Durante la cena del viernes, nos dijeron que en Barcelona, les habían recomendado este local, yo soy de los que donde manda patrón no manda marinero. Así que allí nos fuimos.

El entorno es muy bueno por el mar y si te corre una brisita como a nosotros, el mobiliario (mejorable), la cristalería flojita.

Tomamos:
- Calamares
- Mejillones
- paella del senyoret para 2(1 pelín salada, pero bastante bien por lo demás)
- paella valenciana para 2 ( demasiada alcachofa, no salió bien, pero bueno!)

Agua, refresco, cerveza y una botella de protos verdejo (16€) un par de cafés

La gente salió contenta, yo no tanto, pero bueno hay días y días.

No pude desglosar la nota (pues no nos sacaron la carta, solo la del vino) Cosa que no me gusta, pues no sé si los calamares valían 8 o 18. Creo que salimos alrededor de 30€, pero no lo sé, pues fue una invitación.

Particularmente, prefiero otros sitios para el arroz.

Acudimos dos parejas a comer el domingo del puente de la constitución porque me habían dicho que hacían muy buenos arroces. Bien, les contaré que para empezar pedimos un viña carrases, pero la camarera nos trajo otro vino porque no lo tenían y según ella como era de la misma bodega era igual...primera decepción y falta de tacto con el cliente.
Mientras esperamos el arroz pedimos 3 tapas, unas tellinas, las cuales estaban en su mayoría cerradas, unos calamares, correctos pero escasos para cuatro personas, me pareció contar siete pequeños calamarcitos, y por último unas croquetas, escasas y acompañadas por unos pimientos de padrón quemados.
Finalmente trajeron el arroz, de pollo, conejo y pato, bueno pero no excelente, algo quemado en sus lados y muy aceitoso.
Luego cafés y dos gintonics para los cuatro, servidos con desgana, a destiempo y con algo de mala leche.
Lo peor llegó al ver la cuenta, 180 euros por una comida regular tirando a mal y servida horriblemente, totalmente abusivo, no se lo recomendaría a nadie, un robo , y al final ni un hasta luego, gracias o queréis un chupito.
Experiencia traumática para olvidar.

Después de una mañana en la playa, acudimos a comer donde habíamos reservado un arroz al horno para dos. Desde primera hora nos encontramos con las malas formas de quien nos tomo nota, que mientras apuntaba en su libreta la reserva, voceaba con algún conocido que caminaba por el paseo marítimo .
Acudimos puntuales, a la hora que habíamos dicho, nos sentaron en una mesa para dos y pasarón 10 minutos hasta que el camarero se dignó en acercarse y tomarnos nota de la bebida. Vuelven a pasar como 10/15 minutos hasta que le decimos que por favor nos traiga la carta, ahora es cuando viene nuestra sorpresa, nos acerca la carta y el arroz al horno que habíamos encargado, sorprendido le comento, hemos pedido la carta para ver los entrantes y pedir alguno, su contestación ( ya pero el arroz se pasa ). Es la primera vez que voy a comer a un sitio y sin preguntar si deseamos tomar algo de entrada o de picoteo, sacan directa mente el plato principal. Ya algo indignado le digo que por favor se lleve la carta que comeremos directamente el arroz. Después de comernos el arroz que estaba aceptable, le pedimos la cuenta, ya que tuvimos que volver a esperar 10 minutos a que se dignara a retirar los platos. Pero 2 veces más ya que se le debía olvidar cada vez que entraba a cocina que tenia clientes esperando. 30 minutos de reloj para que nos den la cuenta.
Servicio decepcionan te, de lo peor que he conocido hasta el momento. Como sigan tratando así al turista o a la gente que se acerca a pasar el fin de semana, lo tienen complicado.

Saludos,

Fuimos a comer un sábado tras dar un agradable paseo primaveral por la Albufera de Valencia. El sitio es bueno y la calidad del producto excelente. El calamar a la plancha de entrante era de una textura muy suculenta. Hubo también pan (bastanta infumable, ¡qué difícil es encontrar buen pan en Valencia!), con ajoaceite. Pedimos una paella a la marinera perfecta de punto y sabrosa. Se echaba en falta más arreglo de pescado, unos trozos de mero hubieran quedado magníficos con el arroz. La cantidad justa para nosotros, que nos somos precisamente unos amantes de esta clase de cereal. Un Alaska de postre que nunca llegó, seguramente por despiste. Con la sangría y los cafés salimos por 45 euros cada uno. Algo caro. Valencia es una ciudad en la que aún se pagan precios demasiado caros para los tiempos de moderación que ahora viven los restaurantes.

Estoy que no me puedo ni levantar de la pesadez de estomago, la paella de marisco era de todo menos de marisco. No sabia a nada y estaba aceitoso, además de pasado. La sepia del entrante escasa y aceitosa. El servicio tampoco es demasiado amable y son algo lentos. Para mi, bastante regular. Lo único q me ha gustado es el entorno, primera línea de playa.

Es mi perdición.
Me encanta comerme uno de sus arroces, es mi perdición: habrá sitios mejores, y mejores arroces; pero para mi no.
Sus calamares me parecen una pasada. Todas las picaditas muy buenas. Y si a esto le sumas el entorno y que puedes acabar en Enero, en la terraza, en manga corta y con las gafas de sol; me parece un estupendo sitio para pasar una velada agradable, comiendo muy bien, y disfrutando de los mios.
Me pierde... si no como todos los sabados un arrocito allí es porque no me lo puedo permitir y eso que considero que su RCP es muy buena...