Restaurante Brassa de mar en Alboraya
Restaurante Brassa de mar
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
25,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
41 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.0
Comida COMIDA
4.4
Precio medio entorno ENTORNO
7.6
RCP CALIDAD-PRECIO
4.2
Opiniones de Brassa de mar
OPINIONES
19

Tengo que decir que si llego a leer antes de ir a este restaurante las valoraciones de los compañeros aqui en verema pero doy gracias por haber ido a este restaurante y leer a posteriori las valoraciones. Me explico, a mi gusto el restaurante ha sido buenisimo, teniamos reservado la mesa para las 3:30 pero nos han adelantado una vez estabamos alli, asi que nos hemos evitado esperar, a la hora de elegir nos hemos decantado por unos entrantes de langostinos y por una cazuela de huevo rotos con morcilla esplendidos los dos, lo mejor la presentacion de los langostinos. Como segundo plato nos hemos decantado por un arroz negro que estaba buenisimo, el arroz un poquito duro pero delicioso. Para terminar de postre hemos ido a probarlo casi todo y hemos pedido un brownie(riquisimo), una tarta de queso con arandanos(un autentica delicia), el flan de huevo con dulce de leche(dulcisimo!) y el Panqueque de dulce de leche(sin palabras). Por eso no entiendo la baja valoracion que tiene este restaurante en Varema porque teniendo en cuenta como hemos comido y como son las vistas...Solo puedo decir que es un restaurante al que voy a repetir.

El precio de nuestra comido rondo los 30€ para una comida sin vino.

Lamento haberme equivocado en mi comentario titulado "segunda oportunidad", creí que el lugar y el precio del menu de medio día significarian una mejora gradual ya que sigo siendo un admirador del entorno en que se encuentra ubicado, pero a pesar del económico menú y del entorno, debo reconocer que la nota media que salía en esa valoración no refleja el nivel del restaurante y por ello, tras otras visitas, corrijo esta situación y pido disculpas si mi opinión anterior pudo confundir a alguien. Poco que añadir respecto a la comida y el servicio en general a lo ya indicado en otros comentarios. Fallido. No indico el precio por persona ya que puede variar mucho si se trata del menu de mediodia (en torno a 16 €) o no (35 €).

Que pena no haber leído las criticas que de este "local" ya había en Verema. Me habría ahorrado una más que prescindible experiencia.
Lo menor sin duda, las vistas.
La carta de vinos es pobre, eso si, tienen Flor de Pingus, ("que no se diga que no tienen nivel") y unas cuantas referencias de Malbec argentino, de las que son incapaces de darte la más mínima referencia, más alla del "esta bueno"
El provolone aceitoso, el embutido argentino solo correcto y la carne... hay la carne, para olvidar.
Tomamos una botella de La Celia reserva del 2004, bien sin más.
Pedimos de postre fruta variada, un verdadero desastre de presentación y de punto de madurez.
Ojalá que los vientos de crisis les envíen donde merecen.

Ayer repetí experiencia en este bonito restaurante tan bien ubicado. Como ya dije anteriormente el margen de mejora era tan grande que con poquito ya se nota algo. El lugar y la música son realmente acogedores y las vistas no digamos, quiza, solo por eso vale la pena ir. Además ahora tienen un menu por 12 €, más que digno, con varios platos a elegir. La verdad es que por ese precio no me puedo quejar, comí una original ensalada, un lenguado algo reseco y un hojaldre de manzana rico. Pedí una copa de vino blanco, creo que me pusieron Marques de Requena (el único abierto) y no estaba mal. Buen servicio y muy buen pan. Como digo, con ese menu, la música y el entorno, volveremos.

Como ya se ha dicho anteriormente estaba avisado pero ante la insistencia de un amigo pues otro que ha caido. Decoración curiosa, buenas vistas y lugar agradable, todo lo demás negativo. Comida pretenciosa mal presentada, carta de vinos floja y servicio del vino nefasto, encima muy caro. No recuerdo ni el nombre de los platos ya que no pensaba ni escribir. Espero que con el tiempo mejore, tienen todo el margen del mundo.

Ya iba sobre aviso gracias a los veremeros y no puedo sino corroborar el resto de comentarios. Local vistoso, curioso y muy fashion. Comimos en la terraza, con una brisa muy agradable. A los entrantes de chiringuito playero normalito les siguió una paella de bogavante, a pesar de que pedimos meloso de bogavante, también normalita. Lo mejor los postres, pero sin pasarse. La carta de vinos escasita y cara. Sobre la relacion calidad precio no puedo opinar, pero me consta que no fue barato. Salvo que cambien mucho no creo que vuelva.

Yo era reacia a este restaurante dadas las malas críticas pero me justifico dado que no reservé yo. Un local al lado del mar decorado con césped artificial que más que a cenar parecía que ibamos a jugar una partida de minigolf. Nos sentamos y nuestra sorpresa fue que, sobre la mesa, sólo había un papel con "menú degustación". Nos comentaron que en terraza no había otra opción. Elegimos los segundos y, empezó el desfile de despropósitos. Entrantes escasos, tocamos a dos tomates cherry, una bolita de queso gorgonzola y dos hojas de lechuga, una pequeña empanadilla congelada recién sacada de la freidora (con todo su aceite, se entiende) y un trozo de pastel de, no conseguimos saber qué. Después llegaron los segundos: dorada con gulas (pinta horrible y otra vez con exceso de aceite), carrillada rellena de setas (eso no era carrillada sino un trozo de carne ¿de qué? tampoco lo averiguamos, ni siquiera por eliminación y... pollo relleno con salsa gorgonzola, yo les explico, el típico pollo que venden en bandejas en Mercadona rellenos de carne picada al que han tenido el detalle de quitarle la cuerdecita que lo rodea y ponerle una salsa de queso por encima. Y, el postre, "delicias de la abuela" o algo así, ¡ay si la abuela levantara la cabeza!, dos variedades de postre, dos. Las texturas y sabores totalmente químicos. Un horror. Y la guinda, la cuenta, 40€ por cabeza. ¡Y luego nos quejamos del precio de la gasolina!.

Muy bonito el entorno y el restaurante en sí. Lo primero que salta a la vista son las deficiencias en la carta de vinos, con escasa presencia de los vinos de la tierra. Algunos vinos multiplicando x3 precio de tienda. A pesar de no ser una carta muy extensa la primera referencia que pedimos no estaba. Para comer entrecotte argentino, me tuve que pelear con el, ni tierno ni sabroso. Los postres, panqueque de manzana, medio quemado. Yo salí con la impresión de haber comido en un chiringuito playero de toda la vida a precio de restaurante de élite, cosa que ni de lejos es. Tendrán que esmerarse para aprovechar el entorno.

Un desastre. Qué manera de arruinar un local en un lugar como La Patacona, instalaciones con decoración de diseño, pero con un servicio pésimo, caótico, mal dirigido y una carta de platos justa y llena de faltas de ortografía como miscuit (sic) de pato con sal mandon (sic 2), por ejemplo.

El súmum de la incompetencia llegó en el inicio con la elección del vino. Después de pedirlo una vez (Viñas del Vero Gewürztraminer), acudieron tres, sí tres, nuevos camareros a preguntar qué vino queríamos. Cuando apareció la ansiada botella (25 minutos de reloj desde que nos sentamos y no estaba lleno) lo traen del tiempo y encima la camarera miente diciendo que estaba frío, cuando evidentemente no lo estaba. Ante nuestra reacción, cambia el discurso y dice "bueno, muy frío no está. ¿Les traigo cubitera?". Gran pregunta para poner a tono un vino blanco, que al final cogió la temperatura casi en los postres. Por cierto, la cubitera, con servilleta de papel y sucia incluida. Plas, plas.

Además el "miscuit" estaba deshecho por su elevada temperatura; gulas con gambas insípidas y atún a la brasa frío, el pan pasado y muchas ganas de salir enseguida. La palabra "disculpen" fue la reina.

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