Restaurante La Torrija en Valencia
Restaurante La Torrija
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
29,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
29 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.9
Comida COMIDA
5.0
Precio medio entorno ENTORNO
4.0
RCP CALIDAD-PRECIO
4.3
Opiniones de La Torrija
OPINIONES
9

Reitero las disculpas por la tardanza en escribir el comentario. Cena para dos personas: 4 croquetas (pollo y jamón, si la memoria no me falla), relleno sabroso, buenas (6 euros). Medio tartar de atún (8 euros), bien preparado, aunque un poco escaso para compartir. Burrito con rúcula (5,50 euros) y finalmente 2 raciones de cochinillo (estupendo, carne tierna y sabor muy coneseguido) con patatas paja y pimientos padrón (32 euros).
Para beber: 1 cerveza (2,50 euros), 2 aguas (3,20 euros) y 1 copa de vino Nodus Summum (el aceite que se ofrece es de la misma marca, copa a 4,25 euros).
Total: 59 euros. Buena calidad aunque sin postre ni café, creo que el precio es un poquito alto.

Solo lo aconsejo si vas a tomar un par de tapas y unos vinos como aperitivo antes de comer en otro sitio y si estás dispuesto a pagar un precio desorbitado.
Sea taberna, bar o restaurante cuando me siento en uno de ellos espero irme satisfecho por su calidad-precio y cantidad. No me he comido una brandada más aceitosa y escasa en mi vida.

Por sorpresa acudo a este lugar para comer, hermano menor de Torrijos y que no pretende ser un restaurante, sino más bien una especie de tabernita o lugar para tomar algo, teniendo en cuenta que sirve vinos por copas. Respecto al vino una carta corta, pero interesante, con precios correctos, y un servicio que, aunque mejorable, resulta apropiado. Tomamos ventresca fresca, muy buena, la torrija (algo cara para lo que resulta ser, pan cocinado con queso por dentro y una loncha de jamón, aunque conseguida), y lo que destacaron fueron los erizos de mar al cava. Terminando con un arroz de marisco. Los platos con cantidades correctas, bien presentados y muy buenos. A todo ello añadir unos postres increíbles, y de difícil elección.
Partiendo de lo que es, no un restaurante sino un sitio para tomar algo (teniendo en cuenta que es pequeño y ruidoso), no está mal, aunque el precio quizás algo contaminado por su hermano mayor y algo caro.

Mas que un restaurante es un bar en el que se come. El local es pequeño e incomodo. la comida me decepcionó. Tan sólo se salvaron las albondigas con boletus y el pan. Buen servicio, atento y servicial. Carta de vinos diferente y eso siempre es de agradecer. Elevada RPC

Como cliente por primera vez y local recomendado por amigos del sector y compañeros de la profesión, me gustaría añadir-según los comentarios, respetables en todo momento, creo que existe una pequeña confusión en los terminos, hablamos en todo momento de una TABERNA y no de un Restaurante.
Considero que el servicio desde la entrada a la Taberna que nos rebicieron muy atentamentamente como si fuesemos clientes fidelizados, la comida muy rica y en su tiempo debido y en su punto, los postres exquisitos y el precio muy muy aceptable dado a su calidad y servicio.
En cuanto a los vinos muy bien seleccionados y en su respectiva copa dependiendo de la seleccion del mismo.
Yo, como gran amante del buen servicio, calidad, considero que es un local que yo recomendare muy gustosamente.

Leidos los Últimos comentarios poco más que añadir, yo probé los huevos con sobrasada rancia y las croquetas de txistorra, fatal decoración sin ningún encanto y les aconsejo modestamente una reflexión sobre lo que quieren ofrecer porque medios e ideas seguro que no les faltan conociendo a los propietarios. suerte

Un bar convertido en un minirestaurante.
Una lastina.
Hay un buen somelier con una carta corta.
Excelente la albondiga de bletus.
Rsto muy normal.

Grandísima decepción y más aun teniendo en cuenta que venía avalado por su hermano mayor ’Torrijos’.
No me fío mucho de los restaurantes que no tienen carta en la entrada, pero en fin...
Una vez dentro, pedimos mesa y a pesar de que teníamos reserva, se extrañaron, cosa que no auguraba un buen presagio. Después de consultar no sé a quien o a qué, y como si nos perdonaran la vida, nos dijeron que sí, que podíamos sentarnos a cenar.
El local tiene una original decoración, con las caras más o menos conseguidas de los dueños dibujadas en la pared, pero es excesivamente ruidoso, incluso teniendo en cuenta en todo momento el tipo de local donde nos hallábamos. Además, entraron un grupo numeroso (amigos de la jefa, porque la saludaron) y cuyos gritos, ayudados por la mala reverberación del local, se multiplicaban por 2.
A partir de ahí, todo un cúmulo de despropósitos. El servicio de sala inexperto, con prisas en tomarnos nota, alteración en el orden de los platos, venían varias camareras a preguntarnos lo mismo... Además, se olvidaron de traernos el vino, que al final lo tomamos en el tercer plato. Al menos, de vez en cuando pasaba la camarera y nos preguntaba la prescincible e inútil pregunta de ’¿está bueno?’
La comida (informo de los precios):
- Torrija salada (recomendada por la camarera): una rodaja de pan cortado por la mitad, rellena de queso, con 3 cortadas de jamon ibérico por encima. No estaba mal. (14€!!)
- Calamar relleno: 4 trocitos de calamar rellenos de setas con una salsa casi insipida. (16€!!)
- Brandada de bacalao: servida en un recipiente de aluminio bastente cutre. Nos la comimos en dos cucharadas (11€!!!)
- Paletilla de conejo con ajos: Correcta (9€)
Los dos ultimos platos servidos a la vez y calientes, por lo que no sabíamos cual comer primero y cuando se suponía que la brandada tenian que haberla servido al principio.
Por supuesto, no nos cambiaron los platos.
- Dos postres (4,5€): Tarta de manzana y mousse de limón. Tres cucharadas y desaparecieron. Muy buenos, eso sí.
Aviso: todo esto fue después de decirnos que las raciones, sobre todo en los platos principales, eran abundantes. Jamás habia tenido que comer tanto pan para saciar mínimamente el hambre y eso que no soy comilón.
La carta de vinos aceptable con precios razonables y servicio correcto. Aunque las copas que tienen desde el principio son las pequeñas, y a no ser que lo digas, te sirven el vino en esas.
En resumen, relacion calidad/cantidad/precio inaceptable, sobre todo teniendo en cuenta las caraterísticas del local y el servicio.
Demasiados errores en una noche. Salimos con la sensacion de que nos habian tomado el pelo.
Espero que los encargados del restaurante lean este comentario e intenten subsanar estos errores.
Por mi parte, no lo recomiendo.

Si se juntan dos monstruos como Pere Mercado (enorme sommelier) y Josep Quintana (chef Raquel Torrijos) para montar una taberna... ¿qué otro resultado podemos esperar que el que ha sido?: pues eso, una TABERNA con mayúsculas, rompedora, aunando diseño y tradición.
Dicen que de un gran restaurante, si lo es, debes irte recordando algún plato. Yo recuerdo casi todos los que probamos (y fueron muchos, al centro): paletilla de conejo a los 4 escabeches, croquetas de chistorra y boletus, callos venidos de la mejor casquería de Madrid, solomillo de ciervo, gamba de Denia. Casi todo te lo presentan en una entrañable cazuela que destapan en la mesa.
La carta de vinos, no podía ser de otro modo, perfectamente elegida para maridar los platos que sirven en este tipo de establecimiento y basada fundamentalmente en expresivos tintos jóvenes, de autor, con cortas crianzas de entre 3 y 8 meses. Por supuesto con su apartado de blanquitos, champagnes y dulces.
Servicio joven, atento y profesional con la omnipresencia de Pere en la sala.
RCP soberbia teniendo en cuenta la calidad del género y de la cocina: 30€/pax.
Un placer que repetiré muy a menudo, bien sea sentado, bien en la barra.

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