Había oído y leído mucho sobre El Bohío y su adaptación de los últimos tiempos hacia esa cocina tradicional pero con esos toques de auténtica personalidad y buena técnica por parte de Pepe Rodríguez. Así que tenía muchísimas ganas de ir pero el problema de este restaruante, desde mi punto de vista y sobre todo para los que no somos de la zona, es esa ubicación a mitad camino entre Madrid y Toledo, una especie de tierra de nadie ya que el municipio donde se localiza, tampoco es que tenga otro especial atractivo, como para hacerle una visita turística.
Por fin pude ir y, además, invitado, ¿se puede pedir más? :-). No obstante, intentaré ser muy objetivo en las valoraciones.
Nos propusieron una especie de menú de degustación que consistió de entrada y para romper el hielo en unos aperitivos, minúsculos, estilo nueva cocina, pero muy gustosos de Galleta de aceituna negra con parmesano, Mini ensalada de pollo, Tomate con anchoa y Aceituna con lichi. Bien.
De platos principales tomamos:
- Escabeche de perdiz. Verdaderamente genial esa idea de ofrecer el escabeche frío, bajo una base de una espuma de hielo crujiente. Enormemente refrescante. Si hay que buscarle un pero, tal vez un punto excesivo en la dosis de vinagre del escabeche.
- Ropa Vieja con caldo de Cocido. Espectacular. Para mi gusto, uno de los dos mejores platos del menú.
- Nuestra versión del pisto manchego. El segundo de los platos que me dejó impactado por su sencillez pero, al mismo tiempo, por su finura y delicadeza con el tomate escondido bajo una lámina de pimiento rojo y los aderezos al margen. Una auténtica delicia.
- Salchicha casera con berza y caldo casero de tocino rancio. Buena definición de la salchicha, ligeramente especiada, sobre unas habichuelas en cado casero mantecosas y en su punto.
- Ajoarriero de bacalao ahumando. Un plato muy llamativo a la vista pero que no me impacto tanto como el resto, tal vez porque estoy acostumbrado a tomarlo en otros sitios de la serranía de Cuenca con similar paladar.
- Presa ibérica con asadillo especiado. Increible conseguir esa jugosidad en la presa y muy buena la combinación con las especias del asadillo, con un estilo muy latinoamericano.
- Queso, miel y manzana verde. La manzana troceada y casi congelada sobre el queso cremoso y una ligera base de miel. El primer postre con mucha frescura que nos limpiaba la grasa de los platos anteriores.
- Chocolate especiado. Un postre final, contundente y respetando la autenticidad de la materia prima.
Durante toda la comida tomamos Lagar de Cervera 2011 y Viña Ardanza Reserva 2004, que acompañaron bastante bien a todos los platos.
Estuve ojeando la increíble carta de vinos del Restaurante repartida en hasta seis libros diferentes destinados a: Vinos espumosos, Tintos Españoles, Tintos de Castilla La Mancha, Blancos Españoles, Tintos del Mundo y Blancos del Mundo. Buenas selecciones a precios bastante razonables. El servicio del vino durante la comida fue impecable.
No puedo hablar de la relación calidad precio porque fui invitado pero los precios que pude ver en la carta me parecieron bastante ajustados al nivel del restaurante.