Buenas materias primas y servicio austero, pero "apañao".
Platos de cuchara a diario, buenas entradas y vinos a precios razonables.
Local amplio y limpio. Y si los manteles y servilletas, fueron de papel en algún momento, eso debió de ser hace ya mucho, porque llevo años acudiendo y yo personalmente, en el local de Donoso Cortés, no lo recuerdo.

Me habian recomendado visitar éste "restaurante", aunque a decir verdad tambien me habian comentado que se comia bien y que el precio estaba acorde con la calidad, pero que no esperara que fuera de primera línea.
La verdad es que sali totalmente decepcionado del mismo.
La mesa con manteles y servilletas de papel, éso sí, de colores que visten más.
Ya a la entrada se percibe el olor de la cocina al típico aceite refrito, cosa que me molesta enormemente.
Como entrantes lo mejor el jamón. No resulto ser el día de las navajas con excesiva tierra, para seguir con una fritura de pescados (no fue elegida por mí) que resulto excesivamente recalcitrante.
El arroz de caldo de marisco, pobre en sabor y fuera de punto.
De los vinos mejor ni hablar. Simplemente se ignoran.
Simplemente no volvere.

Fui con mi novia y al entrar llama la atención lo "cutre" del lugar. No nos importó pues buscábamos una buena relación calidad-precio. Los precios parecían ajustados en la carta y nos dejamos aconsejar por el dueño.

Estuvo a gritos con cocina toda la cena lo que resultó bastante desagradable. La cocina de una calidad bien sin excesos, aún así la esperanza de que saliéramos por un precio ajustado daba un punto importante de confianza.

Bebimos un albariño de la casa que estaba "solo bien". Al final nos sacaron la cuenta y 57 EUROS POR CABEZA. Imperdonable. No tienen trato, atención, decoración ni sala para ello. La cocina está bien pero por ese precio muchos más lugares son completos. No volveremos.

Es un gallinero a lo bestia!, el vino no existe y el marisco no es fresco.
Podria seguir pero no quiero. Fui una vez y no volvere.

Mal, mal, mal...
Conozco este local desde unos 5 años, y cuando vas sabes de antemano a lo que vas (local, tipo de comida etc). Pero algo ha cambiado Juan, los camareros mal, falta de profesionalidad, mala atención y en el dueño cierta prepotencia.
Me merece y así lo haré estar en el dique seco una larga temporada para que se le bajen los humos al dueño y dicho sea de paso al local cuya ventilación es deficiente.

Estuvimos ayer en cena de empresa, con lo que el menú estaba cerrado, aunque valido para hacer una valoración.
El local es correcto, limpio y agradable. Quizás un poco ruidoso, cuando esta lleno por lo menos. Mantelería, cubertería y copas bien.
Entre los entrantes, unas cigalas que aunque no muy grandes estaban muy sabrosas. Todo bueno en el resto de entrantes.
Tomamos una entrecot de buey bien cocinado y de buena calidad.
No vimos la carta de vinos, aunque vimos salir algunos vinos interesantes, pago de los capellanes, dominio de la vega...Tomamos ocho cuerdas (utiel requena) muy agradable y un brut nature de Dominio de la Vega. Tiene armarios para conservación.
El personal bien en general.

Cabe destacar que Juan vuelve a ser el mismo de antes y que Bienve está al frente de la cocina, como siempre debió ser, y está combinación se nota, Casa Juan vuelve a ser lo que antaño era, un estupendo restaurante donde apreciar un buen arroz o un plato de cuchara como lo de la abuela.

Realmente no alcanzo a entender en qué radica el éxito de este local.
Ruidos, apreturas, largas esperas, para al fin poder cenar sin mayor pena ni gloria.
Quizá la mejor opción sea la plancha, navajas, gambas, langostinos, etc.
En cuanto al precio, pues que quereis que os diga; lo único que pudo subir la cuenta fueron media docena de ostras, y una botella de Cuatro Rayas.
Lo dicho, junto con navajas, un pincho de marisco, cazuelita de gulas, -no la aconsejo-, gambas fritas, un postre para compartir y dos carajillos, 64 € la pareja.
No me gusta cenar así.

Restaurante clásico a base de carne o pesacado (plancha o espalda). Algún plato de cuchara para entrar, y primeros consistentes en pescaditos, tellinas, anchoas (muy buenas), ortigas, etc. Curiosas las ortigas pero nada destacables. Carnes al punto pero insulsas. Carentes de carta de vinos y servicio escaso en todos los sentidos. Flojo.

Ni Juan está ya en la sala ni su esposa en la cocina y tristemente se nota, los guisos de cuchara han pasado a ser medianías que no dicen nada. El marisco ni está ni se le espera y sólo se salvan algunos de esos platos que no requieren mucha cocina (foie frio o caliente).
La carta de vinos también empieza a notar la desatención y por ejemplo cuando pedimos champan sólo había uno disponible. El vino tinto caliente y el blanco también.
En resumen, hace tres años Rte Casa Juan era una joya en la comida, en el servicio y en dar una oferta de platos de cuchara excelentes junto con otros más elaborados. Sin embargo hoy ha caido para situarse en la mediocridad.