Ya he estado varias veces por allí y en general el sitio está bien. La comida rica y con un toque original pero sabiendo conservar la esencia de la zona de donde vienen (La Vall d'Albaida).

Ayer en concreto tomamos:

Ensalada tibia con setas
Tabla de embutits d'Ontinyent
Tabla Sobrasada
Crujientes de Longanizas y Morcillas
Carpaccio de pulpo

El servicio del vino fue peor que otras veces porque el local estaba muy lleno y el chico iba estresado a tope, se lo deberán hacer mirar esto porque las diferencias entre unos días y otros son muy fuertes.

Volveremos, pero procuraremos que no sea en fin de semana.

Local moderno con unas buenas vistas de la bodega acristalada que ocupa toda la pared final del local, junto a ésta unas 5 mesas y el resto mesas altas con tabuteres altos a lo largo de esta.Nosotros elegimos el cenar en una mesa alta y no resulta incómodo.

Buen trato del responsable,buen conocimiento del vino y bastante variedad de vinos por copas, el precio del vino es el de su tienda + 6 eur por descorche. Precio medio de la copa (2.5 EUR). Tanto en vino como en comida, predominancia local. Coperio Schott.

Respecto a la comida, empezamos por un aperitivo de la casa que después cobraron (3€) compuesto de papas, pan tostado y un pequeño cuenco con "esgarraet".

Ensalada tibia de setas, foie,crujiente de jamon(12.5 eur). Sencilla elaboracion, hay que decir que el foie ni lo vimos.

1 mini calzone de sobrasada,cebolla y queso y otro de morcilla con manzana(creo).Unos 4 eur cada uno.EStaban buenos los dos.

Para finalizar una tapa caliente, que era un plato de tagliatelli con huevo y trufa. Buen sabor. (8 eur)

Con cervezas, 3 copas de vino, agua y un pastel de chocolate de postre. 50 euretes.

Volveremos para copear en barra.

Local sencillo y acogedor, el servicio es buenísimo, y el menú mediodía es muy bueno relción calidad- precio.
Ya habíamos ido varias veces y siempre hemos quedado muy contentos, quizás esta última vez el menú un poco mas flojo.
Tienen una buena carta de vinos donde puedes comprarlos para llevar o tomártelos allí cobrándote solo el descorche.

Hacía tiempo que no acudía a Maridaje. En la zona de la entrada hay dispuesta una zona con taburetes altos donde cenar o tapear. La bodega acristalada del fondo enbellece el local, donde es de agradecer que no haya una gran proliferación de mesas. Se cena tranquilo y se puede hablar con el resto de comensales sin levantar la voz.
Las copas son Schott y la carta, como ya se ha comentado, contiene tan sólo referencias del ámbito mediterráneo. Nosotros escogimos Mallaura de Heretat de Taverners y F de Bodegas Los Frailes. Ambos fueron servidos a la temperatura adecuada. Las botellas se pueden comprar para casa. En el restorán, se cobra el precio de carta + 4 euros (barra) o 6 euros (mesa) de descorche.
En cuanto a la cocina, en mi opinión los platos calientes mejor que los fríos. Entre estos, tabla de quesos y jamón ibérico, surtido de embutido de Ontinyent (señalar que se trata del mismo tipo de embutido que se sirve junto al pan antes de comenzar a cenar y que se cobra) y ensalada de jamón de pato.
De caliente pedimos dos minicalzone (uno de morcilla con cebolla caramelizada y otro de longaniza con pimiento italiano) de pasta filo, creo recordar, bombones de queso de cabra con confitura de tomate, medallones de solomillo de cerdo (nuy bueno tanto los medallones como la salsa) y unos tagliatelli con huevo y trufa, para mí lo mejor de la cena.
Buenos postres variados: tarta de chocolate, torrijas con helado y crepe con dulce de leche.
Servicio atento, especialmente del que creo es el encargado. Como he puesto en el título, una buena opción si se acude por la zona de russafa.

Tuvimos la oportunidad de cenar la semana pasada.
Supongo que a causa de la crisis pocas mesas, con lo que pudimos disfrutar de los conocimientos de los vinos del jefe de sala, que estuvo bastante pendiente de nosotros.
La comida informal de tapeo, todo bastante correcto, y los precios coherentes.
Los Tagliatelle con huevo y trufa están espectaculares.

Respecto a la carta de vinos, muy interesante, permitiendo abrir nuestra cultura del vino hacia otras zonas diferentes de "las de toda la vida"

El local es bonito y sencillo, agrdable a la vista la cava de vinos.

Se tomó nota de nuestro mail y esta semana recibimos información sobre un curso de introducción a la cata que realizan en su local. Un buen detalle.

Local moderno, inicialmente dispuesto más para el tapeo que para cenar tranquilamente. Cuatro/cinco mesas para cena tradicional, y el resto en taburetes altos (en mesas o bien tablero corrido a la pared). Local ruidoso. Empezamos con una copa de Verdil de Daniel Belda de la nueva añada 2008 (1,90€), que fue acompañada por un detalle de la casa que después cobraron (3€) compuesto de pequeños colines con tomate natural triturado. La carta es heterogénea, predominando los productos locales, los platos no presentan demasiada elaboración, aunque la materia prima es de buena calidad. Optamos por el foie mi cuit (17€) correcto, un surtido de croquetas (7,50€) flojas, bombones de queso de cabra (8,50€) con una inadecuada proporción de masa/queso, 2 mini calzones de morcilla (7,00€) correctas. Carta de vinos mediterraneos, tratando de tener al menos algún representante de cada D.O. Precios de tienda más 6€ por el descorche. Optamos por el Shiraz de Planeta (28,60€), servido a buena temperatura y en copas Schott. Café correcto (1,30€). El servicio adecuado, disculpando al responsable, ya que había tenido una problema con una camarera que no pudo acudir.

Me gusto este local, para una cena de tapas e informal, con decoracion sincilla y trato simpatico por parte de la casa.
Pedimos pasta fresca de tallarines con parmesano y huevo trufado, croquetas autoctonas y solomillo con diferentes salsas(todo bueno).
De postre una tarta de trufa con chocolate muy rica.
Como ya se a nombrado anteriormente buena carta de vinos y precios razonables, nosotros pedimos un Rafa Cambra I.
El jefe de sala nos obsequio con dos copas de cava, ya que estabamos de cumple.
Recomendable.

Ahora abren solo noches, desde 19h, de martes a domingo. El trato y el conocimiento del vino, en su más amplia versión mediterránea, sigue siendo estupendo.
Dos áreas diferenciadas, barra con vistas a la pizarra y sus vinos por copas de la semana, o bien mesa de cara a la cámara-escaparate de los vinos (no en vano es enoteca, puedes comprar el vino y largarte).
Más que una cena fue un picoteo informal, empezamos con un Maridaje - el vino de Daniel Belda
expresamente etiquetado para el local - que no defraudó. Acompañando bolas de sobrasada de naranja, ajo y tradicional. La siguiente copa fue un Casa Balaguer, con una monastrell madura
en perfecto momento de forma. Con el postre nos obsequiaron con un moscatel de naranja malagueño, muy agradable, no recuerdo la marca.
Una apuesta segura en un barrio que cada vez concentra más razones para visitar, a pesar de lo díficil que nos lo ponen con obstaculos de todo tipo, el que viva por allí ya sabrá a que me refiero.

Se trata de una vinoteca y como tal su fuerte son los vinos en cuanto a sus precios y surtido, por cierto especializado en vinos mediterraneos. Para el que le gusta el tapeo y probar diferentes vinos por copas, todos los meses cambian 4 recomendados y 15 por copas. Por cierto los Martes y Miercoles no cobrán descorche por lo que te tomas el vino a precio de tienda y buen precio, yo me tome el Beryna 06 (10,50.-)Vale la pena

Si tuviera que definirlo en una palabra sería aséptico. El local minimalista y frio. La comida más que normalita, con una carta reducida. Tomamos anchoas, milhojas de tomate y bonito, magret de pato con salsa de higos y foie con carpaccio de pera. Realmente muy muy normalito sin más. De postre explosión de chocolates que parecia más industrial que otra cosa. La carta de vinos sólo del mediterráneo, aunque lo mejor que tiene es el precio de los vinos. Por lo demás, para no repetir.