Nueva visita de amigos vecinos a este top de los almuerzos en la capital pero que no se queda solo en almuerzos, porque es también un gran lugar para tapear. Al frente, Tino en el control de la caja, la barra, el servicio, atenciones a los clientes... un crack.
No hay cambios ni en el interior ni en las mesas sobre la acera: sí en la dificultad de aparcar, que ha aumentado con las obras en vísperas electorales, como siempre; pero tuvimos suerte.
Nos quedamos en la sala interior y vimos como se completó el aforo, incluso se dobló alguna mesa; el servicio cumple correctamente y el ritmo de cocina esta bien llevado porque además hay ya mucho material preparado con antelación. Tuvimos la coincidencia de amigos twitteros y de disfrutar de poder saludarnos personalmente. No hay cambios en el comedor.
Entras a la barra y eliges viandas y tamaño del bocadillo; descartamos el minimalismo del medio bocadillo y nos vamos al entero, de un buen pan en formato bocadillo casi cuadrangular, equivalente a algo más de media barra clásica) y que se planchea ganando en crujiente; también pides la bebida que hoy fue del clásico vino (un básico Pluvium tinto) que maridó bien con gaseosa La Casera, la de toda la vida. Ya sobre la mesa se dispone el resto del gasto consistente en una buenas aceitunas y algún variante (algo seco por el tiempo de espera al aire libre) y unos cacahuetes con corteza correctos.
Hay un nuevo almuerzo y los dos nos miramos y, como somos facilones, aceptamos el reto y más tratándose de morcilla de Toribio (de Xirivella, probablemente el mejor embutido de Valencia) y col. Así que fueron:
. bocadillo de Butifarreta x 2: morcilla de Toribio, col, huevo frito, ajoaceite y encurtidos. La col estaba hervida y poco frita para mi gusto, pero sabrosa; la morcilla estaba desmigada y algo escasa pero magnífica; el huevo en su punto sin "solidificaciones"; el ajoaceite bastante ligero pero mejoraba la textura del pan; los encurtidos (incluida alguna piparrita) dentro del pan, marca de la casa, es un invento genial porque, aparte de aportar diferente textura, de pronto empiezas a salivar como si iniciaras el almuerzo. Recomendable.
Por cortesía del dueño y porque los amigos de mis amigos, son mis amigos, nos dió a probar un par de buñuelos de bacalao con su alioli aparte, que resultaron muy buenos de sabor y textura con un rebozado muy ligero y esponjoso. Muy bien.
No pueden faltar los cremaets (estrené mi llavero del cacahuete del collaret) ni faltar la sobremesa; estaban buenos, así que repetimos y aún nos dio tiempo a que, en barra, nos tomáramos unos chupitos de orujo de hierbas por cortesía de la casa mientras comentábamos experiencias gastronómicas pasadas.
¿Algo a mejorar? Pues quizás que el relleno de los bocadillos ha bajado ligeramente sobre las raciones de años anteriores, o es que cada vez entrenamos más y somos más tragones; yo con la morcilla es que no tengo límites, de hecho una vez en una cena de barbacoa con un fan de este embutido, le reté dándole 3 de ventaja (y no eran de Toribio). No aceptó el reto; se sabía perdedor.