Restaurante El Palén en Segorbe
Restaurante El Palén
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:

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Precio desde:
29,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Martes.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
29 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
2.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
6.0
RCP CALIDAD-PRECIO
5.0
Opiniones de El Palén
OPINIONES
2

Fui a comer con mi chica el pasado domingo pues fuimos a conocer Segorbe y buscando un restaurante para comer fuimos a parar a este sitio de casualidad y a qué mala hora. La verdad es que hacía mucho tiempo que no tenía una experiencia tan negativa como la vivida el pasado domingo.
El restaurante se encuentra un tanto escondido y para acceder a él hay que entrar por la puerta de atrás, tras recorrer una estrecha y laberíntica calle que, tras varios recovecos, desemboca en el local. Curioso, ¿verdad? Ahora lo entiendo, seguramente se trata de una forma de despistar al incauto cliente que se acerque al local y también a la policía.
En cuanto al local la verdad es que resulta acogedor, con una decoración de típico mesón castellano, ya saben mucha madera y gran profusión de elementos decorativos típicos de este tipo de locales (aperos de labranza, planchas decimonónicas, fotos antiguas y quizás como premonición de lo que sucedería más tarde, una gran colección de pistolas, rifles y sobre todo trabucos de los que usaban los bandoleros de antaño, seguramente herencia familiar).
Vamos ya con la comida. Como observamos en la carta que tenían muchas tapas y entrantes nos decantamos por pedir raciones para compartir y esto fue lo que pedimos:

- Chorizos "putamadreros"(así como suena). Se trataba de una mini ración de 4 pequeños chorizos que quemaban con alcohol una vez ya en la mesa y que estaban buenos pero que tampoco eran nada del otro mundo, ahora eso sí, picaban bastante y de ahí su curioso nombre.

- Sardinas caseras en aceite y pimiento asado. Probablemente el mejor plato de todos. Se trataba de un plato con 6 lomos de sardina ahumada, que a modo de anchoa se acompañaban de un salpicón de verduritas cortadas en juliana y que estaban muy ricas, en su justo punto de sal y conservando el sabor y la textura correcta de su carne.

- Langostinos con tomate. Pensábamos que iban a ser langostinos guisados o al menos a la plancha y se trataba de un plato con 6 langostinos hervidos y ya pelados y fríos, que se acompañaba con tomate rayado en la base del plato. Estaban buenos pero era un plato sin ninguna gracia ni mérito culinario alguno.

- Pinchos de cordero. Se trataba de unos pinchos de cordero bien aderezados con especias, destacaba sobretodo el curri, recordando algunos platos de inspiración india o magrebí, pero que en vez de servirlos con su correspondiente palo o "pincho" (de ahí su nombre) venían ya sueltos en un plato, con lo cual deslucía considerablemente su presentación final.

- Champiñones rellenos. Se trataba de un plato con 4 champiñones rellenos de carne que la verdad es que estaba bastante bueno.

- Postres. Flan de queso y Tarta de almendra. Ambos caseros. El flan estaba bueno aunque le faltaba estar más dulce. La verdad es que los he probado mucho mejores. Y en cuanto a la tarta de almendra, pues resultaba sabrosa gracias al chocolate caliente con que la regaban antes de llegar a la mesa porque si no hubiera resultado un tanto seca e insípida.

En cuanto al vino pedimos uno blanco y el dueño nos trajo el de la casa pues nos dijo que no tenían otro. Resultó ser un verdejo de Rueda que no estaba mal pero que no te dejaba un recuerdo duradero. Desconozco la marca pues en vez de traerlo con la cubitera como sería de esperar lo trajo con la típica funda del congelador con lo cual no se veía la marca que, por cierto ni nos dijo ni nos enseñó en ningún momento y además, pásmense, venía ya descorchada de la cocina (inaudito). Su precio 10 euros que, además, solo descubres al final pues nadie te dice lo que vale como sería de esperar en cualquier restaurante normal. Sorprende que en un sitio que se autodenomina restaurante solo tengan un vino blanco y además, no tengan ni carta de vinos.
Terminamos la comida con 2 cafés cortados que tampoco destacaban por su calidad.
Lo peor llegó cuando trajeron la cuenta. Les aseguro que en todos mis años yendo a restaurantes nunca me había encontrado con una cuenta tan enrevesada y difícil de entender como aquella. Pues bien, aquella "Piedra de Roseta" a la que llamaban cuenta se trataba de un papelito pequeño y estrecho (más propio de un bareto de barrio que de un restaurante propiamente dicho) donde la comanda estaba tan mal escrita y estructurada que entenderla era misión imposible. En aquel galimatías, el "listo" del dueño nos cobraba un plus en cada plato, es decir si los langostinos valían 8 euros la ración en la carta, en la factura aparecían los 8 euros y debajo un concepto que había aparecido allí por arte de "birli birloque" y que ponía "2x" y 3.20 euros más a sumar al total. Además, los pimientos asados que venían ya con el plato de sardinas nos lo cobraron aparte a razón de 5 euros. Pero eso no es todo, faltaba la traca final. Aquel jeroglífico de cuenta terminaba con un total de 39.25 euros al que le seguía un IVA del 10% que suponía 3.57 euros, sumen ustedes a ver cuanto da, pues bien luego ponía "total neto" 55,68 euros pero este no era el total definitivo si no el que finalmente me cobraron: 59.25 euros. Así de increíble, pero así de cierto.
Cuando traté de descifrar aquel galimatías que me habían dado por factura y fracasar en el intento fui a hablar con el dueño que nos había atendido durante la comida para que me explicara aquella factura tan extraña y de donde salían aquellos conceptos "fantasma". Pues bien, a pesar de que le hablé en todo momento con educación y respeto aquel "sujeto" empezó a chillarme y a hablarme con una chulería y una falta de educación totalmente fuera de lugar. Aquel "filibustero" no admitió ni una sola de mis quejas y encima se permitió el lujo de faltar al respeto a un cliente cuando me dijo que el fallo era mío por no saber leer la carta y no pedir bien los platos. Ahora me arrepiento de no haber pedido en ese mismo momento el libro de reclamaciones e incluso si persistía en su desafiante actitud haber solicitado la presencia de la policía local pues hubo un momento que, como era el último cliente que quedaba en el local, en un momento me vi rodeado de todo el clan familiar que se dirigían a mi a grito pelado y en actitud chulesca y desafiante al más puro estilo de la mafia siciliana. Yo en cambio como no soy persona amante de broncas y altercados opté por pagar la factura en su totalidad y salir de aquella cueva de ladrones lo más pronto posible. Ahora, eso si, desde entonces no me puedo quitar de encima la sensación de que fui víctima de una estafa y que me timaron como a un pardillo.
La verdad es que es una pena que un sitio como este, bonito en cuanto a la decoración y con buena materia prima para dar de comer sea un sitio para alejarse al máximo de él por culpa del pésimo servicio y peor trato del personal que allí trabaja y especialmente de su dueño que, cual bandido y asaltante de caminos del pasado, se dedica a estafar a los incautos clientes que por error, como nos pasó a nosotros, tienen la desgracia de caer por allí.
En resumen, yo nunca jamás volveré por allí y no lo recomendaré a nadie que quiera comer bien y ser servido con educación y cortesía.

Si se editara una guía de restaurantes con encanto debería figurar en ella este restaurante a modo de tasca al que accedes después de pasar por un sinuoso y estrechísimo callejón, en el centro histórico de la bella localidad de Segorbe.
Como digo se trata de una tasca, con el mobiliario al uso en este tipo de establecimientos: sillas y mesas pequeñas de madera, manteles y servilletas pobres, poca separación, paredes de cal... Lo que le diferencia y le distingue es todo lo que hay colgado en las paredes: platos de cerámica, aperos de labranza, calderos y...una completísima y catalogada colección de armas antiguas (pistolas, escopetas, bayonetas). Estás en un museo.
En cuanto a la cocina, no me esperaba comer tan bien. Todo estaba bueno: los "putamadreros" (chorizos al infierno), las setas de temporada y un excelso plato de rabos de cerdo fritos y rebozados.
De segundo me decanté por una Perdiz escabechada templada que estaba soberbia. Por lo que observé en el resto de mesas, la especialidad es las carnes de todo tipo a la brasa.
La carta de vinos es brevísima, pero encontré fuera de ella un vino de la zona, Vins de la Terra de Castelló, que no estaba nada malo (Masía de la Hoya). Las copas, pésimas.
Servicio afable y rudo.
Recomendable.

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