Esas experiencias perduran siempre en la memoria. Y que quieres que te diga, en una situación así por muy enamorado del vino que seas como es nuestro caso eso se traslada a la cola.
Preciosa vivencia Aurelio.
Un abrazo
Es su casa, y en ella entra quien ella quiere.
El cocido maragato más famoso y exclusivo del mundo lo toma sólo quien decide doña Maruja Botas Salvador, toda una institución en Castrillo de los Polvazares, en Astorga, en León… y más.
Por eso… nos costó reservar. Éramos un grupo de 8, le caímos simpáticos por lo que sea… y nos aceptó, pero tuvimos que utilizar todo nuestro bagaje comercial para conseguirlo.
Nos esperaba en la puerta, sentada en la poyata de su casa (sin cartel o distintivo alguno), una típica casa maragata, muy cuidada, que hace las veces de restaurante.
Pese a que el suelo, con desniveles, es de una mezcla de piedra y tierra apelmazada del color típico anaranjado de la zona, se notaba todo impoluto, una limpieza palpable.
Mucho más simpática al natural que por teléfono (dónde vas a comparar), medio por el que me costó Dios y ayuda entenderme con ella.
La habitación-salón donde se ubican las mesas no puede tener más regusto, más encanto, más tipicidad: fotos de famosos se amontonan en ella alternándose con artículos de prensa y escudos de armas y de batallones.
Cuando las ves detenidamente… ¡pero si por aquí ha pasado la flor y nata de la sociedad española de las últimas dos generaciones!
¿Y qué comimos?
Pues cocido maragato, el cocido que se come al revés. No hay otra posibilidad.
¿Y de postre?
Pues natillas. No hay otra posibilidad.
¿Y los petit fours?
Pues sí, los había: unas guindas. No había otra posibilidad. Bueno, sí: te daba una, dos o tres, según cómo te considerase.
¿Y qué bebimos?
Pues lo que había oiga, un vino de mesa de tapón de plástico transparente de esos de los de antes. No hay otra posibilidad. Y un orujo casero. No había otra posibilidad.
¿Y quién cocinó?
Pues Maruja Botas, con la ayuda de una paisana.
¿Y quién nos sirvió?
Pues Maruja Botas, con la ayuda de una paisana.
¿Y de qué hablamos?
Pues de mil cosas, siempre con Maruja Botas presente, deleitándonos con su desparpajo y enriquecedora conversación.
¿Y qué pagamos?
Poco, muy poco. Esta experiencia es impagable, no se paga con MasterCard. Es como adentrarte en un poquito de historia.
No me voy a extender más pues el interesantísimo desarrollo de esta entrañable vivencia y la valoración gastronómica detallada la hará próximamente Argug en su blog “Con Sincio”, pero ya os avanzo… ¡qué bien lo pasamos!... ¡y cómo estaba el cocido!
Un privilegio, muchas gracias por acogernos en tu casa, Maruja, un placer haberte conocido.
Esas experiencias perduran siempre en la memoria. Y que quieres que te diga, en una situación así por muy enamorado del vino que seas como es nuestro caso eso se traslada a la cola.
Preciosa vivencia Aurelio.
Un abrazo
Gracias Javi, no te pierdas el blog "Con Sincio", te encantará.
Pues fíjate que lo del vino lo estuvimos valorando Gabriel y yo el día de antes. Pensamos en la posibilidad de llevarlo nosotros, sabíamos ya lo que nos íbamos a encontrar, pero preferimos beber lo que nos diera Maruja para vivir la autenticidad de la experiencia en plenitud.
Abrazos!
A todos os avanzo, que el que consiguió, que nos aceptase como comensales, fue:......... Aurelio....¡como no¡, no podia ser otro.
Hay restaurantes a los que vale la pena ir en cualesquiera condiciones y éste debe de ser uno de ellos.
Sólo he tenido la oportunidad de comer cocido maragato de verdad en una ocasión y espero poder volver a comerlo pronto, aunque si puede ser en invierno mejor que en verano ;-)
Saludos!
Jeje, yo soy un currito, tú eres el intelectual, "el padre de la idea"
Pues vete a conocer a Maruja, es un espectáculo!
Es un placer leer tus notas, tus aventuras, desconocía por completo lo de esta señora, chapo.
Ya me gustaría tener esa conversación grabada, jaja
Anda que Maruja es encantadoramente especial. Tú lo bordas. Qué bien me lo he pasado leyéndote. Todo cual fue, sin quitar ni poner nada. Gracias Aurelio.
A mí el vino me gustó, o dicho de otra manera: no estaba mal.
Volvería...casi todos los años... por todo.
La oreja primero, que está calentita, mézclelo todo para saborearlo bien, el morcillo...no se olvide del morcillo...ese fue pretendiente mío, ese también, el japonés...qué guapa...ahí...más arriba...
Alguna idea te daré, estoy preparando el tema.
Me parece una idea fenomenal.
jaja, gracias Arrutzi, yo también lo desconocía, Gabriel y Javier son los que estaban al tanto.
Un abrazo
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