Estuvimos comiendo un domingo de Diciembre, solo se ocupó otra mesa además de la nuestra. En el restaurante había platos a la vista con buen género, pero luego de la carta no había de casi nada.
Compartimos una buena racion de queso, unas ricas zamburiñas y la famosa tortilla de patatas. Ojo que es de esas tortillas muy poco hechas, no a todo el mundo le gustan. (A mi me gustó mucho). De segundos tres buenos entrecottes de tercera gallega, tamaño medio y muy buen sabor, una carne que no recuerdo como se llamaba, guisada, la sirven envuelta, son como costilla de cerdo, un plato muy consistente (bueno)
De postres compartimos un flan y un helado, bien los dos.
El lado amargo vino con el vino. La carta es muy amplia y de precios normales. Ví un Valtosca que me llamó la atención, nos gusta bastante este syrah. Lo trajeron y lo sirvieron rápidamente a las cuatro personas para probar. Ya en los 4 vasos se veía que aquel color no era el de este vino, parecía más bien un Rioja ya con años. Era un 2002, y lógicamente el vino ya estaba muy perjudicado. El Valtosca es un vino que da gusto beberlo nada más salir de la bodega, y se pueden beber las 4 añadas anteriores muy ricamente, pero más allá no se le puede sacar más vida. Se lo comentamos en varias ocasiones al dueño, pero no compartía la misma opinión, nos dijo que los vinos de Jumilla cuando están buenos era cuando había pasado muchos años... Esto sería así hace 20 o 30 años, pero ahora no, al menos no en todos los vinos. Si hubiese sido un Pie Franco o un Clio, segurmente había aguantado bien, pero un Valtosca es un vino que debe de beberse más bien reciente, para apreciar todo lo bueno de esa syrah. Tamibén probamos otro rioja que el dueño nos recomendó, bastante bueno, no recuerdo el nombre.
Dudé en ir a El Manjar por los comentarios que me habían llegado de las excentricidades de su chef y propietario que había amargado la comida a más de uno. Yo tengo que decir que nuestra experiencia fue tremendamente buena y que nos trataron estupendamente.
Tienen una carta larga pero la verdad es que no tienen la mayoría de platos porque se centran en comprar cada día lo más fresco e interesante. Sólo entrar vi 2 bogavantes gigantescos. Los más grandes que he visto en mi vida (y con mucha diferencia).
Es famosa su tortilla de patata (ganadora del premio a la mejor tortilla hace unos pocos años) con la patata cortada a finas lámimas, casi crujiente y el huevo muy crudo (tan crudo que no sé cómo se apañan para hacerla). No es apta para todo el mundo pero a mi me encantó y recomiendo al 100% probarla.
Nosotros éramos dos y pedimos tortilla para dos, pimientos del padrón (maravillosos, cómo saben en Galicia...) y una ventresca de atún buenísima (la materia prima y la cocción). El postre fue lo menos disfrutado, la especialidad de la casa: mantecado, que era como un helado con almendra crocante al horno. Demasiado pesado y empalagoso para mi que no soy muy de dulces.
Todo ello + 2 botellas de vino de un Monterrei "Terras do Cigarrón 2008" godello+treixadura que nos encantó y se bebía solo (hasta el punto de pedir 2 botellas para 2)+ cafés + orujos 45 euros por cabeza.
Jose Mª Crespo nos trató de maravilla y hasta nos vendió efusivamente a precio de coste varias botellas de vino gallego de difícil compra. Entre ellos un Magnum Pedrouzos que al parecer va bastante buscado. Volveré cuando esté por Coruña seguro.
Excelente restaurante en el que cabe destacar las más de 1000 referencias de vinos de prácticamente todas las denominaciones del territorio español así como también vinos franceses. Es el restaurante con la bodega más completa que he encontrado en Coruña. La comida es de materia prima excelente y bien elaborada basada en mariscos, pescados y carnes de calidad. De primero tomamos unos berberechos al ajillo, morcilla de Burgos y de segungo rape a la espalda y bacalao al pil pil, un postre de la casa y dos cervezas sin alcohol (85 euros).
El cocinero de este restaurante recibió hace un par de años el premio a la mejor tortila de patatas.