La verdad es que mi intención era la de visitar un restaurante situado casi puerta con puerta de Casa Azofra, pero estaba cerrado, así que ya que estaba allí decidí entrar.
No me voy a extender demasiado porque creo que no vale la pena, como dice el anterior comentario comedor amplio y clásico castellano, servicio atento creo que era el propietario.
Llegué pronto, justo cuando estaban abriendo el restaurante, por lo que ya me causó mala sensación ver los hornos de asar cerrados, mala sensación que se vio confirmada cuando llegó el lechazo a la mesa.
En fin vamos al tema, que empieza con los típicos aperitivos de asador,
Chorizo al vino, Morcilla de Burgos, y unos pimientos rojos que ni se habían pedido ni se esperaban, y que fueron estratégicamente colocados en un rincón del plato para que no molestaran.
De postre,
Leche frita, flambeada con Anis.
La cuenta,
La cuenta ascendió a 33,33 euros para una persona, un precio que me habría parecido razonable si el lechazo hubiera estado recién hecho.
Manda eggs que nunca pida cordero asado en Cataluña, precisamente porque debido a la poca demanda me he encontrado en varias ocasiones con lechazos recalentados, y venga a Burgos y me la cuelen.
En fin, en este restaurante difícilmente me volverá a pasar.
Casi en la salida de Burgos hacia León se encuentra Azofra, afamado asador de la zona que también posee hotel. Aquí experimentos los justos, y aunque la primera vez que estuve me pareció mucho mejor sigue conservando una buena mano para el cordero, asado en horno de leña que puedes ver cuando entras a sus amplios salones. Los primeros bastante flojos: pedimos unos pimientos del piquillo rellenos de pescado y parecían de esos de lata. En fin, lo dicho para comer cordero y punto. La carta de vinos no estaba mal, aunque aquí los que no experimentan son ellos... El local de decoración tradicional e inmenso, quizás un tanto desolador si no hay gente. En fin, restaurante para ir si te queda de camino o estás por la zona.