Tras la descripción de @JACOMUR decir que no hay cambios sobre lo que comenta del local. Es verdad que si vas por la noche te cuesta de encontrar porque el google no tiene del todo claro como llegar y se hace imprescindible la reserva previa porque se llena. En realidad el acceso es desde la playa de Lagosteira, preciosa incluso de noche, para llegar al local, un antiguo caserón rústico que se dedicaba a hacer salazones a la que se accedía tirando de una cordel, hasta que en 1989 se convierte en el actual restaurante.

Tras ver atardecer en el faro (algo que hay que ver sí o sí) se plantea la cena en un lugar "de toda la vida" imperturbable en el paso del tiempo y que es templo de peregrinar, no solo de peregrinos de Santiago sino también de peregrinos del buen comer; sobre todo si te gusta la lubina a la brasa.

La carta de vinos es más clásica que el restaurante con absoluta presencia de Rioja y Ribera más los blancos gallegos obligatorios por el producto local. La carta de comidas no es muy amplia pero empezaría por la A y acabaría por la Z y aún habría algo especial del día.

Dos para cenar en el laberíntico comedor, colocados justo en el comedor de la entrada, zona amplia y cómoda con buenas vistas al resto de comedor y hacia las brasas. Un buen pan y una botella del albariño Viña Costeira 2022, embotellado especial de la casa (15€), muy ligero, suave, poco cuerpo, más un par de aguas grandes para acompañar la comanda siguiente que compartimos:

. zamburiñas frescas: zamburiñas de las de verdad que no tienen nada que ver con las que ponen normalmente que en realidad son volandeiras; una producto difícil de encontrar, perfectamente preparado a la plancha y recomendable para los que gustan de sabor y texturas fuertes.

. lubina a la brasa (850 grs en crudo): previamente presentada en la mesa por Pepe Castiñeira, hecha al perfecto punto de brasa de carbón vegetal, manteniendo la carne tersa y jugoso el interior, con la piel churrascada y presentada desespinada abierta con buen aceite y un punto de vinagre, acompañada de patatas gallegas hervidas que también son de otro mundo. Muy recomendable (pese al elevado precio -58,65€-) y motivo de la reserva.

. tarta de queso y tarta de manzana: queríamos solo un postre y no nos poníamos de acuerdo en el que elegir y quien nos atendió hizo una solución salomónica: un poco de cada: un acierto y una demostración de saber hacer en sala.

Se quedaron en el tintero las navajas, las almejas, la empanada de maíz y las carnes gallegas a la brasa; mucho tiempo queriendo ir con algún fallido intento incluso yendo de camino, y se quedan muchos deberes por hacer para lo lejos que vivimos.

No hubo cafés o infusiones pues llevábamos un largo periplo por las rías altas y tocaba aún volver al parador de Costa da Morte (puede que el mejor de España).

Siguiendo mi singladura por Galicia y también tras recomendación, visite este restaurante.
Por supuesto previamente había efectuado reserva.
El restaurante estaba prácticamente lleno.

1 Racion de almejas plancha, no se parecen a las que suelo comer en Cantabria, pero estaban buenas. 18€

1 Bogavante 700g. solicite si lo tenian rebozado o en alguna otra preparacion y solo me ofrecieron plancha o cocido. 38.5€

1 Entrecot ternera gallega 13.5€ sin mas correcto

1 Lubina a la sal 350g 18.9€ Estaba como la describió Javier Compostizo ( 2"Jacomur" en la anterior valoración, jugosa y muy sabrosa.

1 Tarta de queso horno 1 tarta manzana que pasaron desapercibidas.

2 Cervezas 1906 2 Nestea cafe y chupito invitación.

Resultado y mi opinión del mismo.

Cuando un restaurante no tiene su propia personalidad y se globaliza como es este, pierde su encanto.

El producto y su cocina son correctos sin mas, por lo tanto no entusiasma en general ninguno de sus platos.

La carta considero es corta, por muchas fotografías que tenga en las misma.

No volvere, si estoy por esa zona probare suerte en otro caladero

Viaje por Galicia a conocer la Ria de Muros y Noya y desplazándonos a visitar el Faro y cabo de Finisterre, decidimos ir a comer a este rte. influidos por los buenos comentarios sobre sus pescados y mariscos y especialmente la lubina.
Enclavado al pie de la playa de Langosteira y en viejo caserón, con aires marineros, se encuentra este rte.. Varios comedores y terrazas conforman las cuidadas instalaciones. Ibamos sin reserva y nos buscaron y ubicaron en el terraza cubierta. Se encontraba casi al 100%.
Mesa vestida correctamente, vajilla y cristalería mejorable.
Dos personas sentadas a la mesa pedimos para compartir :
- Navajas (10,00), no es mi molusco preferido, pero ante la insistencia de "Pepe", dueño del establecimiento, lo aceptamos. Frescas, ricas y con sabor a mar.
- Percebes 0,250 Kg(15,00), sabrosos, frescos, bién cocidos,puro yodo y de tamaño medio. Ya nos advirtieron que no eran grandes. Nos encantaron.
- Zamburiñas (14,00), 8 piezas muy frescas, sabrosas, en su punto de hechura. Nos encantaron.
- Lubina a la Brasa, una pieza de 0,900 kg. (46,80). Al ver ante nosotros la afamada lubina nos sorprendió y no muy gratamente. La misma nadaba en un jugo o caldillo lleno de virutas o motas negras de la brasa. Decidimos incarla el diente con mucho cuidado e ir sacando la carne de la piel. ¡Sorpresa!. Estaba en su perfecto punto, las motas no afectaban para nada al sabor de su carne y la encontraba fresca, marina y muy sabrosa.
De postre una tarta de manzana(5,00), quizas lo más flojo de la comida.
Para beber una botella de Condes de Albarei 2013 (13,00), vino que conozco muy bién y que nos acompañó perfectamente durante toda la comida. Se limitaron a abrirla, servir la primera copa y a traer una champanera para la misma. Agua mineral, pan (1,00).
El servicio, debido a la aglomeración de gente, es un poco flojo. Muchas mesas para tan pocos camareros, pero tratan de ser amables, rápidos y diligentes.
En la carta de vino, muchos vinos de su región, Albariños, Ribeiros, Valdeorras, Riojas y Riberas del Duero.
En fin un rte. al que no me importaría volver si me encuentro cerca de Finisterre.

Conozco a más de uno (incluida yo misma) que cualquier día se hace el trayecto Coruña-Finisterre sólo para disfrutar de la lubina en este emblemático restaurante y pasar la sobremesa mirando la bahía paladeando lentamente un auténtico aguardiente de hierbas...

Cocina tradicional gallega basada en pescado y marisco fresco de la lonja, proporcionados por los pescadores locales.

Decoración auténtica, rústica,"enxebre", que hacen de este negocio familiar un lugar ideal para ya comidas de grandes grupos ya de cenas románticas de parejas en su idílica terraza sobre la misma arena de la playa.

Acabamos mi esposa y yo de realizar el Camino de Santiago hasta Finisterre y para celebrarlo hemos decidido ir a cenar a Tira do Cordel, consultados vuestros comentarios que me merecen consideración.
Dejando claro que la calidad es incuestionable, cosa natural por otra parte en la zona, debo añadir que el servicio nos pareció bastante inmaduro, poco profesional. Califico el servicio del vino con un 4 porque no lo desparramaron por la mesa, pero dejaron la botella como en cualquier taberna de "feira". Las raciones cortas, ya no digo los percebes, sino las navajas y las almejas (Seis por persona, exactamente). Nada que decir de la Lubina, aunque estuviese algo seca por exceso de brasa. Los postres caseros y sabrosos. Pagas 100 euros por todo y ni te dan las buenas noches.

Mi impresióin, en fin, es que se lo ha ganado y sigue por inercia; poco esfuerzo para mejorar. O eso o exceso de margen.
Ah, mientras esperábamos fuera, (excelentes vistas de a playa Langosteira) pedí un albariño y ante las dudas del camarero, el propio dueño que se encontraba en la barra saboreando un trozo de empanada le insinuó que me pusiera un Casal de Armán. Ante mi objeción al insistir que era un Ribeiro, apostilló; pero está muy bueno.

Acudimos a este restaurante porque nos lo habían recomendado varias personas. Llegamos y después de aparcar tuvimos la suerte de ver cómo llegaba pescado fresquísimo al restaurante. El entorno es espectacular, literalmente enclavado en la playa. No se trata de un Sitio de postín en cuanto a la decoración, mantelería y demás pero todo lo suple la calidad del pescado.
Éramos 4 y tomamos almejas, percebes y después lubina y sargo a la brasa. Todo muy bueno, pero la lubina a la brasa espectacular. Tomamos Quinta do Buble para beber.

En resumen, un lugar muy recomendable y un sitio al que volveré en breve, espero.

Comentario de Agosto - Casa de piedra muy bonita al lado de una playa espectacular. Buey de mar excepcional, berberechos correctos, lubina espectacular y Terras gauda buenísimo ( cada vez me gustan más los O'Rosal ). Buen orujo y cambio de conductor. Mi mujer al volante y yo de copiloto.

A tenor de los comentarios que he leído, veo que las cosas no han cambiado en Tira do Cordel. Lugar ideal a visitar de camino a Finisterre. Para ir al comedor atraviesas la zona de parrillas donde ves como asan Lubinas y Doradas (magnífico cuadro!). El pescado es sabroso, y los entrantes son los apropiados de la comarca. Recomendable probar sus maravillosas navajas.

Tomamos el menú Tira Do Cordel consistente en unas navajas extraordinarias, sin arena y pura mantequilla, unas almejas a la marinera muy sabrosas y por último lubina a la brasa con todo su sabor. Todo muy rico con 4 postres a elegir uno, arroz con leche y puding de queso, ricos. La carta de vinos no es muy extensa, pero tiene muchos vinos interesantes, sobre todo blancos. Sirven Terras Gaudas por copas y sirven la botella con el típico enfriador de plástico. Un sitio muy agradable al pie de la playa de Langosteira.

El mejor pescado del mundo (obligatorio probar la lubina) y un precioso entorno.