Restaurante El Torreón en Tordesillas
Restaurante El Torreón
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
34,70 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
53 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.3
Comida COMIDA
7.2
Precio medio entorno ENTORNO
5.3
RCP CALIDAD-PRECIO
4.3
foie
pan y aperitivos
ensalada ventresca
morcilla
cecina
chorizo
Opiniones de El Torreón
OPINIONES
9

Como parte del encuentro de foreros de Verema 2024 está la clásica noche de orgía de "vinos de sobaquillo", en la que cada comensal aporta su botella de vino (a alguno se le olvidó) al restaurante elegido y pactado por la organización. En este caso se eligió un típico castellano de buen producto, especialmente en las carnes, aunque no había un menú pactado de antemano lo que causó algo de confusión, al ser 19 comensales que veníamos ya cruzando el Rubicón de un fin de semana intenso en el tema de comer y beber con visitas a las bodegas de la zona.

El local tiene dos comedores, uno a la entrada y otro en nivel superior, ambos con mesas, sillas y decoración de tipo castellano que no parece haber cambiado desde que su inauguró hace más de 40 años; hay también algún pequeño comedor privado. Nos situaron tras alguna pelea por el espacio, en el superior en una mesa alargada, sin otras mesas de compañía por lo que el servicio a cargo del eterno Jeremías y su equipo fue casi personalizado ya que hay buena relación con la dirección de Verema.

Mesas amplias y bien vestidas, sillas cómodas, con buen espacio; copas (3 por persona) cubiertos y vajilla clásicas sin muchas concesiones. Ritmo de salida de platos de cocina más que bien.

No vimos carta de comidas ni de bebidas; pero en lo sólido está centrado en productos de la zona sobre todo el apartado cárnico y en lo segundo hay una buena bodega a la vista que anuncia que aquí hay materia.

Para comer y según nos informan a pie de mesa acabamos dando cuenta de lo que hay sobre la mesa: un buen pan y mantequilla y unas papas chips como aperitivo y consensuando todo al centro y compartir:

. cecina de Villarramiel x 4: recién cortada, muy buena materia prima, ajustdo punto de sal. Muy bien.

. morcilla de Burgos x 5: buena presencia, quedó algo seca en su paso por plancha pero buena calidad. Notable alto.

. ensalada de ventresca x 5: buena ventresca en amplia ración con un tomate raff bien de maduración, y algo de cebolla para complementar crujiente.

. chorizo ibérico a la brasa x 5: buena materia prima pero la presencia de trozos desgarrados denota falta de cuidado en cocina.

. foie fresco x 1: evidentemente no llegó a todos, y como especialidad de la casa fue, para mí, el mejor plato que hubo en la mesa. Gran calidad, perfecto punto de brasa y buena salsa acompañante; una pena que este plato no fuera comentado en su elaboración.

. entrecotte x 5: buena carne trinchada, ración más ajustada, buen punto de brasas aunque salió algo fría; acompañan unas patatas fritas bien hechas. 

. solomillo x 3: repetible todo lo bueno y malo anterior, incluidas las patatas fritas, sobre todo porque fueron menos platos y alguno llegó tarde para probarlo.

. queso curado x 2: en un intento de acabar los vinos, algo que cada año es más difícil, tomamos un buen queso curado aunque ya algo seco, presentado en triángulos. Bien.

. postres: hubo quien aún se atrevió y se pidieron camenbert con pimientos dulces, leche helada y hasta tarta de la casa; unos valientes.

. cafés x 4 + 1 infusión para los menos valientes que nos quedamos con una corta sobremesa pues mañana hay que hacer una hora de carretera para la próxima bodega y luego otras cinco para volver a casa.

Para beber fueron 4 de agua mineral grande sin gas, 10 cañas y el montonazo de vinos. Por mi parte aporté, como ya es costumbre, algo diferente, un viejete que esta vez fue un Paternina Reserva 1981 que resultó estar de lo mejor que he llevado en los últimos años, sorprendiendo a más de un incrédulo. Los otros vinos fueron: Chivite Colección 125 del 2021, Pierre Péters cuvée de reserve (magnífico champagne), Pago de Carraovejas vino de autor 2020 en magnum (brutal y un poco infanticidio), Arcane Le Fou (curioso vino de diferentes añadas y uvas, un poco a lo loco como indica su nombre), Maximine Grünhauss Riesling  2022, André Cloute brut grande réserve (champagne de no fallar), Clio 2015, Mas Sinén Las Vall 2018, Atteca, Conde de los Andes 2013, Finca La Garriga 2022, Gramona Innoble brut nature, Pago de Tharsys cerámica; puede que alguno más se olvidara por el camino.

En el precio no se incluye la propina acordada que vino a ser pagar el descorche. Por supuesto no hubo servicio de vino porque fue el clásico frenesí de paso de botellas sin orden ni control; algo diferente al día a día, que también tiene su encanto.

  • foie

    foie

  • pan y aperitivos

    pan y aperitivos

  • ensalada ventresca

    ensalada ventresca

  • morcilla

    morcilla

  • cecina

    cecina

  • chorizo

    chorizo

Desde el primer hasta el último punto, la decoración, la cocina, la carta de vinos, el vestuario, todos y cada uno de los detalles que componen el restaurante, puede llegar a resultar incluso cargante, para los que vamso a sitios así de pascuas a ramos, tiene su encanto, y lo cosideramos tipicidad en estado puro. Además, si hasta Don Abraham García le dedico un artículo, la visita era obligada.
http://www.elmundo.es/yodonablogs/2006/06/28/cocina/1151479946.html

No voy a redundar en la decoración, es para verla, y el trato, al ir con unos clientes habituales, y haber pocas mesas ocupadas, fue amable y cercano, mención especial a la forma de salar el chuletón, mediante lluvia de sal (cuidado con las copas, y las señoras con los escotes...).

La carta de vinos muy mejorable, en caldos hay una treintena o cuarentena de referencias (¿había algún blanco?), el 90% de Castilla y León, alguna francesa y algún Rioja, y se acabó, bastante hinchaditos de precio para la oferta de la que dispone, servido en copas Schott, 2 botellas de Mauro y una de San Román (a 32 € cada una) para 4 personas, ni tan mal.

La carta me limité a hojearla (no hace falta mucho para adivinar los paltos que la componen), ya que nos dejamos llevar por las sugerencias de los habituales, varios platos al centro, las estrellas de la casa: carpaccio de ternera (excelente), foie a la planca (soberbio), steak tartar (bueno, aunque como sabían que a las otras personas les gustaba el picante se les fue un pelín la mano), y para rematar el chuletón (bueno también), como íbamos con hambre, aun sacamos un segundo chuletón. De postre tulipa de leche merengada, tampoco me dijo gran cosa, aunque estaba bien. Todo muy bueno, producto excelente, elaboración sencilla, recomendable si sabes donde vas, y te apetece un sitio con su rancio encanto.

No sé nada de la cuenta salvo el total (289 €), y tampoco hubo mucho extra aparte de lo ya citado, un café por barba, y un licor de whisky especialidad de la casa, que por probarlo, tampoco me hizo daño.

Voy a dejar a un lado la calidad de la carne, que se da por supuesta, y me voy a centrar en todo lo demas. He oido a varios restauradores comentar que su objetivo es hacer 'felices' a los clientes. Entendámoslo, se trata de que al salir del restaurante, los comensales lleven una sonrisa de oreja a oreja. Hay sitios donde consiguen que esto sea parte habitual del servicio. Pero, este no es el caso. Y debería serlo por el nivel de precios en el que se mueven. Es mas uno tiene la sensación de ser cliente de segunda categoría, porque mientras el dueño va saludando a 'los habituales' a ti te ignoran completamente, te sirven un solomillo fileteado (¿quien come el solomillo fileteado?), con unas patatas fritas echadas sobre el plato como si se tratara de un menú infantil, te manchan el abrigo y tienes que suplicar que te traigan el cebralín... y como estos una serie de pequeños detalles que están fuera de lugar en un restaurante de esta fama.. y de estos precios.
Mención a parte la cubertería y la vajilla de hace quince años y la decoración absurda.
Yo por mi parte no voy a volver, ni voy a recomendar a nadie que vaya.

Para mí es un buen ejemplo de restaurante castellano. La calidad de la comida es muy buena. El ambiente algo ñoño, pero agradable. La carta de vinos, muy buena. El precio, algo caro, pero sin mirar la cartera, sin duda, es una buena elección

Siitio tipico castellano, hay que saber a lo que se va.
Excelente carne a la parrilla, muy buen foie, jamon esplendido. Buenos vinos.
Si es cierto que es un poco caro. Tiene salones pequeños para celebraciones pequeñas.

Restaurante con muy buenas materias primas pero excesivamente caro. 70 €;/pax.Buen foie, solomillo al carbon, aceptable steak tartare, y vinos variados con especial atencion a los de la zona y los de Mariano ( san roman 32 €;),pero servido en copa duralex.

Excelentes carnes rojas a la brasa, extensa bodega e impresionante cava de puros.buen servicio, algo caro.

No puedo tener una visión independiente de este restaurante-asador porque fuimos a comer con Mariano García, un buen amigo del propietario y eso se notó en el gran trato dispensado. Me parece un restaurante muy personal, donde la figura del propietario, Jeremías, "todo un personaje" (como dice Mariano) es clave en la atención de mesa y la organización de todo el servicio. La materia prima es, en general, muy buena. Me gustaron especialmente un sensacional foie a la plancha, el chuletón y un solomillo bien fino que nos sirvieron al final. Más flojos los carpaccios. La cristalería por defecto es buena pero vale la pena pedir las copas Riedel, que las tienen. La carta de vinos, que no pude ojear, parece ser bastante amplia, con una buena cantidad de referencias internacionales (pudimos ver una selección de sus grandes botellas y era realmente impresionante). Un restaurante acogedor, personal, donde el genio y figura de Jeremías resulta clave para la experiencia global. También vende produ

Rte. muy interesante de la provincia de Valladolid. Carta de vinos extensa, precios ajustados. Bebimos Mauro 99 por 24 €. Copas normales, comida buena, precios buenos.

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