Paella a leña

Un local cuyo slogan para atraer clientes es realizar paellas a leña, mantiene bien la sensación de local clásico valenciano con una decoración de mesas de madera y sillas de nea con respaldos altos, ladrillos de cerámica valenciana en las paredes y alguna fotografia de sitios de la metropoli; un tercho con vigas de mobila y suelo con ladrillos de la época (finales deñ siglo XIX). El propio local es un edificio de planta baja y piso como la mayoria de viviendas de esta zona de Campanar, antaño independiente, y ahora incluida en el crecimiento de la gran ciudad, pero sigue manteniendo esa sensación de estar en un pueblo con su iglesia parroquial, sus calles estrechas y sus patios de entrada de carruajes (ahora garajes) con muy pocos espacios transformados en fincas ¡y que dure para siempre! porque es un entorno dclarado patrimonio histórico.

Las mesas están bien separadas, bien vestidas, copas correctas. Local de formato cuadrado con las mesas a la entrada y teniendo al fondo la parte administrativa que separa de las cocinas que no pude ver pese a solicitarlo. El servicio profesional dentro de un ambiente familiar. Local completamente lleno, casi todo familias, incluso grupos amplios a pesar de lo cual la sonoridad no se resintió mucho.

La carta de vinos, muy elemental en su material, con algunas faltas advertidas en cantidad pero no en concreto; las opciones son variadas con mucho predominio de vinos valencianos y en general todos de corte clásico. Tomamos un blanco, El Perro Verde (15€), un verdejo de gama media y un tinto valenciano Finca San Blas Parcelas Las Hormas 2012 (17.45€) que se quedó corto y rematamos con un Roda reserva 2012 (27€). El servicio del blanco en enfriador fue completo en toda la comida con algún despiste, pero los tintos dejados en mesa se quedaron para autoservicio.

La carta de comidas incluye muchos entrantes de cocina tradicional valenciana (y algún guiño moderno como el bonito escabechado, hummus de garrofón); también un par de ensaladas y los principales son sólo arroces y fideuás; una página de postres variados, aparentemente caseros, completan las opciones. Como sitio de paellas hace que la cocina esté abierta solo para comidas (excepto lunes) y no abren por las noches, ya que paellas en Valencia no se come por la noche (salvo en fallas). Tienen además la opción de encargo para llevar a casa como comprobamos en directo.

Al sentarnos unas pocas papas en cuenco por cortesía de la casa dieron paso a un agua de Benasal, unas cañas de cerveza y un par de vermuts (traidos ya servidos desde cocina ¿?), mientras elegíamos los entrantes que fueron dos raciones de cada en proporciones no muy abundantes para 6 comensales:

. salteado de sepia con habitas ajos tiernos y blanquet: una mezcla de ingredientes que se potencian, sabroso y bien cojuntado.

. bonito escabechado con pil-pil y caramelo de ajo: muy bueno de materia prima y sabor. Recomendable.

. calamar de playa con pesto de albahaca: piezas pequeñas, tiernas, bien de plancha y bien de aliño.

Teníamos ya por encargo 3 raciones de cada que pedimos sirvieran al plato y en el orden que vieran más adecuado:

. paella valenciana: cantidad de ingredientes suficiente (sin sobrar nada) antes de servir, pero con el emplatado hay a quien no le tocaron caracoles, hay quien tuvo poca verdura y quien casi no probó la carne. El arroz ligeramente pasado de cocción aunque muy bien de sabor y cantidad de aceite, la verdura al dente lo que se agradece; no hbo socarrat a pesar de que la leña lo permite (y lo justifica).

. arroz de bogavante (solo por encargo): mucho mejor punto de cocción pero al sacarlo a la vez (o antes) del fuego que la paella, llegó frío a la mesa; el reparto del marisco fue a unos tocó cuerpo y a otros pinzas, las cuales llegaron sin trocear y tampoco se pusieron tenazas para partirlas por lo que se fueron al corral enteras ante la timidez de las comensalas (no sé si ésto es correcto) y el riesgo de manchado. ¿La solución? ponerlo todo troceado y repartido equitativamente.

Postres:

. milhojas de crema de naranja: bonita presentación, muy bien el hojaldre y bien la crema de naranja

. torrija de horchata con helado de leche merengada (x3): sencilla presentación, bien de sabor tanto la torrija como el helado.

Unos buenos cafés y un par de cremaets bien hechos, para finalizar y tras insisitir, y un poco a regañadientes, nos obsequiaron con unos chupitos finales y que fueron uno de whisky, otro de mistela y otros dos de orujo de hierbas que estaban correctos. Con ello dimos cuenta de una reunión (pretendemos que sea al menos trimestral) más del grupo de "Arrocito"  ¡y hasta pusimos fecha de la próxima! (para septiembre).

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Joan Thomas

    Lástima esos "fallos " en la preparacion del arroz para un restaurante especialista en paellas de leña, tanto en el punto de cocción y reparticion en el emplatado como en el olvido de pinzas y tenazas para el bogavante. Curiosa esta costumbre que teneis los valencianos de comer paella solo al mediodia excepto en fallas. A mi me encanta a todas horas también por la noche, jejeje y durante todo el año.
    Saludos

  2. #2

    Abreunvinito

    en respuesta a Joan Thomas
    Ver mensaje de Joan Thomas

    Tu entras en los que comen paella por la noche: los turistas (jejeje)
    Saludos

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