Desde 1923 "dan de comer" a los comensales que lo visitan, eso

Desde 1923 "dan de comer" a los comensales que lo visitan, eso se nota en la honradez de lo ofrecido, la profesionalidad en el trato y el buen hacer de su propietario.
Cocina clásica, carta bien surtida donde destacaré el Bacalao Gramanenc (bacalao sobre fondo de espinacas, pasas y piñones gratinado con "all i oli"): sencillamente exquisito y difícilmente superable. Las raciones son correctas en medida y se controla muy mucho la "proporción grasienta" de cada plato, así como el punto de cocción. Pan de verdad. Servicio eficaz: rápido pero sin agobios y con maestría (no se ven pero se notan). Cristalería justita pero correcta. La carta de vinos es sencillamente magistral: puedes retroceder 100 años en la historia (nacionales y franceses). Nuestra elección fue un Viña Albina 1973 G.R. (58,00 eur). Precios muy comedidos tanto en vinos contemporáneos y en "abueletes" (J.Leon Chardonnay 18 eur).
Respecto al local: bar y restaurante: este último separado en dos zonas, en ambos casos acogedoras, silenciosas.

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