Con motivo de la de la séptima edición de Vegetalissimo que se desarrolla este año desde el día 5 de abril al 5 de mayo, ayer sábado allá que nos dirigimos a gozar de este festival de cocina de la gastronomía verde, pues al final fue un festival.

Acomodados cuatro comensales en una amplia mesa redonda muy bien vestida, junto a un amplio ventanal en un comedor de buenas dimensiones, que al final prácticamente se encontraba lleno.

Y empezó el festival:

Gelatina de remolacha, Tataki de atún rojo con salsa Teryaki y aceite de sésamo con pimientos del cristal y tomates caramelizados.

Espárragos blancos en texturas (fritos en tempura, cocidos a baja temperatura y sopa fría).

Flor de calabacín rellena de verduritas y queso Divirin con jugo de calabaza.

Menestra de alcachofas, espárragos, habitas y guisantes con espuma de patatas y virutas de jamón.

Guiso de setas con huevo escalfado en aceite de oliva.

Arroz meloso con borrajas y bacalao confitado y jugo de pimientos de cristal.

Albóndigas de col fermentada con papada ibérica y foie.

En medio para cambiar el sabor, crema de cerezas con huevas de cerveza, que no recuerdo ahora en qué momento salió a la mesa.

Postres:

Sopa fría de fresas con helado de queso.

Borracho de canela con helado de té del Puerto.

Todos los platos muy bien presentados y en unas cantidades, considerando que se trataba de un menú largo, muy considerables.

En cuanto al contenido de los platos en sí, todos con un nivel de notable para arriba, pero hubo ciertos momentos y detalles de pasar del 10, como por ejemplo:

La gelatina de remolacha con los pimientos de cristal que envolvían del tomate caramelizado: la gelatina muy conseguida y los pimientos en un punto y con una conjunción con el tomate insuperable.

Los espárragos en tempura. Que difícil es conseguir el punto ideal y aquí se logro.

La espuma de patata de la menestra: Parecía en la boca un pil pil.

La albóndiga de col con la papada: aparte de que la presentación ya presagiaba un éxito, en la boca se superó.

La sopa fría se fresa con el helado. Sabor, frescor y finura.

Estos cinco detalles que he resaltado, ya hubiese justifica un buen desvío.

La carta de vinos no es de las más avanzadas(al tratarse de un hotel comprendo lo mismo), y en esta ocasión nos decidimos por Tombu 2011. El servicio del mismo muy adecuado.

Servicio de sala perfecto con gran profesionalidad y buen ritmo de platos.

La comida cerró con unos cafés, tras un vino de naranja del Condado de Huelva para los postres (Naranja de Oro).

Al final pudimos charlar un rato con el jefe de sala Antonio David y con el cocinero Emilio García, que gustosamente nos explico varios detalles de la materia prima y de la elaboración, desprendiendo una gran ilusión por lo que hace.

Comentario:

Me ha gustado más aún la jornada que el año pasado, con quizás mejor presentación, con detalles más notorios a resaltar o que al menos a mi me han sorprendido más.

Buen lugar para desmitificar la cocina de las verduras y para apreciar una buena técnica con gran ilusión, dentro de un muy buen marco, con un servicio que no se queda atrás.

El acudir o no acudir, con cierta frecuencia a un restaurante, viene condicionado por numerosos factores, como pueden ser el desconocimiento en sí, mala experiencia personal previa, incluso mala experiencia referida, dificultad de aparcamiento, etc... Pero en este caso no ha habido ninguno de los factores reseñados, con una última visita agradable, de ella hace quizás hace unos 10 años y había caído en el olvido en nuestro capítulo de restaurantes preferidos.

Incluso observo que entre los usuarios de Verema cántabros y de los nos visitan, también ha caído en el olvido, salvo el detalle de nuestro compañero Wyllys (Pascual te echamos en falta, espero que tú falta de participación no sea por motivos importantes.

Pues bien, con una experiencia lejana favorable, cerca de todo en Cantabria (a pocos kilómetros y cerca del eje de mayor población Santander-Torrelavega), ubicado en el Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo, que ocupó la prensa nacional muchas veces pues, la selección nacional de fútbol para preparar el Mundial de Estados Unidos en 1994 se hospedo en el hotel y posteriormente otras elecciones o deportistas conocidos han optado por sus instalaciones y con un fácil aparcamiento en el recinto, nos acercamos en la comida del mediodía, de ayer viernes, dos personas a disfrutar de las jornadas denominadas Vegetalissimo, que creo que en este año alcanzan las esta edición.

Tras una excelente recepción, nos acomodamos en el salón perfectamente definido en el comentario anterior, junto una ventana con vistas a la piscina, jardín y colina cercana, en una mesa con muy buen nivel tanto de mantelería y cubertería y con unas sillas muy cómodas con reposabrazos y empezó el desfile del menú:

- Pimientos de cristal caramelizados en aceite de oliva virgen con tomates confitados y vinagreta de anchoas: comienzo perfecto, dando la sensación de que el plato había sido elaborado entonces mismos para nosotros.

- Espárragos blancos en tres texturas (sopa de espárragos y trufas, cocidos a baja temperatura y en tempura): difícil de decidir cuál de los tres componentes estaba mejor, la tempura excelente, los cocidos a baja temperatura, te hacen recordar que los espárragos “al uso” no se parecen en nada a “los de verdad” y con la sopa ídem de ídem

- Guiso de borraja con berberechos. Presentación perfecta, color más que sorprendente y la carne de los berberechos conservando todo su sabor y tersura.

- Flor da calabacín rellena de verduritas y frito en tempura sobre jugo de calabaza: se comprueba que la técnica de la tempura en los espárragos no fue una casualidad y que el gusto por la presentación de los platos en la borrajas, tampoco.

- Ravioli de pimiento de cristal con brandada de bacalao: quizás fue plato que menos me sorprendió, aunque tenia buen nivel.

- Terrina de alcachofas y berenjenas asadas con papada ibérica y foie: otro trabajo excelente de presentación y logrando una gran conjunción de sabores, sin resultar pesado.

- Postre: Tatin de piña y plátano con helado de coco: a muy buen nivel, destacando que el sabor a coco estaba en su justa medida, que en mi criterio en muchas ocasiones se sobrecarga en cantidad.

No observé la carta de vinos, por una serie de circunstancias, la comida se acompañó, muy bien por cierto, con Terras Gaudas 2010 y en el postre un licor de naranja de la zona del Condado-Huelva, del que no recuerdo el nombre.

El servicio de sala, tanto con del vino, como con los platos y su ritmo de servicio, perfecto, en el sentido estricto de la palabra.
Tras perfecta despedida, abandonamos el local, colocando este restaurante en nuestro capítulo de “restaurantes preferidos”.

Mi felicitación para los jefes de sala y cocina (David y Emilio) a los que puede saludar y charlar brevemente y me comprometo a volver fuera de jornadas, para ver su cocina en otro tipo de platos.

El Restaurante El Jardin está ubicado en la zona baja del Gran Hotel Balneario en Puente Viesgo, disponiendo de una elegante decoración amplio salón y suficiente espacio entre comensales.
La opinión que suele tener la gente habitualmente sobre los restaurantes ubicados en Balnearios, dista mucho de la realidad y nada tiene que ver con éste.
Disponen de una extensa y variada carta de entrantes así como de platos fuertes y sugerencias del día.
Extraordinario el calamar grande en su tinta con arroz, servido de forma individual.
Igualmente muy bien cocinado el rabo de toro, tierno y apetitoso sabor.
Los platos excesivamente cumplidos aunque sabemos que en toda la cornisa cantabrica son igualmente bondadosos.
Buen servicio y variada reposteria.
Corta carta de vinos y buen servicio de copas.
Personal muy profesional y atento en todo momento.
Merece la pena visitarlo.