Restaurante Arola Madrid (CERRADO) en Madrid
Restaurante Arola Madrid (CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
45,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
45 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
3.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
3.4
Comida COMIDA
3.6
Precio medio entorno ENTORNO
4.3
RCP CALIDAD-PRECIO
1.0
Opiniones de Arola Madrid (CERRADO)
OPINIONES
11

Ya abierto desde hace años, este restaurante sigue despistando a los que creemos y valoramos la cocina de Sergi Arola y a los que sin conocerla, buscamos un buen restaurante adecuado al contexto del MNCARS. El restaurante de Arola, instalado en el nuevo edificio de Jean Nouvel sigue sin encontrar su línea de identidad, y lo que es más importante, de calidad.
El problema de este restaurante es siempre el entorno: un servicio deficitario, un cuidado de los detalles inexistente, una convivencia imposible con la cafetería del museo, un desliz en la cubertería y mantelería, etc.
La comida mantiene unos niveles aceptables, al menos durante la visita que yo hice, aunque deberían ser insuficientes para los canones "Arola". Destacó la elaboración y presentación del postre (semifrío de queso y vainilla con coulis de frutos rojos y sorbete de mandarina). Buen café.
Ahora bien, el servicio de vino tiene mención a parte: malo o muy malo. No se me presentó carta de vinos alguna y cuando pedí elegír algún vino "por copa" se me aconsejaron dos "denominaciones de origen" sin poder especificarme qué variedades eran, como si la procedencia fuera para mi garantía suficiente.
Lástima que lo que podría ser una acertada opción se convierta en una inaceptable desilusión.

Carta muy corta. La de vinos hay que pedirla porque simplemente te ofrecen unas cuantas reseñas en la de comida.

Esto en principio no es problema y de hecho en mi caso tomé las famosas patatas bravas (9 euros) y una merluza muy correcta de calidad, cantidad, punto de cocción y creatividad.

No sé lo que Arola busca con este restaurante. Si quiere llegar a lo de Berasategui en Gugenheim, está muy lejos. Si quiere dar alta cocina en un entorno de cafetería y con un servicio simpático, lo único que está mal es la RCP. Veintiocho euros por un solomillo necesita de algo más que un solomillo de excelente calidad y una guarnición creativa.

El vino es bueno. las copas tipo riedel, pero la mesa con niños al lado hace que le ponga un tres al servicio (No se maltrata al vino, pero no permite su disfrute)

Muy mal en general.
Fuimos un grupo de amigos (10) por lo que nos daban un menú por 45 Euros para no complicarse la vida.
Lo peor el servicio.
Pedimos 2 veces que nos calzaran una mesa que se movía, ni caso.
Traían los platos sin orden dejando a veces la mitad de la mesa sin servir.
La explicación de los platos eran mínimas y se notaba un desconocimiento absoluto.
El sommelier después de probar las dos primeras botellas de vino las dejó en la mesa, pues una de ellas estaba mala, con sabor a corcho, reclamamos el cambio y después de probarla el sommelier de nuevo nos la cambió, ¿qué pasó en la primera cata?, o era muy malo o nos intento vender el vino malo.
La comida nada del otro mundo para lo que se supone que es.
Lo mejor el sitio aunque al no haber mucha gente (no me extraña) quedaba un poco frio al ser muy grande.
Y todas estas quejas no tendrían sentido si no fuera por que el precio final fue de 68 Euros por persona, y eso que tampoco pedimos mucho vino (4 botellas de 25 Euros), pero claro pan y aperitivos que no se piden 30 Euros …
Pocos restaurantes en Madrid superan ese precio pero todos los que lo superan le dan mil vueltas a este restaurante y por mucho.
Como la dije a la encargada alguien pretendía forrarse o se estaba forrando y no eran los camareros que son los que mas sufren. Si cobras eso pon un servicio acorde, ya sabemos que sale mas caro pero lo bueno se paga, o eso creía ,por que nosotros pagamos para algo bueno y fue totalmente decepcionante.

Tenía ganas de conocerlo y me llevé una gran decepción. De entrada, los camareros son muy despistados y no tienen demasiado interés por atenderte (me dijeron si quería café, cuando ni me habían preguntado si quería postre primero).La carta es ajustada; la de postres, insignificante. Los platos, por su nombre, parece que prometen mucho y luego les falta sabor. Pedí terrina de Foie y espárragos fritos en tempura con salsa: insisto, poco sabor, faltaba algo. Como no había ningún postre que me apeteciera, pedí la cuenta. Entonces me trajeron unas chocolatinas, obsequio de la casa.

Se trata de un restaurante con pretensiones en un lugar atractivo que ofrece una comida muy por debajo de lo exigible para su precio. Tomamos unos arroces grasientos y con unos escasísimos y mediocres ingredientes. Los entrantes, en la misma línea poca sustancia, escasa imaginación y pobre sabor. El aperitivo que ofrecen con la bebida,(nachos con guacamole) no parece apropiado para este lugar sino para un sitio fast food o tex mex. Aunque gracias a esto y unas chocolatinas que ofrecen con el café, pudimos aguantar hasta la merienda sin comernos las uñas.

Estuve el pasado 30 de junio y estoy de acuerdo con muchos de los comentarios que se hacen. La comida está bien, es correcta tanto en calidad como en cantidad, al menos el menú degustación Arola que es el que pedimos. Pero ni el servicio de los camareros, con falta de experiencia, sin saber exactamente lo q traían, ni el local, muy alta la música y con muy poca luz, ni detalles en mesa rotos como los farolillos. Yo he estado en la Broche y en el Arola de Barcelona y no tienen nada que ver. Es una pena que con el afám de abrir muchos restaurantes se pierda la marca Arola, y encima pagando un precio demasiado elevado en relción calidad-servicio.

Ubicado en el nuevo pabellón del Museo Reina Sofía, la estructura acristalada alberga un singular restaurante de decoración futurista sobre el que pesa una grave falta de calor humano: iluminación deficiente, decoración espacial y falta de un trato personal por parte del servicio que se dedica a preguntar, irse traer y llevar. Pocos elementos hacen que te puedas sentir cómodo.
Cocina moderna con juego de formas y colores en el plato pero demasiado evidente y predecible. Platos combinados de nueva generación estilo VIPS, carne o pescado con una ensalada y una crema. La mejor opción son los arroces, algo más trabajados aunque en raciones minúsculas.
Bodega escueta y copas correctas. Servicio del vino inexistente.

Sinceramente, o yo no he entendido el restaurante o esto no es lo que me esperaba de un gran cocinero.

Pésimo. Ambiente discotequero y camareros a la moda, más bien despistados. Carta de tapeo a precios de restaurante caro. No más de 3 o 4 vinos a elegir.
Lo dicho, demasiada moda

Desde luego, el nombre engaña, pero no salió tan mal, estaba con el propietário de el Rte la prensa de Zaragoza, en Atocha, queriamos comer y no disponiamos de mucho tiempo, la entrada es dificil, el lugar es innovador e incluso raro, el servicio, de gente muy joven, sin experiencia, la carta, rara, los entrantes se basan en cremas y sopas, los platos fuertes son sólo arroces, con variedad, pedimos cuatro distintos, no estuvo mal, y un Viña al lado de Casa, y de postre, un Royal de chocolate, lo mejor. la carta de vinos se limita a cinco o seis, claro está predomina priorato... pero las cosas como son, servicio rápido, y bien de precio, los dos unos sesenta €. cumplido, una alternativa al Fast Food.

Un auténtico desastre. Nos traían los platos de otras mesas y los nuestro los ponían en la mesa de al lado. Carta muy escasa (tanto en comida como en vinos). La "jefa de sala" preguntando a los camareros si eran de los que podían tomar nota o no. Pedí un arroz salvaje y me trajeron otro tipo de arroz. Obviamente, nada de pedir disculpas. El pan lo sirvieron en el segundo plato y después de pedirlo varias veces. Pedimos dos botellas de agua y sólo sirvieron una, aunque intentaron cobrar las dos. Tras reclamar el error y esperar un cuarto de hora, reclamé de nuevo la factura, que me trajo otro camarero, al que tuve que volver a explicarle el problema, porque la que nos atendía estaba viendo fotos con una amiga en medio de la sala. Y la comida muy normalita, tirando a floja: arroz recalentado, una "crema" (no pasaba de caldito) de rape en una taza de café (no de desayuno), ... O mucho cambia la cosa, o no creo que dure mucho tiempo, porque el "boca a boca" hace mucho daño y, supongo, que algunos con el nombre y prestigio de Arola no se puede permitir esto, ni siquiera por la "pasta" que pueda sacar.

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