Tasca con encanto, con mucho encanto.

Si se editara una guía de restaurantes con encanto debería figurar en ella este restaurante a modo de tasca al que accedes después de pasar por un sinuoso y estrechísimo callejón, en el centro histórico de la bella localidad de Segorbe.
Como digo se trata de una tasca, con el mobiliario al uso en este tipo de establecimientos: sillas y mesas pequeñas de madera, manteles y servilletas pobres, poca separación, paredes de cal... Lo que le diferencia y le distingue es todo lo que hay colgado en las paredes: platos de cerámica, aperos de labranza, calderos y...una completísima y catalogada colección de armas antiguas (pistolas, escopetas, bayonetas). Estás en un museo.
En cuanto a la cocina, no me esperaba comer tan bien. Todo estaba bueno: los "putamadreros" (chorizos al infierno), las setas de temporada y un excelso plato de rabos de cerdo fritos y rebozados.
De segundo me decanté por una Perdiz escabechada templada que estaba soberbia. Por lo que observé en el resto de mesas, la especialidad es las carnes de todo tipo a la brasa.
La carta de vinos es brevísima, pero encontré fuera de ella un vino de la zona, Vins de la Terra de Castelló, que no estaba nada malo (Masía de la Hoya). Las copas, pésimas.
Servicio afable y rudo.
Recomendable.

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