”La primera comida del día era el almuerzo. Alguna gente del campo tenía la costumbre de, apenas levantados, romper el gusanillo con una “barreja” (sol y sombra). Era el café con leche de aquella gente, una mezcla de coñac y anís.”
“EI comer a labrador era una necesidad a la que normalmente nunca dedicaban excesiva imaginación, ni tiempo. Comían para vivir, sencillamente.”
“Era más fácil que alguien de la casa se quedara sin comer, que un animal de las cuadras no tuviera nada para mordisquear. Si las comidas del ganado eran sagradas, las de la gente eran sencillamente para cumplir una necesidad biológica. “
Estas y muchas otras son las vivencias que nos cuenta en ”Un día en La Masia” de su web, donde Pera Mià nos habla de la vida en su Masía no hace muchos años, vivencias que seguramente serían muy similares a las de cualquier campesino del resto del país y me atrevería a decir que del mundo.
Pocos sitios se pueden encontrar en la actualidad, donde encontrar una cocina y sobre todo unos productos como los de antes, una “materia prima” criada o sembrada, en la misma casa y de la misma manera que lo hacían sus abuelos.
Pues bien, aquí es donde “decidimos montar la V Quedada de Girona, en un auténtico restaurante “Km. 0” “Km. 0” pero Km. 0, de verdad.
Empezamos con una ensalada y unas cazuelitas de caracoles, (muy buenos, una de las especialidades de la casa) almejas que no llegué a probar, y cómo no, uno de sus productos estrella, los embutidos caseros. En Can Mià, crían y matan el cerdo cómo se hacía antes, y eso se nota.
Seguimos con un surtido de “rostits” la especialidad de la casa, entre los que puedo recordar,
Carrillada de cerdo.
Jabalí con confitura de fresa.
Pintada rostida y flameada al conyac.
Oca con Peras.
Y creo que alguno más pero que no recuerdo.
El secreto de sus “rostits” nos lo desvela Pera en sus ”X Mandamientos del Buen Rustido”
I.- Escoger un animal bien criado.
II.- Dorarlo con un buen aceite de oliva y un poquito de manteca de cerdo.
III.-Asarlo a fugo lento y sin prisas
IV.- Cuando esté dien dorado añadirle un chorro de coñac.
V.-Tapar la cazuela para que s eimpregne del aroma del coñac.
VI.- Dejarlo reposar un día antes de comerlo.
VII.- Al día siguiente calentrlo a fuego lento.
VIII.- Servirlo en la mesa bien presentado.
IX.- Es mejor acompañarlo con un buen Cava Catalán
X.- Buen provecho
Y para terminar su típico
Surtido de tartas caseras, frutos secos (un 10 para las avellanas), cafés carajillos………
Como todo eso había que regarlo con algo, y en Can Mià el tema de vinos y cristalería, al igual que la comida, sigue normas de las antiguas masías, vino de la bota de elaboración propia y vasos duralex de los que toda la vida, como ya hicimos hace un par de años con motivo de la visita de Eugenio, nos permitieron llevarnos nuestra propia cristalería y por descontado nuestras botellas de sobaquillo .
Pero eso mejor dejo que os lo cuente alguno que entienda de vinos más que yo.