Una alternativa de las que merece dedicarle el presupuesto de ir a comer.
Aunque tengamos que recortar de otros gastos.

MUY buena cocina, Buena atención y un increible entorno.

En la Platja del Portixol se encuentra el Hostal Empuries, en cuyos bajos se encuentra esta restaurante. Este restaurante se encuentra en la cala situada justo bajo de la entrada a las ruinas de Empuries. Este Hostal, solo por el entorno ya vale la pena comer.

Mientras eliges puedes tomar pan algunos de los aceites que tienen.

La carta se limita a elegir varios menús que van desde 1º mas postre, 1º mas 2º, o el que tomamos nosotros que era 1º, 2º y postre por 33€. Una vez ya tienes claro el menús seleccionas los distintos platos de 1os y 2os. Algunos tienes suplemento y otros como los arroces tienen que ser como mínimo para 2. En nuestro caso elegimos de 1º, ensalada de tomates y Carpaccio de gambas y de 2º el arroz meloso de gambas. Yo esperaba que me sacasen el perol de hierro, pero lo trajeron ya emplatado, lo que hacia que la ración fuese algo corta, si bien el sabor era puro Mediterráneo obtenido a través de las cabezas de las gambas rojas, que tan buenas son por esta zona. En los postres flojearon algo.

La carta de vino no es excesivamente larga, con alguna referencia a vinos de Emporda que desconocía como el que tomamos Quinze Roures, interesante. Las copas permiten disfrutar.

Aunque el comedor esté totalmente abierto existe una zona de fumadores y otra de no fumadores.

En sitio es muy recomendable tanto para estar unos días, como para pasar el día rodeado de esta maravilloso entorno.

Las noticias vuelan, y el continuo cambio de cocineros es de dominio público.
Por ello la carta es poco arriesgada y falta de personalidad. No comimos mal, pero ni fu ni fa. Raciones muy escasas.
Sólo hay un menú a 33 € con suplementos según lo que vayas a comer y con algún detalle incomprensible. Si pides solomillo, suplemento de 5 €, y sin embargo si pides mero no hay suplemento.
La carta de vinos, a mi parecer insuficiente y con pocas referencias de la D.O. Empordà.
El primer vino que pedimos no estaba disponible pero sí el segundo que lo sirven a la Tª correcta y en copas también correctas.
Bien el servicio ofreciendo incluso diferentes tipos de pan.
Decoración rústico-sencilla que le da al conjunto un arie bohémio, o sea, "agro-pijo".
Lo que realmente te da ganas de volver es el entorno. Os prometo que no hay un lugar igual en toda la Costa Brava.
Disponen de los medios. Por lo tanto si un día se juntan los medios con las ganas podrían llegar muy lejos. Pero de momento lo que hay es lo que hay.
No voy a informar del precio por persona porqué fuimos invitados.

Estuve este verano pasado por última vez. Es un sitio maravilloso y su entorno idílico. El restaurante está bien. Yo la última vez comí un risoto y una merluza fabulosa. La carta de vinos es un poco escasa, incluso de los vino de la comarca que cada vez hay más y más buenos. El hotel es un poco deficiente, a pesar que el lugar es apoteósico.

Ayer fuimos a cenar con unos amigos. El entorno es precioso: una calita justo enfrente, al lado mismo de la ruinas romanas de Empúries; una terraza delante el mar y un renovado comedor, senzillo pero con encanto. Buenos detalles en la mesa como botellita de aceite de oliva virgen (DO Montsià creo) a disposición, cesta de panes y velitas. El servicio joven, amable, rápido y atento. Estan por lo que tienen que estar. El servicio del vino justo: no dan a probar el vino ni te lo sirven y las copas no son de cristal sino de vidrio, pero correctas. La carta demasiado justa para mi gusto, tienen pocas referencias, sobretodo de la DO Empordà, pero eso sí, con una RCP extraordinària (un Nita de la DOQ Priorat a 19 €!). Tomamos un Vidiví de la DO Empordà i un blanco Gesamí de la DO Penedès que se abrió muy bien.

La comida buena pero a mejorar. Se trata de un menú cerrado de unos 33 €, vinos a parte, con unos 7 platos para escoger de primero, de segundo y postres. Las raciones algo justas, pero comida bien elaborada, aunque con falta de de sabor en algunos platos (como el arroz negro, no así el arroz caldoso, delicioso).

Muy recomendable sobretodo por el entorno, maravilloso. Fue muy agradable cenar ahí y luego ir a tomar unas copas en el chiringuito de playa con música y velas que hay justo al lado. Seguro para repetir.