Restaurante La Castela en Madrid
Restaurante La Castela
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
19,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
domingos
Nota de cata PRECIO MEDIO:
38 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.7
Comida COMIDA
7.9
Precio medio entorno ENTORNO
5.6
RCP CALIDAD-PRECIO
7.9
Opiniones de La Castela
OPINIONES
7

Cena para cuatro comensales en el comedor interior previa reserva.

Empezamos compartiendo media docena de ostras del número 3, zamburiñas a la marinera (con una rica salsa casera de las de no parar de mojar pan) y croquetas de carabineros.

Como platos principales, dos de rape con boletus, merluza rebozada en tacos y entrecot con guarnición de patatas panaderas y pimientos de Padrón. Todo ello excelente.

De postre, una soberbia tarta fina de manzana recién hecha con helado de manzana, sorbete de mojito y milhojas de crema.

Un rico madrileño de albillo real nos acompañó muy bien, Parajes de los Vidrios 2018 (21 €) servido en copas Riedel.

Buen servicio.

La Castela es un local veterano, en una zona de Madrid tan de moda, que resulta difícil e incómodo salir de vinos y a cenar de jueves a domingo. En la misma calle Doctor Castelo hay por lo menos 6 locales con atractivo, vinotecas con una buena oferta de tapas y comidas.

Este restaurante taberna tiene tan buena fama, que lo escogieron para una cena del Presidente Obama en su última visita privada a Madrid.

El amplio espacio de barra está siempre abarrotado, y no resulta cómodo. El comedor, por el contrario, es un lugar tranquilo, donde es imprescindible la reserva con antelación.

Buenas materias primas, cocina tradicional bien resuelta, y platos abundantes. Pocos restaurantes se arriesgan a ofrecerte hasta 6 pescados frescos fuera de carta. Optamos por los Salmonetes a la plancha -grandes- (19 euros) y el San Pedro frito (24 euros). Rabo de Toro (16,50) con buen punto pero salsa demasiado ligera, y Solomillo al Foie (19,50), una pieza excelente, bien roja, buen medallón de foie, y un poco de exceso en la salsa de jugo de carne.

Entradas: piparras frescas fritas y rabas de calamar.

Vinos de la casa: El Condado de Haza a 18 euros. Perfecto de temperatura. Copas normalitas.

En resumen, una oferta más que honesta, sabrosa y abundante.

 

Para ir a la barra, está muy bien, pero si quieres ir al restaurante, no lo recomiendo. Mesas muy pequeñas. Nosotros reservamos con antelación para cuatro y nos pusieron en una mesa de 2, donde no podían traer dos platos a la vez. La decoración muy normalita, con mesas junto a la salida de emergencia.

Fuimos a cenar 2 pax. un poco "preparados" por los comentarios anteriores en cuanto al bullicio de la barra, la estrechez de las mesitas del restaurante,el bullicio... y primeras sorpresas ¡¡¡

Eran las 9,15 y la barra estaba llena pero sin estrecheces. Tomamos 2 Ribera que nos acompañaron con una tapa de almejas en conserva (no muy acertado maridaje, pero bien servido). A las 9,30 teniamos la reserva y cual es nuestra sorpresa al pasar hacia el restaurante cuando constatamos que es ampplo. Consta de 4 estancias, parece que recientemente remodeladas . Nos ubicaron en la ultima estancia donde habia otras 2 mesas de 2 personas ( que solo se llenó una) y otra mesa de 5 personas que estaba llena. Pero las mesas a distancia mas que considerable.
Elgimos un AN/2 a 16 € y hubo un pequeño malentendido porque nos trajeron el Anima Negra crianza que cuesta mas del doble y EMHO no lo merece. Pero cambiaron sin rechistar ya que la botella no se llegó a abrir. Servicio correcto del vino. La carta no es amplia pero cubre un minimo de referencias.
En cuanto a la cena compartimos:
- Salteado de setas con langostinos. Fuera de carta. Las setas todas frescas: shitake, angulas de monte, rebozuelos y seta de cardo. Buenisimo y gran cantidad
- Chipirones encebollados. Muy buenos. Buen punto del chipiron y salsa ligera
- Callos con garbanzos. Que era lo que queria probar por encima de todo. Objetivamente estaban buenisimos pero a mi pesonalmente me gustan mas picantes y sin morcilla ni chorizo.
No tomamos postre. Solo cafe.
El servicio algo lento pero atento.
Quedamos muy muy satisfechos y con ganas de volver tanto dentro como a la barra a degustar los pinchos que tenian una pinta estupenda

Ilusos, nos acercamos sin reservar a este local pleno de sabor popular madrileño. Lo intentamos en el comedor pero imposible. Así que nos conformamos con esperar por algún rinconcito próximo a la barra. Durante unos eternos minutos imposible, pero al final lo consigues y lo consideras como bien empleado por los pinchos y magníficas raciones que se ofrecen. Así es que este comentario complementa a los dos anteriores visto como taberna.

La oferta se distribuye entre pinchos (a 3 o 3.50€), raciones (a 12€) y algunos mariscos del día muy apetecibles. Algunos muy clásicos que no fallan. Siempre con muy buena materia prima.

Servicio eficiente y simpático.

Tomamos para 3 pax:
3 pinchos de lacón con pimientos y queso idiazábal: Estupenda combinación.
3 pinchos de brandada de bacalao: Suave y con sabor.

1 ración de zamburiñas en salsa, realmente sublimes; de rechupete la salsa.
1 ración de boletus saltaedos, muy buenos y al que acompañan dos huevos fritos.
1 de callos con garbanzos, realmente espectaculares; nos gustó el que llevasen un poquito de hierbabuena que contrastaba agradablemente con la salsa.

Vino: En la barra poco por copas. Te tienes que conformar con un albariño, un Martivillí o algún Martínez Lacuesta servidos no siempre a buena temperatura y en copas solo aceptables. Es una pena que no dediquen un poco más de atención al vino con tan buenas materias primas.

Tomamos 2 vinos, 3 cañas y una botellita de agua de 1/2l.

Precio total: 56€

Restaurante ubicado en la trastienda de una antigua y legendaria taberna madrileña. Al acceder a él a través de la misma, me llamó la atención lo concurrida que estaba y su mostrador de estaño, sobre el que despachaban con fluidez cañas bien tiradas, vermús caseros, mariscos y tapitas.

El restaurante tiene mucho ambiente y es acogedor, pero un tanto angosto, con mesas muy juntas y distancia justita entre comensales.

Cocina de mercado, con ascendencia madrileña y creaciones originales.

Éramos un grupo grande y pedimos los primeros al centro y los segundos y postres individualizados, quedando así la comanda:

Cecina con trigueros, orégano y tomate rallado.
• Croquetas redondas de marisco.
• Ensalada de ventresca, cebolla y tomate escaldado.
• Habitas con huevo y ajetes.
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• Besugo a la espalda.
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• Sorbete de hierbabuena.

Buena calidad en todos los platos, extraordinario el besugo.

Carta de vinos discreta, lo mismo que su trato.

Servicio un tanto atropellado que, aunque correcto, no andaba sobrado de esa simpatía con la que te suelen obsequiar en "el foro".

Considerable opción para cenas informales.

Me ha extrañado no ver aquí algún comentario sobre este mítico restaurante para los que vivímos en el barrio de Retiro. Es famoso por su barra, cerveza de grifo, vermouth, chipirones encebollados, pan con cabrales a la miel con jamón de pato..... Está siempre animado tanto de aperitivos de mediodía como vespertinos.
Lo que no todo el mundo sabe es que tiene servicio de restaurante, unas 8-10 mesas en unas salas acojedoras auque algo apretadas pero en cualquier caso agradable.
La carta es escueta y no varía mucho, pero quizás sea eso lo que haga que repitamos de vez en cuanto. A los ya mencionados chipirones (quizás lo mejor que hacen) añadiría la milhojas de ventresca, arroz meloso, pescados del día y algún que otro postre. La carta de vinos no es muy extensa pero se deja ver.
Resumiendo, tanto de tapas como para comer recomiendo ir y probar porque seguro que repites.
P.D. el servicio es muy profesional y aunque no llegues ni de suerte a la barra (cosa que suele pasar si no vas con tiempo) te atienden fenomenal.

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