Restaurante Skina en Marbella
Restaurante Skina
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
100,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
116 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
3.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.3
Comida COMIDA
4.5
Precio medio entorno ENTORNO
3.5
RCP CALIDAD-PRECIO
3.3
Opiniones de Skina
OPINIONES
4

veníamos ilusionados y bien predispuestos a este restaurante avalado por una estrella michelín, pero resultó ser una de las peores experiencias gastronómicas en mucho tiempo.
Para empezar el local es diminuto. Compartes prácticamente mesa con el comensal de al lado y eso es un restaurante con estrella michelín y que cobra la cena a 100 euros por persona es inaceptable.
Pero la dimensión del local fue una pequeña decepción si la comparamos con la comida. Menú degustación: Para empezar tres entrantes exiguos y diminutos que no decían absolutamente nada. Seguimos con una ensaldada de muchos ingredientes (todos diminutos) absolutamente insustancial. A continuación un huevo (parecía pasado por agua), piña y verduras que no me acabé dada la extraña mezcla (creo que el huevo no es para mezclar con frutas dulces). Pasamos a un arroz verde con gambas (tres gambas diminutas) y dos anacardos que tampooco sé a qué venía. Los platos fuertes eran una lubina comn verduras. La materia prima buena, pero faltaban tres cuartos de la lubina, además de ser un plato absolutamente anodino. Para terminar un cordero con salsas varias que tampoco dice nada de un restaurante de lujo.
Los postres ni los recuerdo. El pan malísimo (eso sí, ecológico).
En resumen, cocina mediocre y decepcionante.
El servicio no fue mucho mejor. Trató de ser amable, pero comentieron errores de bulto: al empezar, mi esposa pidió evitar la fruta en el menú, pero luego descubrimos que tres de los platos la incluía. Al ver que servían aceite a los comensales de al lado y que a nosotros no nos servían, pedí el aceite y sólo entonces lo pusieron (no sé si por verguenza o por olvido).
Cuando servían los platos, derramaron una copa de cava. Esto le puede pasar a cualquiera, pero si pasa espero unas disculpas más sinceras del servicio en un restaurante de 100 euros por cabeza. Sin embargo, lo realmente inaceptable fue que no repusieran la copa caida hasta que no se lo recordamos al camarero de turno!
El último gran detalle del servicio fue con los bombones del café. Servían unos bombones a cada mesa. No obstante, a la mesa de al lado, que al parecer eran clientes habituales, les ofrecieron repetir una segunda ronda. Con nosotros no tuvieron tal deferencia. Entiendo que tengas un detalle con los clientes habituales, pero cuando las mesas están tan juntas y el cliente de al lado lo ve y oye todo, es inaceptable que éste puede ver un trato distinto a otro cliente en sus propias narices. En teoría, una de los parámetros para dar la estrella michelín es consistencia y homogeneidad en el trato y en el servivio, pero seguro que los de la guía son de los que repiten bombones...
En resumen, una absoluta decpeción. Para no volver.

Esta claro que este restaurante, tiene la intención de hacer el agosto a costa de sobredimensionar los cubiertos con la ayuda de su incomoda terraza. Y la cosa seria digna si no estuviéramos hablando de un estrellado por Michelin con un alto coste por cubierto.

La ejecución de los platos y la materia es de primera, pero un servicio atropellado, despistado y estresado no ayuda nada a disfrutar de sus exquisitas viandas, una pena.

Un restaurante con una estrella Michelín no debería aumentar los cubiertos que sirve con mesas en la terraza a costa de la calidad del servicio. Pedimos el menú degustación y cuando entre platos tienes esperas de diez minutos la comida empieza a no importar. Cuando para que te sirvan agua o pan tienes que perseguir al camarero ya no te sientes cómodo. Si con las prisas sacan los cafés pero no el azúcar, pues quizás sea mejor pagar la cuenta y largarse.
Para comer pedimos el menú degustación (65.-eur). Tiene platos curiosos, pero yo los calificaría de divertidos mas que sabrosos. Por ejemplo la “pizza deconstruida” de aperitivo. La croqueta de rabo de (t)oro que como el juego de palabras indica es una croqueta recubierta de oro y rellena de rabo. O el postre de huevo frito al momento (tocino de cielo sobre nata con peta-zetas que hace un ruido parecido a freír un huevo).
Otro platos fueron foie gaudi (un foie normalito con un caramelizado de manzana), lubina con caracoles y tomate (rica aunque muy hecha la lubina) o una interpretación de la porra antequerana con carne. Detalle de una pequeña degustación de quesos antes del postre que fue el ya mencionado huevo frito y unos sorbetes.
Para beber por recomendación de la casa Champagne Andre Clouet 1995 (95.-eur). Un Pinot Noir 100% muy agradable, fresco y suave. Sin sufrir la “vinificación” de otros champagnes de añadas viejas.
En resumen el servicio desbordado y la comida simpática pero sin sorprender. Me gustaría probarlo fuera de la temporada alta. De momento, recomendable con muchas dudas.

Restaurante muy pequeño en el centro de Marbella, Tiene una terraza en un callejón. Estábamos incómodos en el callejón. Dentro hacía mucho calor. Había algunos olores a pescado, que provenían de alguna casa o restaurante cercano. Tomamos el menú degustación. Muy irregular, pretencioso, con un servicio de pan impresentable: húmedo, gomoso, poco variado. Uno de los platos servido en un rectángulo de pizarra. Los cubiertos y la pizarra no se llevan bien, creo yo. El servicio del vino correcto. Platos sin caracter, que no dicen nada. No repetiré.

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