Es restaurante de una sola vez, despues de mas de una hora buscandolo pedimos un menu degustacion, el cual era eso degustacion , poruqe no llegabas a apreciar ningun sabor, ni una sola vez nos preguntaron como estaba la comida, son esas situaciones que te preguntas quien reparte las estrellas michelin.....

En primer lugar, es dificil de encontrar, para llegar se debe seguir "Camino el Altet".
En cuanto al restaurante, es una casa preciosa, por dentro es más grande de lo que aparente y esta decorada con muy buen gusto. El servicio bueno, no nos ha faltado de nada, he hechado en falta un sumillier, y la comida hemos pedido el menu degustacion y nos ha gustado mucho, cecina de buey, ensalada de langostinos, alcachofa con gamba roja, magret de oca,...a excepcion de los postres que nos han parecido bastante normales.
el precio, 80 euros por cabeza. Hemos bebido un Yllera y hemos acabado con un castaño monastrell dulce.
Me han extrañado las criticas que he leido, yo lo recomiendo y si vuelvo a elche, en principio repetire sin dudarlo, es un lugar bonito y donde se come muy bien.

Estuvimos por primera vez hace un año mas o menos en las fiestas de Elche, fuimos mal atendidos, mal servidos, pero por alguna extraña razon, nos parecio que tal vez, fuera de esas fechas que masifican el restaurante podria existir lgo que mereciera la pena.
Hemos vuelto para dar una oportunidad, y el resultado es, una cocina correcta, intenta alcanzar aspiraciones que no van a conseguir, cuando te sientas te comentan graciosamente ¿no tienen prisa, verdad? (ja, ja que graciosos, desde luego que cuando terminas te partes.... de desesperación), pedimos tres entradas, acabado de comer cada entrada (eso si servida de una en una y de forma individual), la espera entre uno y otro se demora no menos de 20 minutos, entre el ultimo plato y el segundo la espera alcanzo los 30-40 minutos, solictamos un Samta Rosa (cayeron dos botellas), el servicio es TAN MALO, que nos quedabamos sin pan, sin vino, y sin posibilidad de pedir que nos lo repusieran pues los camareros desaparecian inexplicablemente, en la segunda botella ni nos dieron la opción de pedir nuevas copas, de verdad un desastre, los postres flojos eso si cuando pides la cuenta esta llega en un par de minutos, no volveremos.

Es dificil de encontrar, hay que estar atentos a los carteles indicativos de la carretera. Es una casona ó masía antigua, restaurada con mucho gusto.
Una cocina creativa y original, como ejemplo "bombones de gamba roja". La calidad de la materia prima es muy buena, pero la cantidad en plato es escasa. La carta de vinos correcta pero con alguna ausencia, en cuanto a precio, pongo como ejemplo, nos cobraron por una botella de Cueva del Contador 71 eur.
En resumen, un poco más de comida en el plato, y merecería la pena pagar ese dinero por comer aquí.