Hace unas semanas tenía una reunión de amigos en Barcelona y se organizaba un evento al que asistiamos en la zona de Santa Coloma de Gramanet, absolutamente ignorante de lo que Barcelona tiene para ofrecer a nivel gastronomico ya que no la pisaba en profundidad desde 2007 eché mano de las opiniones de otros foreros y descartada La Lluerna por presupuesto la elección no pudo ser mas acertada. Llamo por telefono para reservar para un grupo de ocho personas, me explican el menú de finde de semana (35€) pero me indican que no hace falta elegir nada antes de acudir al restaurante, llegamos al local y es una sala grande llena de familias a rebosar disfrutando de comidas familiares y carritos de bebé, nos miramos soprendidos pero nos hacen pasar al comedor interior donde estuvimos mas que comodos y bien atendidos, la decoración es moderna y el lugar mas recogido que el comedor principal, perfecto para grupos.
La carta de vinos es abundante en vinos de Cataluña aunque tiene un surtido variado y con unos precios razonables, elegimos un cava Recaredo Brut Nature (25€) para la mayor parte de la comida aunque la carne se regó con tinto, Muga crianza 2013 creo recordar que a 26€. El servicio de vino fue excelente, copas mas que correctas y eramos abastecidos constantemente por los camareros.
La comida transcurrió a base de entrantes y platos para compartir consistentes en jamón de bellota, buñuelos de bacalao, croquetas, berenjenas, canelones de pollo, arroz de verduras, paletilla de cabrito y unos postres tambien para compartir, para finalizar unos cafés y algunas ginebras y tónicas con lo que salimos para el evento mas que satisfechos. Buen pan del que dimos buena cuenta.
No puedo estar mas agradecido al personal de Ca N'armengol por su hospitalidad y a los compañeros de Verema por facilitarme el trabajo y hacerme quedar de maravilla.
Profesionalidad de los camareros, se nota que son de la vieja escuela y ya entraditos en años, saben estar sin hacerse notar y aparecen en el momento oportuno.
Mantelería y servilletas de hilo y copas Riedel.
Tienen salas separadas donde se sirve el menú y la carta.
Decoración clásica y ambiente acogedor.
Extensa y bien seleccionada carta de vinos y de licores.
La cocina es tradicional pero con aires renovados, tomamos de primero una ensalada tibia de langostinos crujientes y rebozados en fideos chinos y huevo escalfado con setas frescas de temporada, los segundos fueron unas vieiras sobre un lecho de judías tiernas y manzana caramelizada y rape rustido con patatas y pasas.
El vino fué un DO Montsant, Brunus servido a su correcta temperatura.
A destacar el pan artesano hecho en una de las panaderías clásicas de Barcelona, el Forn de la Trinitat, aunque por el pan y mantequilla te cobran 2,50 por comensal.
Nos invitaron a los cafés y rechazamos la invitación a las copas.
En una zona con mucha dificultad de aparcamiento, es muy de agradecer que dispongan de parking propio y gratuito.
Desde 1923 "dan de comer" a los comensales que lo visitan, eso se nota en la honradez de lo ofrecido, la profesionalidad en el trato y el buen hacer de su propietario.
Cocina clásica, carta bien surtida donde destacaré el Bacalao Gramanenc (bacalao sobre fondo de espinacas, pasas y piñones gratinado con "all i oli"): sencillamente exquisito y difícilmente superable. Las raciones son correctas en medida y se controla muy mucho la "proporción grasienta" de cada plato, así como el punto de cocción. Pan de verdad. Servicio eficaz: rápido pero sin agobios y con maestría (no se ven pero se notan). Cristalería justita pero correcta. La carta de vinos es sencillamente magistral: puedes retroceder 100 años en la historia (nacionales y franceses). Nuestra elección fue un Viña Albina 1973 G.R. (58,00 eur). Precios muy comedidos tanto en vinos contemporáneos y en "abueletes" (J.Leon Chardonnay 18 eur).
Respecto al local: bar y restaurante: este último separado en dos zonas, en ambos casos acogedoras, silenciosas.