Segunda visita a este local, que, y aunque nos dejo buenas sensaciones en la primera visita, entendíamos que tenia que mejorar en algunos aspectos, y para ver su evolución, hemos vuelto.

Pues al igual que entonces, salimos sin batir palmas.

Decoración sencilla, agradable, sigue con insuficiente iluminación, desde el punto de vista de la fotografía, el tono amarillento que aparece en las fotos hace que estas no sean atractivas.

Las mesas siguen desnudas, si bien ahora hay servilletas de tela, algo es algo, pero seguimos depositando el pan directamente en la mesa.

Sala atenta y amable, formada con personal distinto al que había en la anterior visita.

Carta sigue siendo breve, con propuestas galaico-portuguesas interesantes, con una oroginal distribución de los platos, no están separados por entrantes, principales, pescados, o carnes, no, están colocados por orden de precios, del plato mas barato al plato mas caro.

Carta de vinos donde ya están disponibles vinos portugueses y algún canario. De lo ofertado nos hemos decantado por un Quinta do Carmo del Alentejo, un vino con sabor fresco y agradable.

- A diferencia de la anterior visita, hoy si ha habido aperitivo, un Paté de pato, que mas que paté era un picadillo.

- Queso majorero a la plancha con olivada negra y confitura de tomate. Buen entrante, cantidad generosa, bien plancheado, buen sabor.

- Alcachofas al carbon, con colas de cigala crujiente y piri piri. Sin duda el mejor de los platos consumidos. Generosa ración, impecable alcachofa, muy rica, una cigala con sabor a cigala, quizás el unico pero seria la excesiva livianidad del piri piri, un poco mas de punch no le hubiera venido mal.

- Bacalhau a bras. Sigue en la linea del tradicional plato portugues, con buena presentación aunque flojo de sabor, hoy si se presenta el bacalhau desmigajado y no troceado, lo cual mejora el plato y con el huevo mas liquido y no tan seco, todo ello hace que el plato gane considerablemente. No obstante, tiene una alarmante falta de sabor.

- Secreto ibérico a la brasa con piña caramelizada y ensalada de hierbas frescas. Por calidad de producto, por ternura, jugosidad y cantidad, podría ser un platazo. Pero unas hierbas con un aspecto mortecino, y una piña caramelizada que solo sabe a carne, le penaliza extraordinariamente. Una pena.

- Tiramisinho al vino de Oporto. Repetimos este postre que en la anterior visita nos gustó, sin embargo hoy no estaba igual. No se apreciaba el sabor del Oporto. Hoy no.

Cafés con hielo ponen fin a esta visita.

Las sensaciones no son malas, pero como decía al principio, volvemos a salir sin batir palmas y sin sonrisas, y eso después de dos visitas, empieza a no gustarme.

Previa reserva un par de dias antes y con cierto escepticismos porque últimamente tengo la impresión de tomadura de pelo en muchos restaurantes, acudimos puntuales a comer. Cuando llegamos aun no se había llenado pero a eso de las 3 todo estaba completo excepto una mesa de 5 personas a nuestro lado que llegaron a mas de las 3,30 … cosa que agradecimos ya que venían acompañados de 2 niños ruidosos que ya apuntaban maneras nada mas llegar… Hay que decir que el local es muy bonito y agradable y salvo el bullicio comentado no oímos nada mas en toda la comida.
Nos atendió en primer lugar el dueño y luego fue otra persona quien no fue tomando nota muy amablemente.
Nada mas darnos las cartas nos dijo que la carta de vinos estaba muy incompleta y que si queríamos podíamos mirarla pero que tuviéramos eso en cuenta… también nos dijo que tenia un vino que estaba ofreciendo fuera de la carta muy bueno y que nos daba a probar . Le dijimos que encantados y nos sirvió un poco. Nos pareció muy muy bueno y le preguntamos precio. 16 €. Mas que aceptable porque la carta esta un poco subidita de precios. El vino es un reserva de Alentejo llamado Insólito. Muy muy rico. Eso si… las copas deplorables. No voy a puntuar por todas estas circunstancias el servicio del vino ya que bajaría tremendamente la nota media y no lo merece.

Para comer decidimos compartir 3 platos:
• Bacalao espiritual. No conocía este plato portugués. En una pequeña cazuela ( preciosa por cierto) un bacalao tipo “com natas” pero que lleva zanahoria muy picadita. Riquisimo. Venia acompañado de cortezas de piel de bacalao,
• Carabinero con couscous y curry rojo. Llega a la mesa entero pero la camarera lo acaba de preparar a la vista pelando el carabinero y sacando todo el jugo de la cabeza que revuelve con el couscous. Deja aparte lo que queda de la cabeza y di buena cuenta de ella porque siempre se puede aprovechar mejor “ a mano”. Un plato espectacular . e los que impactan tanto por mezcla de sabores como texturas
• Pollo picanton a los cinco cítricos. Un pollito entero asado donde la gracia es el marinado que lleva y que da lugar a una jugosa carne que se deshace en la boca. Viene con unas patatas al horno riquísimas y otros acompañamientos de hierbas varias y trozos de naranja y pomelo. Platazo
No pudimos tomar postre porque estábamos hasta arriba. Solo cafes.

Pagamos 67 € por el festin.
Me encantó la comida, la atención, el vino y todo. Hacia muchiiiiisimo que no salía tan bien de un restaurante.
Volveremos sin duda y no me importaría volver a comer lo mismo. Que ganas tenia de ir a un sitio donde comer mejor que en mi casa, a buen precio y con sabores y sensaciones novedosas.

Hemos estado el sábado con mi pareja, su ubicación es muy buena, en el Barrio de Las Letras, la decoración muy luminosa y agradable, la camarera estuvo pendiente pero sin agobiar, tomamos un vino blanco albariño de las Rias Baixas llamado Lolo muy suave y comimos unas hamburguesas pequeñas riquisimas, picanton con verduritas baby muy tierno y jugoso, y bacalao a bras un plato difícil de encontrar en Madrid estaba estupendo, seguro volveremos a probar otros platos, seguro.

Primera visita a este local, por el que, en el poco tiempo que llevan abiertos, han desfilado por sus salas, gran parte de los criticos, expertos, enteradillos y meros aficionados a las cosas del comer.

Nos ha dejado buenas sensaciones, en general, - si bien es cierto que no hemos salido batiendo palmas - , aunque tiene un importante margen de mejora. Pero apunta maneras, y para percibirlas, volveremos.

Decoracion, simple, sencilla pero muy agradable, excepto por la iluminacion, y lo digo desde el punto de vista de la fotografia, utilizar luz amarilla hace que las fotos no sean precisamente nada del otro mundo.

Como ya se ha escrito anteriormente, mesas desnudas y servilletas de papel, mas bien malillo.

Sala atenta y muy amable, con ganas de agradar, y sorpresa, en una de las salas un camarero al que conocemos de nuestras visitas a Sudestada y Chifa.

Carta breve con propuestas galaico-portuguesas interesantes y carta de vinos en periodo de creacion, - ningún vino blanco portugues disponible hasta dentro de unos días -, ello nos lleva a inclinarnos por un Paco & Lola.

De las propuestas en carta, nos hemos decantado :

- Chipiron salteado, papada iberica (inapreciable), sobre tortilla de maiz con chimichurri. Discreto, chimichurri falto de sabor y excesivamente liquido. Si no tienes cuidado, y por encima del chipiron esparces demasiado caldo del chimichurri, corres el riesgo de depositar ese caldo sobre la mesa, o lo que es peor, sobre tus pantalones, camisa, etc.

- Ensaladilla con encurtidos (minimos trocitos diria yo) y pulpo a la gallega. Buena ensaladilla, buen contraste del pulpo y su ajada con la ensaladilla.

- Bacalhau a bras. En la linea del tradicional plato portugues. Buena presentacion y sabor, pero en opinion de un no amante de este bicho, si el bacalhau hubiera estado desmigajado y no troceado, y si el huevo hubiera estado mas liquido y no tan seco, hubiera ganado considerablemente. Pero es una opinión personal.

- Arroz meloso (risotto) con ragout de setas y queso portugues. Buen arroz, buen plato, si hubiera que buscar algún pero, demasiada intensidad del queso.

- Tiramisu al vino de Oporto. Muy buen postre, equiparable a la receta que habitualmente consumimos pero sin el amargor del Amaretto. Muy rico.

- Torrija con helado de caramelo (Fuera de carta). A pesar de servirlo incompleto, - habitualmente se sirve con unas lineas de chocolate blanco por encima, y que al contacto con el calor de la torrija se deshace y ofrece un buen contraste de sabor, o eso nos contaron, y digo contaron, dado que en el nuestro no estaba presente - , es un muy buen postre.

Cafes con hielo ponen fin a esta visita.

Como decia al principio, nos ha transmitido buenas sensaciones, suficientes como para volver proximamente.

En Ventura de la Vega, una de las calles con más restaurantes por metro cuadrado de Madrid, acaba de abrir ATLANTIK CORNER, restaurante dedicado a la gastronomía galaico-portuguesa. Se trata de un local amplio y agradable, barra de tapeo a la entrada y varios comedores decorados en plan rústico-chic en colores claros, algún grafitti, bombillas de diseño y flores secas por doquier.

Carta breve, sin posibilidad de medias raciones, con especialidades sobre todo portuguesas y carnes a la parrilla. Todos los platos entre 10 y 20 euros. Dos personas, pedimos:

Tacos (2) con chipirones a la plancha, papada (que no notamos), yerbas varias y chimichurri. Se dejaban comer aunque no nos entusiasmaron.

Bacalao a bras. Bacalao desalado en su punto de sal, con unos huevos y patatas de calidad. Meloso y sabroso. Muy bueno. Al nivel de los mejores probados en Portugal.

Arroz con setas y queso. Una especie de risotto de arroz bomba, hecho en caldo de carne, con setas y el delicioso toque que le da un queso portugués parecido a la torta del Casar del que no recuerdo el nombre. Un plato redondo. Para repetir.

De postre, fuera de carta, una torrija templada con una textura esponjosa servida con helado de caramelo. Estaba extraordinaria.

Carta de vinos interesante con muchos caldos portugueses y gallegos. Nos decidimos por un albariño gallego llamado Lolo, fresco y fácil de beber.

Vajilla y cristalería de calidad, aunque no hay manteles y las servilletas son de papel chungo (esto hay que corregirlo).

Servicio eficiente a cargo de un simpático camarero ex-sudestada. Agradable charla con el dueño, de nacionalidad portuguesa, que nos contó que ha estado dos años formándose, buscando el local y el equipo para abrir este restaurante, que es su primer negocio de hostelería.

En cuanto al precio pagamos 63 euros, a unos 30 por cabeza. No es barato, pero lo consideramos un precio muy correcto para la calidad de lo consumido.