Restaurante Nómada en Aldaia
Restaurante Nómada
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:

Añadir tipo de cocina

Vino por copas:
Precio desde:
20,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
28 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.1
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.4
RCP CALIDAD-PRECIO
8.3
Txipirones salteados con papaya thai
Chili crabs y noodles
Pastel de chocolate caliente a nuestra manera
Opiniones de Nómada
OPINIONES
8

Objetivo difícil… hallar compatibilidad entre mis amorfos e intolerantes pinreles y unos zapatos que se presten a soportarlos. En un hábitat hostil para servidor como el de los actuales centros comerciales, consumí la mañana entre tallas, referencias, calzadores, plantillas y suelas… por fin mi estómago hizo sonar el gong y di orden a mis tiranas pezuñas para poner rumbo a Nómada.

Nada más cruzar el dintel de la extraña puerta de entrada quedas aislado de las entrañas del contemporáneo zoco en el que está ubicado el local. Atmósfera amplia y moderna donde la vasta barra ejerce su dominio sobre el local. Una chulada. Ahí, en el lateral bajo de la misma me acomodaron.

Vistazo a la carta para que comience a aflorar esa desazón que me asalta cuando leo, y en este caso veo, cómo preparan muchas cosas que me hacen tilín a sabiendas que en esta ocasión, yendo conmigo mismo, seré incapaz de probar… ay, ay, ay, ay, ay!!!… acertaré al elegir?

Entre semana opción Menú del Día por 14.5 € (dos platos y postre) que confeccionas tú mismo eligiendo un plato de cada bloque formado estos por unas 8-10 opciones. Al lío:

Pollo Frito, Arroz Aromatizado y Cacahuetes. Conjunto resuelto sin pirueta alguna. Bien crujiente y gustosa la piel del pollastre, falta de pegada en la salsa que cubría el grano largo y una sobresaliente y juguetona picada de cacahuete con fondo acaramelado que solicitaba más protagonismo. Borroso.

Canelón de Olla Serrana con Salsa Provenzal. Qué cosa más rica, galán! Va y resulta que Begoña tiene raíces en la comarca de Los Serranos (interior de la provincia de Valencia). De destacable tamaño. Contundencia, densidad, sabor desnudo, matices agrios y ácidos que también se dejaban asomar dando alegría al conjunto. Pelotazo.

Podía haber solventado aquí el tema… pero es que pierdo la compostura con facilidad en cuanto me apoyo en una barra y añadí la Caballa, Tamarindo y Verduras Agridulces. Soplete para el pez que descansa en una picada de verduras crudas ligada por la salsa gelatinosa. Puño y letra.

Como postre, Carrot Cake que cumplió su función, de dulzor comedido y textura suave y aireada… lo cual, para uno que se declara poco de postres, se agradece.

Para beber, un doble de cerveza inicial como contramedida al bochorno reinante en el exterior (3.5 €) y un par de copas de Luna de Murviedro D.O. Cava (3€ c/u) de entre la fácilmente mejorable oferta por copas.

Un café, con hielo en esta ocasión, antes de pedir la cuenta.

Correcto servicio de sala, amable, con algún momento más disperso que otro a la hora de calmar la sed.

Cortando el bacalao, Jorne y Bego, tanto monta monta tanto. Un tándem total, siempre en forma, bien escoltados por Ruth en la coordinación de comandas y el resto del equipo. Siempre resulta un placer reencontrarme con ellos.

En resumen, entiendo Nómada como expresión de las ideas más informales, alejadas de la supuesta simplicidad que desprende este adjetivo, que pululan por la privilegiada mente de Begoña Rodrigo. Salí con la certeza de que pronto volveré a seguir desgajando las granujas propuestas de esa atractiva carta. Definitivamente aquí es donde encontré ese día la horma de mi zapato… al menos en lo gastronómico acerté.

 

Local ya comentado y que ha ido buscando coger el punto a la zona, tan diferente en su clientela a cualquier restaurante en la línea de estrella Michelín. Aquí los clientes tienen otro concepto de comer en restaurante, otro tiempo dedicado a comer, sus competidores para captar comensales son locales de pasta, hamburguesas, etc.. con años de experiencia y competición en este ambiente. Hay que encontrar a esos clientes que, aún jugando esa partida, quieren un punto de cocina diferente, no se conforman con alimentarse pero tampoco quieren dedicar 3 horas ni 50€ que prefieren dedicarlos a comprarse unos zapatos. Y compites por esos euros.

Ha cambiado en su planteamiento. Ahora es un menú a medio dia y entre semana por 14.50€ (festivos 19.50€); la confección es a tu gusto para poder variarla en cada visita; a elegir un entrante (10 opciones), un principal (9 opciones), un postre (9 opciones); mantiene una carta complementaria con unos pocos platos clásicos Un menú de noche de 23.50€ y un  menú infantil de 9.50€ completan el abanico.

Begoña se mantiene al frente de los fogones, trabajando como nunca o como siempre (lo que sea más trabajo) y un equipo jóven en sala y en cocina completan el conjunto que permite cumplir una máxima necesaria: dar de comer bien, rápido y a precio muy competitivo.

Dos para comer. Elegimos menú más algún complemento. Los extras compartidos fueron:

. clásico: bao de pato peking: buen "bocadillo", bien de relleno, el pato quedaba un poco seco (como en los otros sitios que lo he probado) aunque sabroso.

. pollo frito con arroz aromatizado: en la estética no lo eligirias ante otras presentaciones y emplatados, sin embargo está bien de sabor y texturas, ración amplia.

. panceta ibérica y mejillones: un mar y montaña (alta montaña) con un fondo picante de nivel medio alto. Muy interesante.

Estos dos últimos fueron cortesía de la casa para probar y opinar. De menú del día elegimos un plato cada uno:

. mejillones al curry verde: servido en cazuela (estilo belga): buenas piezas, jugosas de carne y un caldo para no dejar ni gota. Recomendable.

. caballa, tamanindo y verduras agridulces: amplia ración sobre unas verduritas cortadas final y un aliño agridulce presente sin agobiar.Recomendable.

. salmón lacado con ensalada de espinacas, nueces e hinojo: buena ración de pescado de calidad en el punto perfecto de elaboración. Muy recomendable.

. arroz de pescado: servido en paella individual, ración más que amplia, bien de cocción y sabor.

. crema de baileys y frutos rojos: buena combinación de dulce y ácidos que no empalaga

. bocata frito de banana y chocolate: a modo de "palo catalán" una pieza para golosones.

Para beber pedimos algo fácil y nos dieron Canicas, un albariño que cumplió con 3 copas y media (final de botella). Un agua sin gas pequeña.

Unos buenos cafés finales y el haber conversado unos minutos con Begoña y su pareja completan una gran opción de menú en territorio comanche. El costo incluye solo el precio de lo comido en el menú y las bebidas para una mejor orientación.

 

 

Primera visita al restaurante Nómada de Begoña Rodrigo, optando por la elección de elaborar el propio menú.

Opte por los siguientes platos:

1) Txipirones salteados con papaya thai (buena cocción del txipirón bien contrastado con la papaya).

2) Chili crab y noodles (plato abundante con la base de una nécora y buen punto picante).

3) Pastel de chocolate caliente a nuestra manera (buena combinación de chocolates y texturas).

Bebida: Cervezas, agua. Café.

Servicio amable y rápido. Buena comida y buena RCP. Para volver en breve, sin lugar a dudas.

  • Txipirones salteados con papaya thai

    Txipirones salteados con papaya thai

  • Chili crabs y noodles

    Chili crabs y noodles

  • Pastel de chocolate caliente a nuestra manera

    Pastel de chocolate caliente a nuestra manera

En general muy rico todo. Hemos pedido la Mascletá, que se nos ha quedado un poco floja y pobre de cantidad... la endivia a baja temperatura , muy rica, el pulpo exquisito y un sabroso cerdo bantou. Y para rematar un Banana split a su manera grande y espectacular 😋 y fruta con zumo de albahaca muy refrescante.
Trato muy agradable y genial cenar en barra para ver cómo los platos se van desarrollando. Volveré
Los de al lado han pedido el menú de noche y se han puesto las botas

Después de un primer contacto reducido al menú y algún extra, había el propósito de volver pronto y probar algo de esa carta atrevida e innovadora.

Reserva previa y comida en mesitas estrechas (tipo locales franceses) que dificulta compartir platos y hasta la enfriadora del vino. Buen cambio de platos, cubiertos. Buen servicio en sala.

La carta de comidas incluye un menú de sábados y festivos por 19.50€ que se forma con un entrante, un principal y un postre a elegir entre 3-4 opciones.
Un segundo listado que incluye platos especiales del día como el arroz de plancton.
La carta propiamente dicha y fija incorpora una parte de "verde" (ensaladas, etc); entradas como bravas, ajoarriero, croquetas de ceps, etc; productos del mar: mejillones, pescados, callos de bacalao..; carnes: lasaña de vaca, pastrami, hamburguesa goulash, etc..; postres: tarta finesca, pastel chocolate, lima limon, fruta fresca, etc..

La carta de vinos, adecuada al tipo del local, tiene bastante variedad para elegir; hay incluso extranjeros.
El tipo de local no es para tener una bodega superlativa de grandes marcas y añadas, pero aun así cumple mejor de lo esperado.
Los vinos incorporan datos de la bodega y uva lo que es de agradecer.
Bien servido de inicio, buena temperatura y copas.

Cuatro para comer y decididos a probar cocina. Elegimos tras consultar con el servicio de sala:
. croquetas de ceps x 2 pp: unas croquetas no deben dejarte con la duda cuando has acabado el plato de no saber de que se habían pedido las croquetas. Estas bien que saben a setas y no dejan dudas.
. crujiente de arroz marino y guacamole: recuerda el chip de entrada de la Salita y que sirve ahora de base para formar un curioso plato que incluye hasta camarones. Difícil de comer pero curioso y creativo a la par que sabroso. Dudamos de repetirlo pero decidimos esperar a ver el resto de la comanda. Un plato muy de Begoña con mucho colorido, muchos ingrediente, diferentes texturas y todo formando un armónico conjunto.
. mejillones al curry verde: unas piezas XXL de mejillones, sabrosos, carnosos, bien preparados y servidos en cazuela. Muy recomendable.
. sardinas ahumadas y braseadas con causa limeña de huancaina: comentadas como de picante notable, el ají estaba bien de punto para gustar a casi todos.
. el pescado en su adobo. Espectacular presentación. Buen pescado y buen adobo tipo cazón andaluz, servido sobre una base que es una estructura de pez.
. arroz de plancton con mayonesa de lima y calamar. Servido en cazuela al centro, un arroz de pescado con sus pequeños trocitos de calamar pero en el que destaca la presencia y abundancia de plancton dejando un sabor de mar que lo impregna todo. Muy recomendable.
. postre: pastel de chocolate caliente, praliné y tropezones. Servido sobre papel, una delicia para golosos y choco-adictos. Recomendable.

Para beber aparte de agua mineral, un blanco muy agradable Selbach Oster riesling trocken del Mosela 2015.

Para finalizar unos cafés para todos, bien preparados.

En el precio no se incluye el pescado.

Miércoles noche, sin ganas de cine , pero con ganas de desconectar y disfrutar. ¿Dónde vamos? Tres de tres , a Bonaire a probar esta nueva aventura.
Nos recogen a la entrada y nos recomiendan en la barra, por lo que en tres sillas en la barra desde la que se ve todo el proceso, infraestructura y preparación de los platos .
Cervezas para empezar, pedimos a la carta para probar varias cosas entre los tres.
Aunque de los nombres de los platos no me acuerdo muy bien , el detalle más o menos fué. las patatas bravas , la causa limeña con ají y sardina, pescado en adobo (si todo está espectacular, este plato supera cualquier expectativa), nigiris de salmón y endivias, y para terminar dos molletes de rabo de toro y un taco de carne con picante , impresionante.
Dos postres para compartir, que no recuerdo muy bien el nombre, un taco dulce con chocolate picante y uno con una crema de baileys y frutos rojos , que estaban de vicio.
Tres cervezas , cuatro copas de vino y café
Además de la comida, lo que se disfruta en la barra viendo el marchar de los platos, el dominio del chico al frente de la cocina, encantador por cierto, y el añadido de la decoración y el ambiente que han conseguido crear, ( te olvidas al minuto que estás en un centro comercial) hace que la lejanía desaparezca por completo, y den ganas de repetir en breve.

La primera vez que voy a un centro comercial a comer. Pocas veces voy a estos puntos de compra, y siempre huyo de estar allí en las horas de comer o cenar. La presencia de Begoña como icono en una nueva restauración en el centro comercial me hace ir a comer allí.
Muchas franquicias, mucha pasta italiana y mucha comida fast food, pero hay un faro de Cocina (con mayúscula) que parece una isla en un mar de gente que buscan solo alimentarse, pero como bien se dijo en la Salita: ¿entre 4000 visitantes, no habrán 40 que quieran una buena cocina?

Pues parece que sí, ya que las mesas y la miniterraza están llenas y con leves esperas. La barra, más dinámica, consigue no retrasar clientes. Además en la barra se disfruta de ver el ajetreo de la cocina con muchos, muchos preparadores de platos, ajetreados para dar un servicio rápido.
En la esquina de la entrada una barra, capitaneada por Jorne, que surte de cervezas, refrescos, cafés y licores de una forma separada e independiente, y a veces, como a la hora de cobrar, con problemas de contacto y recepción.

Tras la barra y capitaneando, la propia Begoña intentando conseguir un orden imposible cuando la clientela se apelotona y quiere comer deprisa porque no ha ido al centro comercial a comer y solo necesita cumplir con una necesidad fisiológica.

El local es moderno, bonito, agradable y acogedor. Las sillas altas de la barra son cómodas y permiten comer sin penalización. Los cubiertos puestos en un recipiente común para ir cogiendo conforme cambias de platos.

La carta de comidas tiene su menú de fin de semana y festivo en 19.50€, con 2 aperitivos, 1 entrante, 1 principal y 1 postre; bebida aparte.
En la parte de carta hay muchas opciones sugerentes entre 6 y 9€ por platos tanto de origen marino, como de tierra, como de verde, como de dulce o fruta.

No vi la carta de vinos porque se me ofreció directamente lo que había por copas, eligiendo la opción ofertada aparte de un magnum (¡curioso para copas!) de Pizpireta, un verdejo 2015 muy agradable a 3€ la copa.

Optamos por barra y menú. Buena opción para una pareja como nosotros o para una persona sola, y más complicada para grupo o familia.

Aperitivos:
. buñuelo de bacalao: un clásico, bien realizado, buen tamaño, buen sabor de bacalao, con un alioli que pedía más intensidad.
. salmorejo con espuma de huevo: servido en vasito tipo tubo algo estrecho para cuchara pero sin embargo necesaria para coger desde el fondo y tomar todo el conjunto.

Extras: no resistimos probar algo de cocina fuera del menú básico, por lo que pedimos un par de platos compartidos:
. niguin de endivias caramelizadas y salmón a la brasa, nueces y roquefort: buenos elementos con un fondo de carbón de brasa; magnífica la calidad del salmón.
. alcachofas, huevos fritos (o algo así) y jamón: una buena alcachofa braseada, tiras de jamón con su tocino y un huevo que servía de nexo de unión del plato.

Entrante:
. ensalada de salmón marinado: ensalada verde con un buen salmón y un buen aliño que da sentido al conjunto.

Principal, a elegir, quedando descartada la carrillera, compartimos las otras opciones:
. arroz de conejo y calabaza: un buen fondo para dar paso a un arroz caldoso en su punto con bastante carne y verduras cortadas muy pequeñas (estilo propio). Servido en cazo individual con buena ración.
. guiso de corvina especiada: perfecta cocción del pescado, con un fondo sabroso y meloso con unos dados de patata bien cocida. Buena ración.

Postre:
. lima-limón: en un vaso tipo yogurtera, con merengue de limón y fondo de lima. Adecuado dulzor sin saturar.

La parte liquida fueron 4 copas del verdejo más dos cafés.

Un sitio al que habrá que volver para conocer opciones de gastrotapas de la carta. No hay que venir con la idea de un restaurante de alta cocina, sino como un buen local de tapas y menú competitivo, sin renunciar a una cocina elaborada.
Lo malo es que es difícil no añadir un gasto extra de alguna camisa o blusa, antes o después de la comida.

Nos contaba hace unos meses Begoña Rodrigo (La Salita) su proyecto de abrir otro restaurante en el Centro Comercial Bonaire y se partía de risa cuando le preguntábamos boquiabiertos que si estaba loca.

--“¿Una pedazo chef como tú en un centro comercial?” --“Que sí, que sí, que va a ser muy guapo y muy divertido, ya verás", contaba.

Y no mentía: es guapo y divertido. Y trepidante. Y frenético. Y novedoso. Y bullicioso. Y, y, y… Una pasada.

Ahí la tienes, a La Rodrigo, con dos coj… cocinando de cara al público, con un ritmo endiablado y sin perder la sonrisa. Como todo su equipo, entre el que destaca ese crack llamado Javi Linares (ex Gadhus). Y con Jorne capitaneando con simpatía y buen rollo la sala. ¿Sala? ¡Aquí no hay sala! Esto es otro concepto.

Local muy, muy chulo. Luminoso, moderno, tribal, informal, con una enorme barra (que casi acapara toda la estancia) en forma de “u”, en medio de la cual te cocinan en directo y por televisión. Hay más espacio para comensales en la barra que en las mesas.

Teníamos mesa reservada, pero Jorne nos dijo que nastideplasti, que a la barra, que era mucho mejor, y como somos mu bien mandaos, pues a la barra. Nos colocó justo en el tramo en el que estaba “faenando” La Rodrigo.

Y de comer, ¿qué? Pues si Jorne mandó en la ubicación y en las bebidas, Begoña lo haría en la manduca. --“Begoña, ¿qué pedimos?”... Y nos sacó:

Alcachofas, huevos fritos “o algo así” y jamón
El “pescao” en su adobo
Nigiri de endivias caramelizadas, salmón a la brasa, nueces y roquefort
Pulpo “tostao” y “revolcao” en revolconas
Sardinas ahumadas y braseadas con causa limeña de huancaína
Pastrami casero sándwich club
Taco de cochinita pibil
Lasaña vaca sorpresa
Tacos dulces con chocolate picante

Me encanta esta cocina rollo street food, punto canalla, mestiza. Informal, desenfadada, fresca, atrevida. Presentaciones audaces, puntas potentes y afiladas de sabor, chispazos picantes. Joooé, qué bueno estaba todo.

Y a toooodo trapo. Sin parar. Pim, pam, pim, pam. Plato tras otro. El ritmo en cocina (dentro de la “u”) es, como decíamos, trepidante. No sé las comandas que sacarán adelante en un turno. No sé, ¿200? Tampoco sé cómo demonios Javi no se lía con todas las comandas que tiene en marcha. Ahí, en una isla dentro de la barra, va gobernándolas con su gran rotulador, negro, como su uniforme y su barba.

Fascinante el tema. Pasamos un par de horas de lo más entretenidos, disfrutando como bellacos con los bocados que nos sacaban y observando como hechizados el trajín que se llevaban en cocina.

Bebimos también de maravilla, una manzanilla La Cigarrera, una botellita de Kientz Riesling La p’ite vigne à Emeline 2013 y para rematar, una copita de El Nómada 2013 (jeje, bien “traída” la referencia, Jorne, al menos fonéticamente).

Ya nunca volveré a decirle a mi familia que no, que vayan solas a Bonaire, que yo casi mejor me quedo en casa. ¡Y una leche! A partir de ahora, me apunto a todas.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar