En el corazón de la zona de pubs más conocida de la playa de Gandía se enclava este restaurante-resto pub, sorprendente tanto por su decoración como por su extraordinaria cocina, su interesante y compensada carta de vinos y espumosos y lo que proponen. Se trata de un local dividido en una vasta zona repleta de sillones, mesas bajas y hamacas, dedicada a las copas y los cocktails; y otra dedicada al comedor, dividida a su vez en la zona de la terraza, sin duda más tranquila, y en la zona interior donde disfrutar de contínuos espectáculo nada estridentes y que hacen de la cena algo entretenido y para nada estridente. Destaca la carta de vinos por contener referencias australianas, argentinas, europeas y, cómo no, de lo mejor de España, así como una cristaleria aceptable. Deben tener algo más de ojo con la temperatura de algunos vinos, pero en general bien. La comida es de mercado, con algunos guiños orientales (todo el local se decora con muy buen gusto a base de motivos budistas y de los Imperios orientales) en especial en los pescados. Las pastas y la carne deliciosas todas ellas, y en su punto salvo orden en contrario. Y los postres, caseros sin excepción, de matrícula de honor. En definitiva, una sorpresa que acaba de nacer. Enhorabuena al simpatiquísimo propietario, ¡seguid sorprendiendo!