que están a la vista del público en mitad del comedor.

Es una pena, porque el entorno está muy cuidado, la cocina es bastante correcta, pero el "pecado nacional" de descuidar el servicio desmerece un restaurante que a priori tendría todos los ingredientes para estar mejor que bien.