Había estado hace tiempo y recordaba el gazpacho con bogavante, aunque esta vez no lo he pedido. La situación es buena, en medio del palmeral. Además nos dieron una mesa con vistas a la piscina...muy refrescante. Fue comida a mediodía. Nos trajeron de aperitivo una crema de aguacate muy cremosa y luego pedimos un carpacio con virutas de foie, rico, y unos "monaguillos", que son entrantes frios y calientes (una degustación) de raciones generosas. Estaban muy buenos y con eso ya casi que comemos. De vino, un Marina Alta de Alicante (homenaje a la tierra). De plato fuerte, el arroz con costra. No es que sea yo un experto en ese plato, pero me resultó con una "costra" demasiado contundente, parecía una torilla francesa encima del arroz. Recomiendo sobre todo los entrantes.

Me sumo a lo de las raciones contundentes que puede ser un dato positivo o no según gustos.
Tiene una buena bodega con algunos precios atractivos.
El entorno es excepcional, rodeados de los jardines del Hotel Huerto del Cura, y en pleno corazón del Palmeral de Elche. A escasos 50 metros se encuentra el famoso Jardín del Huerto del Cura.

Cenamos en la terraza, en un entorno agradable, pero eso seria lo único agradable de esta cena.

Podríamos empezar por el servicio, poco profesional, con prisas y con un exceso de confianza innecesaria. Capitaneado por un metre que actuaba igual que un broker de bolsa, gritando y dando ordenes a diestro y siniestro, pero de forma anárquica, pues los fallos eran continuos.

Seguiríamos con la lamentable cena que tuvimos que sufrir. Una insípida brocheta de chopitos, un simple crujiente de marisco y unas normalitas croquetas. Como segundos platos, una calamar emparrillado, pasado de punto, insípido, chicloso y con una guarnición de habas y berberechos con exceso de limón y grasienta. Después un secreto ibérico duro, reseco, con patata asada, berenjena, pimientos, parmesano y una salsa edulcorada, una especie de melaza que era a lo único que sabia el plato, pues la presa estaba muerta por carbonización. Después de "asombrarnos" (eso nos dijeron que iban a hacer), con los postres no tuvimos valor.

El vino que tomamos fue un santa rosa frío primero y caliente por momentos. Salió frío de la nevera, y al decantarlo consiguieron subir su temperatura, eso y el calor de una noche de agosto hicieron el resto. las copas normalitas.

Muy agradable terraza al borde de la piscina. Raciones muy generosas tantos en los entrantes como en los segundos. Muy buena materia prima, pero falla la cocina tanto en punto de coccion (arroz pasado en el punto, salmonetes demaiados hechos) como en la imaginacion (las salsas se repiten en platos diferentes)Carta de vinos aceptable, siendo irregular en los precios, encontrando algunos caros y otros a precio excepcional(Clos Mogador 2001 50€). El servicio del vino correcto sin mas.

Les racions massa contundents. Només amb els entrants gairebé teníem prou. Jo també recomane Monaguillos d’entrant. Efectivament, alguns plats repetien ingredients (com els festucs) i la carn (un llomello de vedella amb salsa de panses) estava una mica insípida.
La carta de vi s’ha de renovar ja i s’han d’introduir vins valencians (i no només d’Alacant). La cristalleria feia aigües pertot arreu i era del tot inadequada. Pel que fa a l’entorn, sopàrem a l’aire lliure, de cara a la piscina i l’inconvenient foren els mosquits: la taula i plats plens de mosquits que no ens canviaren i que netejàrem nosaltres. Tot i això, l’ambient agradable, tranquil, amb una atenció bona i uns entrants molt interessants.

A mi me parece un sitio espléndido. Las raciones son contundnetes. La materia prima es buena. La técncia también es correcta. El servico es atento. Yo recomiendo pedir la primera vez: de entrantes Monaguillos; de segundo primero preguntar al camarero si hay algo fuera de carta, si no lo hay a mí me gusta mucho el rape (aunque todo está bueno); para postre chocolate. RCP de lo mejor de la zona.

La carta de vino puede mejorar (siempre se puede) pero hay referencias de bastantes zonas

Siempre que puedo voy.

Lo frecuentamos dos veces la misma semana y la verdad es que me gustó. El local raya la perfección en cuento a calidez, la decoración permite relajarse y disfrutar de la gastronomía. El restaurante se encuentra en un entorno paradisiaco. Por poner una pega diría que los sillones no son demasiado cómodos para comer. Producto de calidad en raciones a las que uno no está acostumbrado. Para dos, solemos pedir dos entradas, y esta vez no pudimos con los segundos. Postres destacables. La carta de vinos interesante, aunque predomina el rioja y el ribera. Siempre nos lo decantaron. Servicio digilente y con simpatía. Recomendable.

Ubicado en el Hotel Huerto del Cura, ofrece varios salones con vistas al palmeral. Buenas materias primas. Cuidada presentación, aunque la temperatura de servicio de los platos debería cuidarse: algunos llegaron prácticamente fríos. Servicio de mesa y de vino correctos. Poca originalidad: algunos platos repiten ingredientes (pistachos, jamón, ...) en la ensalada templada de ventresca (desmesurada en tamaño) y en el salteado de chopitos. Rodaballo con patatas espléndido, pero el lomo de bacalao confitado algo falto de sabor. Carta de vinos bastante completa, aunque falla la cristalería. Tomamos Enate 234 y Lagar de Cervera 2001. De postre, sopa de jengibre y tarta de chocolate (deliciosos). Alguna carencia en licores ofertados en carta. (135 Eur. 2 personas). Merece segunda visita.