Bericus es un establecimiento singular, que reúne en un solo espacio un bar, un restaurante y una tienda, que tienen como nexo de unión la calidad del producto y del servicio. Jamones, embutidos, quesos, salazones, trufas, conservas, carnes, productos del mar y vinos, entre otras cosas, componen una amplísima oferta de excelente nivel, sin parangón en la ciudad. Podemos disfrutar de estos productos en la propia barra o cómodamente sentados en alguna de las mesas con las que cuenta el local, pero como tienda que es, también puede uno adquirir cualquiera de sus propuestas gastronómicas para degustarlas tranquilamente en casa. Al frente del negocio se encuentra Manuel, persona con grandes conocimientos en la materia, y siempre dispuesto a compartirlos con cualquiera que se acerque a su restaurante.
Desde la última visita, que me había dejado un grato recuerdo, comer o cenar en Bericus había formado parte de mis planes en unas cuantas ocasiones, incluida una en la que varios amigos que rondan por estas páginas se iban a acercar a Vitoria y había que buscar un restaurante que estuviera a su altura. Al final, por unas u otras razones, el momento de volver se ha retrasado más de lo pensado, pero aquí nos hemos plantado de nuevo, dispuestos a agasajar el cuerpo y la mente.
Nos acomodan en una de las mesas del fondo, al lado de la cava, lo que nos permite contemplar un magnífico paisaje de riojas, bierzos, albariños gallegos y portugueses, blancos del Loira, algún borgoña, champagnes, jereces, riesling alemanes, etc, etc. Nos entregan la carta, y tras revisarla y escuchar unas cuantas propuestas fuera de ella, nos decidimos por los siguientes platos, todos ellos para compartir entre dos personas.
- Calamar frito: una ración de tamaño generoso, con el rebozado justo y pronunciado sabor. Muy bueno.
- Revuelto de hongos: en una amplia bandeja se sirve una buena cantidad de boletus laminados, acompañados de foie fresco a la plancha, dos yemas de huevo templadas y lascas de trufa blanca del Piamonte y de trufa negra, que Manuel se encarga de añadir en el último momento. El resultado es un plato apoteósico, una orgía de aromas y sabores perfectamente conjuntados, con los ingredientes en su justa medida y sin que nada sobre ni nada falte. Sublime.
- Gallo de corral escabechado: una de las mejores carnes escabechadas que he comido nunca, con el vinagre exacto para respetar el delicado sabor del pollo y que nos lo deshuesan en la propia mesa. Otro plato excelente.
Aunque el hambre estaba ya saciada, no somos de perdonar postre, así que compartimos una ración de canutillos rellenos, que estando ricos fue lo más flojo de la cena.
Para beber barajamos unas cuantas posibilidades, decantándonos finalmente por un Françoise Chidaine Les Choisilles 2006, un estupendo blanco del Loira que acompañó perfectamente las viandas. Terminamos la cena tomando unos cafés y charlando largo y tendido con Manuel, un profesional que en los primeros momentos puede parecer algo reservado pero que después vamos descubriendo que se trata de una persona que se muestra con la cercanía que cada uno demande, lo cual es un punto a su favor.
En resumen, un excelente establecimiento donde poder comer y beber una gran variedad de excelsos productos a precios más que razonables.
Cuando empezaba a leer el comentario pensaba que iba a ser una comida en plan picoteo a base de productos muy buenos (jamón, conservas selectas, ...) aunque no demasiado elaborado, pero visto lo visto poco tiene que ver con eso. Muy buena pinta tiene.
Saludos.
No hay nada como rematar una buena comida con un postre. En cuanto a los platos por lo que veo la estrella fue el revuelto de hongos, menuda delicia!!!
Buena elección ese blanquito del Loira ;-)
Saludos Josean
Volví el jueves por la noche a cenar con tres amigos. La idea era picar algo de manera informal y tomar un par de vinos. Al final nos vinimos arriba y se nos dieron casi las 2 de la mañana. No menciono la comida, que fue variada y con productos memorables, pero sí los vinos por ver si están en tu línea:
- Leirana Albariño barrica 2007
- Herencia del Capricho 2007
- Bereche & Fils Brut Reserve
- Viña Bosconia 1999
- Oloroso Gobernador
Pues a mi la climatología pocas veces me ha frenado para visitar un restaurante. Nada más recuerdo una vez que cancelamos por este motivo, pero bueno, había que desplazarse a cenar hasta un pueblo (el Laua, en Langarika, lleva ya unos cuantos años esperando que lo visite un gourmet de tu nivel) y con los 6º bajo cero que cascaban aquella noche es posible que hubiéramos tenido algún problemilla en la carretera. ¿Mala climatología? Escusas.
Ya me comentó el jefe que Raúl lo suele frecuentar. Por cierto, estuve cenando este jueves y pedimos una botella de Leirana A Escusa, pero para mi sorpresa me dijeron que la última se la había bebido el propio Raúl, así que nos privó de ese vinazo.
Nos vemos este miércoles.
En mi pueblo se comía bien desde mucho antes de ser capital gastronómica. A algunos locales les vendrá bien esta denominación pues al parecer suele mover turismo gastronómico. De todas formas ya sabes como va esto, un año le toca a una ciudad y otro a otra, aunque me parece que no hay tampoco mucha lista de espera.
Aquí te puedes comer desde un pincho de idiazabal con un rioja joven hasta una ración de ostras con un Jacques Selosse. Se adapta a todos los gustos y bolsillos.
Ese plato es más que un revuelto de hongos, pues lleva también foie y trufa blanca y el huevo está casi crudo. Se trata de una preparación muy sencilla, pero cuando la calidad de la materia prima es de primer nivel el resultado puede llegar a ser memorable, como fue el caso. Esa botella de chenin le vino de maravilla a este plato. Un saludo Javi.
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