Franquicia de alto standing. Local elegante tras subir al primer piso en ascensor desde la calle, descubres un amplio restaurante con mesas separadas, pequeños rincones y mesas redondas amplias, con decoración elegante y en el fondo una amplia bodega acristalada con buenas referencias mundiales.
En sala un servicio de primer nivel. Mesa bien vestida, buenas copas, cubiertos. Emplatados perfectos.
Carta de comidas con predominio de las opciones de carnes con diferentes tamaños en onzas de cada pieza, siempre en muy alto nivel de calidad. Presentaciones sencillas, clásicas pero con buenas materias primas.
Carta de bebidas muy muy amplia, a precios muy muy altos. Algunos españoles, por ejemplo Juan Gil 18 meses a más de 40$ (propina aparte).
Elegimos un Boom Boom 2014, un syrah americano muy resultón.
Iniciamos con cervezas Samuel Adams, agua San Pellegrino, un buen pan.
Doce para cenar y compartir unas ensaladas, unos espárragos, unos champiñones con espinacas y unos macarrones con queso; sirvieron de complemento a las carnes tomadas:
A destacar entre lo probado y muy a recomendar:
. center cut filet mignon (48$): el de 8 onzas cumple como buena ración.
. signature cut prime new york strip de 16 onzas (53$). Para campeones.
. cajun ribeye steak de 16 onzas (52$): salsa menos picante de lo esperado
Las carnes, de lo mejor probado en cualquier espacio y lugar. En EEUU es sinónimo de carne del mejor nivel, a pesar de ser franquicia.
Para postres hay que tener en cuenta que las raciones son las propias de un americano de Texas de 150 kilos de peso. Grandes no, lo siguiente. Compartimos unos tartas buenas, bien presentadas, pero indudablemente para compartir entre varios cada una de ellas:
. tarta de queso
. tarta de chocolate
Unos cafés muy buenos y una ojeada por la cava de vinos para babear un poco y a pasear desde el céntrico local al hotel y a dormir. Aún hubo quienes se fueron de copas al bar Coyote en Bourbon street.
Tomamos dos merlot (porqué el primero lo arrasamos). Veintidós comensales en una ciudad abarrotada por 30.000 congresistas.
Empezamos con un Silverado Vineyards 2005, merlot, Napa Valley, que me pareció excelente. Recibió críticas de los compañeros, en el sentido de que era un tanto basto, áspero de salida. Cuando se terminó, seguimos con un Rutherford Hill, 2005, Napa Valley, Merlot, mucho mas elaborado, y por ello, mas a gusto de todos. Un vino soberbio.
Cenamos ensalada Cesar's que sabía a ensalada (Cesar's para ser mas claro).
Solomillo de 10 onzas, exquisito, con una patata al horno monstruosa, brócoli, salsa maionesa suave i salsa de iogur.
Tarta de queso (NY cheescake) aceptable. Cantidad descomunal.
Café de calcetín.
Recomendable para ir poco público y un dia menos abarrotado.