Restaurante Ki-jote en Alcala de Henares
Restaurante Ki-jote
País:
España
Provincia:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
36,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
42 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.4
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
6.7
RCP CALIDAD-PRECIO
8.3
miso
gyoza y japobravas
tartares
nigiri
uramaki
udon
Oshizushi.
Opiniones de Ki-jote
OPINIONES
8

Tras un paso por la Alcarria y su cocina clásica de producto y cuchara, una visita a la bonita Alcalá y un paso previo por el cercano Parque Europa (recomendable parar ir con niños), apetecía una comida diferente y, con las buenas recomendaciones de veremeros, elegimos un japo fusión y, por supuesto, el menú degustación.

Parece que ha tenido un traslado de domicilio y ahora se encuentra en la zona céntrica y peatonal, cerca de la Universidad (visita obligada); tiene una entrada tubular que pasa por una terraza externa (que no exterior) agradable para el buen tiempo y un comedor interior de irregular distribución y con decoración mezcla de industrial y algo artificiosa que me parece mejorable pues no transmite la calidez y paz que se espera de un local japo, la música demasiado alta (sobre todo si estás cerca de altavoz) lo que dificulta oir la explicación de platos. Es cuestión de gustos. 

Las mesas son pequeñas, algo juntas en el fondo del local (4 mesas de parejas tipo bistro francés) de madera con manteles individuales. La carta de comidas tiene una especial con el menú degustación, bastante detallado que se agradece para el buen seguimiento de la secuencia gastronómica. La carta de vinos (y más) es muy interesante, amplia, con vinos menos frecuentes, se acompaña además de cervezas, sakes, contando con la presencia de generosos y espumosos; se nota que hay buena dedicación y preocupación por el tema de líquido además del tema sólido. Si a eso añades que el servicio de la sala, monopersonal, amable, bien preparado y que disfruta en su trabajo, con ganas de explicar y aconsejar para hacerte pasar una buena experiencia. Y ya se sabe que se va por la cocina (lo eliges la primera vez) y se vuelve por la sala; y aquí es un ejemplo de ello.

A lo importante: la cocina. Tiene un buen producto (algo esperado en un japo), una elaboración de fusión correcta, un emplatado bueno sin ser muy especial, con una vajilla que cumple. El ritmo de cocina es bueno con el local interior casi completo (exterior cerrado).

Dos para disfrutar y empezamos por la parte líquida: por un "coctail" de preparación casera que incluye vino, vermut, limón y algo más; por otro lado busqué una copa (maldita carretera) de un sake seco que no quedaba y me compensaron con otro superior al mismo precio: Riaku Nigori. Hay que entrar en ese mundo nuevo.

En el otro lado, en el lado "sólido", tomamos:

. sopa miso y tortita de garbanzo: la sopa buena si ser especial, buena presencia de algas. La tortita sorprende que su textura sea blanda, bien de sabor.

. gyozas de verduras y japobravas: las pequeñas gyozas bien resueltas. Las bravas con un kimchi de doble fermentación con algo de mostaza, chile, cayena roja pero que al final mantiene un picante ligero y asequible a todos los no forofos del picante. Bien.

. tartar de atún de picante y tartar de pez mantequilla y paté de trufa blanca:  buenos ambos destacando sobre todo la materia prima.

nigiri de caballa (el del día) y nigiri de atún flameado y wagyu: probablemente lo mejor de la comida; el primero, como nigiri del día, con una amplia pieza de pescado muy bien preparada. Especial mención el de atún impregnado con grasa de wagyu, una mezcla que sorprende y enamora siendo recomendable por apoyarlo en la soja. Excelente.

. uramaki al pesto con tortilla japonesa y uramaki de salmón cremoso y encurtido: aquí no me enteré muy bien de la preparación por culpa de la música. En la parte sabrosa, siempre se busca apreciar los comentarios previos con la información que se aporta a pie de mesa, encontré salmón ahumado en el interior y salmón cocinado en el exterior; tampoco creo que la soja aquí aporte nada.

. udón curry con picadillo de matanza y poché: con el mismo plato que la sopa viene el plato principal, caliente y muy contundente en tamaño y composición con bastante grosor y tamaño de los fideos udon (elaborados con harina de trigo y agua); todo ello dificulta su forma de comer poco acostumbrados a acercar el cuenco a la boca y empujar los fideos (en realidad casi espaguetis) hacia la boca. Bien en sabor y el huevo poché aporta siempre una mejora en el sabor de la pasta de por sí con tendencia algo insípida. No conocía estos fideos y me gustó probarlos.

. postre variado con chupito de choya: tarta de queso con te verde de macha, flan de sésamo negro, coulant de chocolate: el primero bien la mezcla de base de queso con el te; el segundo poca sapidez y correcto el coulant que se apoderaba en intensidad del sabor de todos ellos.

Un agua mineral sin gas, elegante y novedosa en su botella, de Sierra de Cazorla, y un café para salir a la carretera tras una pequeña plática de despedida completaron una experiencia recomendable. El licor de ciruelas, un chupito, cumple como compañía sin aportar excesos de dulzor.

 

  • miso

    miso

  • gyoza y japobravas

    gyoza y japobravas

  • tartares

    tartares

  • nigiri

    nigiri

  • uramaki

    uramaki

  • udon

    udon

Nueva ubicación en C/ San Diego, 3 para este restaurante de cocina fusión entre la japonesa y la mediterránea. Cena en pareja en una amplia mesa desnuda en la terraza del local. Optamos por el menú degustación de verano (34.50 €) compuesto por lo siguiente:

Dos entrantes fríos: chawanmushi (flan salado con shiitake, cigala y gamba) y ensalada goma wakame (para compartir).

Dos entrantes calientes: japobravas (para compartir) y gyoza de verduras.

Dos tartares para compartir: de aguacate con tomate y coulis de mango y de bacalao miso.

Dos nigiris: de caballa y de huevo de codorniz con paté de trufa.

Dos uramakis: de atún ligeramente picante y de tortilla con shiitake, pesto, queso y filamentos de guindilla no picantes.

Un plato principal individual: magret de pato teriyaki (quizás el plato más flojo).

Postres para compartir: tarta de queso con té verde matcha, flan de sésamo negro y dos mochis de mango.

Para terminar, sendos chupitos de choya (licor de ciruelas) y como invitación por la espera entre algunos pases del menú, un par de copas de Osborne Pedro Ximénez 1827 que alargaron agradablemente la velada.

La cocina sigue manteniendo un buen nivel, quizás un pequeño escalón por debajo con respecto a nuestra anterior y primera visita.

La carta de vinos está enfocada con gran acierto a la cocina asiática. De ella elegimos La Viña de Ayer 2018 (D.O.P. Cebreros, 21.50 €), vino naranja de viñas viejas de albillo real en la Sierra de Gredos, mineral y sabroso.

Buen y simpático servicio.

Nueva visita a esta casa y nueva constatación del asentamiento y madurez de Oskar, chef y propietario de la casa.

En el aspecto bebercio, una de esas joyitas de vez en cuando te encuentras, aunque en este caso ha sido recomendación de Oskar, un Calzadilla Matelot, un garnacha blanca de la Alcarria conquense, producida en el Pago de Calzadilla en Huete (Cuenca), muy muy rico, no conocía esta referencia. Ha gustado y mucho.

- Puchero de lentejas, calabaza, miso y katsuobushi. Empezamos fuerte, suavidad en boca, la calabaza y el miso hacen su efecto, y el movimiento oscilante del bonito en seco, le aporta un plus de gracia al plato. Muy bueno.

- Tartar de atun con huevo y arroz. Una presentación ya conocida, mas que correcta.

- Takoyaki (bolas de patata rellenas de pulpo) Pues muy buenas, hacia mucho tiempo que no las probaba, y han gustado,

- Sushi variado. Dos tipos de sushi, uno mas clásico y otro imitando por confección y presentación a una serpiente, para ello, exteriormente, se sustituye el alga nori con un papel vegetal, comestible, que imita el color y aspecto de la serpiente.

- Usuzukuri de gilda. Base de boquerón macerado en soja, pasta de aceituna y sishimi. Original, buen sabor.

- Gyudon (wagyu guisado con soja y dashi sobre arroz). Brutal, me lo apunto para próximas visitas.

- Flan de queso y te verde y mochi de vainilla. Dos clásicos de la casa, que aportan frescura en el momento del cierre de la comanda.

Café con hielo y charla, como es habitual. Volveremos, hay evolución y muy positiva.

Pequeño local situado junto a una de las principales avenidas de la ciudad que ofrece cocina japonesa con guiños occidentales.

Cena para cuatro. Disfrute máximo con el menú degustación Ki-Jote compuesto de los siguientes platos, todos ellos a un nivel sobresaliente, ricos y sabrosos:
Puchero del día. En este caso se trataba de una especie de potaje de garbanzos con algas.
Boquerones macerados en soja con paté de aceituna verde y una mezcla de cayenas japonesas.
Huevos rotos con atún ligeramente picante y arroz.
Sushi variado con anguila, pez mantequilla y langostinos.
Guiso de pollo y cebolla con huevo a baja temperatura y arroz.
Postre: dorayakis (ya entiendo que Doraemon matara por ellos) y tarta de queso con té verde.

El vino que acompañaba al menú lo sustituimos por un par de botellas de un estupendo Lurton Verdejo 2015 abonando la correspondiente diferencia.

Muy buen servicio, simpático, atento y eficiente. Repetiremos seguro.

Breve parada técnica, para tomar unas Asahi, con sus tapas correspondientes (gyozas de verdura y berenjenas con vinagreta dulce), un rato de charleta con Oskar y probar la ultima incorporacion a su oferta. El Oshizushi.

Se trata de un sushi de forma rectangular, para cuya construcción es recomendable la utilización de un molde conocido con diferentes nombres: Oshizushi No Kata, Oshibako u Oshizushihako. (Información extraída de Internet, que yo en estos aspectos, como en tantos otros, soy parvulito)

Su versión y de abajo hacia arriba, se compone de capas de arroz, tamago, arroz, atún y tocino flambeado.

Curiosa presentacion con un sabor suave y delicado. Muy bien.

  • Oshizushi.

    Oshizushi.

Cuando has confiado en la bondad de un restaurante desde sus orígenes y cuando has sido testigo de ver como paso a paso, a base de trabajo y esfuerzo, como sus propuestas van ganando en profundidad y atrevimiento y como va creciendo su clientela día a día, sientes una honda satisfacción al ver que el éxito, en el que tu confiaste, va llegando.

Es el caso de este restaurante que aunque se autodenomine como restaurante fusión, en el fondo sus propuestas, emho, mas se podrían encuadrar en restaurante de cocina japonesa. Y desde luego, hace falta valor o una plena seguridad en tus capacidades para instalar un espacio de estas características en una plaza tan difícil como esta, que desde hace muchos años ha estado acostumbrada a la cocina castellana, en su versión pura y dura. Ahora los tiempos están cambiando, aparecen nuevos locales con propuestas mas modernas y variadas, pero en cocina japo, insisto, hay que echarle valor.

Forma parte de ese atrevimiento, al que antes aludía, una propuesta que presenta al 3er Certamen del Alcalá Gastronómica, al que ha denominado: Duelos y Ke-brantos de atún del Ki-jote. Su versión innovadora de aquel plato al que Cervantes aludía en los primeros párrafos de su obra universal:

«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.» [Quijote, primera parte, capítulo primero, página 1]

¿Y como se cocinaba ese plato que Alonso Quijano degustaba los sábados? Buscando he encontrado esta receta, que según los estudiosos, puede ser la receta mas cercana a la realidad de la época:

"Ponemos unos trozos de tocino de cerdo entreverado en una sartén untada de aceite, le damos unas vueltas, y añadimos unos trozos de chorizo. A continuación batimos unos huevos que echamos por encima del sofrito, y le damos unas vueltas mientras se cuajan.
Se puede sustituir el chorizo por una sesada de carnero cocida y cortada en pequeños trocitos, antes de añadirle los huevos"

La originalidad radica en sustituir el chorizo por atún, y presentarlo en dos texturas diferentes: Una especie de tortilla/huevo revuelto con el jamón, y de otra parte, el atún rebozado con corteza de cerdo.

He tenido la suerte de probarlo y debo decir que está muy bueno. El contraste de sabor del atún con la corteza de cerdo es muy interesante.

Después de esta introducción, vamos al lío.

Optamos por el menú Ki-jote, en su doble vertiente: normal y vegetariano. Con solo un cambio en el primer pase, para ambos optamos por una crema de verduras, y ello, porque incluimos como extra un Ramen, caldoso, de excelente sabor; no soy experto en este plato y por ello no puedo decir si es el mejor o no de entre los existentes, solo puedo decir que nos ha gustado y mucho.

Primer pase, como ya dije anteriormente, una reconfortante crema de verduras.
Segundo pase: Usuzukuri de vieiras y Gyozas de verdura. Ambos platos ya conocidos y que siguen a muy nivel.
Tercer pase: Tartar de pez mantequilla con setas shitake y trufa blanca y Tartar de aguacate, cada uno en su estilo, buenos platos.
Cuarto pase: Surtido de cuatro tipos diferentes de sushis. Correctos.
Quinto pase: Carrillera al teriyaki y Berenjenas a la miel. Dos muy buenos platos.
Sexto pase: Dayfukus de sesamo y tarta de queso. Ambos excesivamente fríos, pero una vez algo mas atemperados, denotan un buen sabor. Muy agradables.

Un Lurton verdejo, y nuestros cafés con hielo, ponen fin a la visita a este lugar, que supone para nosotros un placer, y que repetiremos seguro.

Día de Reyes, día elegido para volver a visitar este lugar, que nos dejo buenas sensaciones en visitas anteriores y de paso, comprobar la evolución culinaria de su chef, Oskar Reguilon.

Como ya dije, en reseñas anteriores, local muy agradable pero pequeño, apenas 30 - 32 personas de capacidad, pero hoy, a diferencia de visitas anteriores, presenta un lleno absoluto. Buen síntoma. Parece que esta cocina empieza a calar entre el publico. Me alegro.

Mejora sensible en la oferta de vinos, ya no es tan escueta como en el pasado, ya existe mas variedad, lo cual ofrece mayores posibilidades. De su oferta, nos decantamos por un Sauvignon blanc frances, un J.P. Chenet, un vino fresco, agradable en boca, fácil de beber.

La oferta de comercio, sigue la misma estela, menús de degustación, corto y largo, con sus versiones vegetarianas, ofertas especificas, y posibilidad de comida para llevar.

Charla previa con el chef que sirve para diseñar el contenido de la comanda. Añadimos un sopa de miso, y sustituimos un plato común y uno de los platos solo para uno, el resto se mantiene como base, el menú ki-jote.

- Sopa de miso, reconfortante para el frío que hace en la calle. Buena presentación y muy buen sabor.

- Ensalada de langostinos panko. Buen tamaño de los bichos, presentados sobre una ensalada verde correctamente aliñada.

- Usuzukuri de vieiras con sal de wakame. Muy buen plato, buena calidad, buen de temperatura, sabor muy agradable en boca. Muy rico.

- Tartar de pez mantequilla, seta shitake, paté de trufa blanca, cebollino y aceite confitado de shitake. Excelente plato, suave y agradable en boca, quizás un poco mas condimentado le hubiera hecho ganar enteros. No obstante, buen plato.

- Maki de pez mantequilla. Buen maki, con tamaño adecuado, suave y delicado. Arroz muy bien tratado.

- Uramaki crujiente de anguila. Muy bueno. Al igual que en el caso anterior, arroz muy bien tratado. Comería bastantes mas.

- Teriyaki de pollo. Me cuentan que estaba muy bueno.

- Carrilleras en salsa teriyaki. Tiernas, jugosas, excelente combinación con la salsa teriyaki, muy bien.

- Dayfukus de vainilla y te verde. Postres ya conocidos, correctos, si bien hoy, el frío no invitaba a este tipo de postre.

Cafés con hielo y punto final a esta visita que permite comprobar una mayor aceptación por parte del publico a esta cocina, así como apreciar que la evolución de este cocinero sigue en progresión ascendente. Volveremos, sin ninguna duda.

Primera visita "formal" para probar las propuestas de restaurantes, hasta ahora las visitas se habian ceñido a las versiones de tapas y raciones.

Estas propuestas se traducen en dos tipos de menus con dos variantes cada uno de ellos, a unas sugerencias del chef y a una lista de ingredientes para que , de acuerdo con tus gustos, el chef pueda prepararte la comanda.

A diferencia de las versiones tapas y raciones, mas volcada en cocina fusión, la oferta de restaurante se centra mas en cocica japonesa, si bien hoy esta adaptada a un tipo de publico mas amplio, poco a poco, estas propuestas iran subiendo de nivel, acercandose a una oferta mas ortodoxa.

Oferta de bebercio, simple y sencilla, a destacar la escasa presencia de vinos blancos, - solo tres marcas -, precisamente el vino que mejor marida con la cocina japonesa. Olvidé preguntar sobre la presencia de sake. En este capitulo, cumplimos con un Blanco Nieva, de uva verdejo.

En el capitulo comercio, optamos por una sugerencia del chef a modo de entrante y el menu Ki-jote en sus dos variantes.

Uramaki de salmon flambeado. Generosa racion (8 piezas), de buen aspecto, corte y sabor. Buena sugerencia.

Ensaladas de goma wakame / langostinos panka. Esta ultima ya conocida, sigue teniendo buen nivel; la correspondiente al alga wakame, generosa, sabrosa, agradable.

Usuzukuri de vieiras con sal kombo / Gyozas de verduras. Esta ultima tambien ya conocida, muy muy buenas. Mientras que el usuzukuri de vieiras, presenta un excelente corte, buen producto, excelente sabor, un muy buen plato.

Huevos rotos sobre arroz con setas shitake / tartar de atun picante. Estos platos se deben entender como concesión a una parroquia que debe acercarse a este tipo de cocina sin asustarse, ninguno de ellos necesita ni el arroz ni el huevo roto, se bastan por si mismos para ser buenos platos, si bien el picante del atun no se apreciaba. No obstante, en ambos casos, bien de sabor.

Maki y uramaki, vegetales y de pescado. Se repite la generosidad de la ración, buen tamaño y buen tratamiento del arroz.

Yakitoridon y Yasaiitame. Bien las verduras al wok, al dente, mientras que la presencia del arroz en el Yakitoridon, salvo el guiño a la parroquia indecisa, no le aporta gran cosa.

Dayfuku de te verde / vainilla. Bonita presencia y buen sabor, con un poco menos de frío se hubiera apreciado mas el sabor.

Cafes frios para no variar, charla con el chef, planes de ir evolucionando la oferta culinaria hacia cotas mayores.

Nos ha dejado una grata impresión, por ello, habra que volver.

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