Hoy se han dado todas las circunstancias para que acudamos a este restaurante. Intenciones de ir a Vitoria/Gasteiz por las fiestas de San Prudentzio pero la climatología nos ha "aconsejado" olvidarnos de ello. Después llamadas al menos a media docena de locales en Bilbao, incluso al Boroa de Amorebieta y todos completos. Al menos una alegría, algo están haciendo bien.
Le teníamos ganas a este asador, muchas veces hemos pasado por la puerta pero por una cosa u otra nunca habíamos cenado en él.
Amplio local, con una zona de bar, para pasar por una cocina abierta con una expositor donde ves todo el producto antes de entrar a un comedor con dos zonas diferenciadas. Tienen también comedores privados más pequeños.
Buena mantelería, cubertería, buenas copas y cambio en cada servicio.
Las mesas de buen tamaño...... todas? No, todas menos una, que casualmente y doy por supuesto que ha sido porque nuestra llamada ha sido tardía, nos ha tocado en gracia.
Una pena, tienen sitio para que sea un poquito más grande, no es raquítica pero en comparación con las demás se queda un tanto desangelada y da la sensación de que eres el "pobre" del local, por mucho que en este caso concreto así fuese.
Como todo lo emplatan individualmente y la cubitera va fuera de la mesa, tampoco es que necesites más sitio pero es la sensación.
Ofrecen una carta con no demasiadas opciones pero allí se va a lo que se va, a por una buena txuleta o un buen pescado.
También ofrecen 2 menús degustación, uno de tierra y otro de costa.
Nos hemos decantado por este último.
Dos panes de txapata de muy buen tamaño y muy ricos y para beber hemos pedido, dentro del menú un Protos verdejo 2012 huele bien este vino, fruta tropical. Gusta tenerlo en boca, ese final un tanto amargoso que le da una persistencia notable. Me gusta, sí señor. Buen servicio del vino y atentos al llenado de las copas.
Comenzamos con lo que nos ha traído aquí:
Antxoas frescas a la brasa con ajo y perejil acompañadas con unos pimientos rojos, un tomatito y unas espinacas. Frescas, bien hechas, con toque de parrilla y sin pasarse en el ajo por lo que saben a lo que tienen que saber. Buen producto.
txipironcitos a la plancha (Pelayos) con 3 estilos de cebolla dos unidades bien trabajadas, en punto ideal, ni poco ni muy hechos. Buen sabor y las 3 cebollas muy ricas, tanto por separado como mezcladas. De nuevo se nota la calidad del producto.
Rodaballo “al estilo de Getaria” (a la brasa) una señora pieza de pescado; a ojo de "buen cubero" 1,2 kilos aproximadamente, presentado entero para en nuestra presencia dividirlo en dos estupendas raciones bien presentadas. No tiene demasiado misterio este plato, buena calidad y buena mano, sin añadidos de ningún tipo a excepción de algunos ajitos. Como compañía y en cuenco aparte unas patatas cocidas con unos pimientos rojos, bien conseguidas.
De postre un Helado de piña con nueces garrapiñadas, chocolate y crema de texturas varias preciosa presentación, riquísimas las nueces, el helado co-jonudo, con buenos trozos de piña en su interior, la crema con toques de frutas, mango a destacar. Un postre muy logrado.
Un rico cortao con muy poquita leche y varios tipos de azúcar a elegir y al pedir un vinito dulce, me ofrecen un Casta Diva viejo conocido que me gusta mucho y que he disfrutado como se merece.
Pues lo dicho, siendo en todo momento nuestra intención dar un pequeño toque a esos detalles que marcan diferencias, por favor, diez centímetros le faltan a esa mesa para no sentirse menospreciada.
El servicio correcto, presto en todo momento y dirigidos por un jefe de sala al que no se le escapa un detalle.
Volveremos a probar alguna de esas txuletas humeantes que han pasado por nuestro lado.